06 agosto, 2015

Monstruos bajo la cama

Martes, 4 de agosto de 2015

Todo ser humano tiene ese lado oscuro que trata de mantener oculto más que para los demás, para sí mismo. Es la parte en la que sabemos que escondemos nuestros miedos, nuestras frustraciones, nuestros complejos y nuestras peores pesadillas. Son los monstruos que escondemos bajo la cama, o tal vez esa alfombra vieja y pesada que los retendrá mientras nadie mire debajo. Aunque sepamos que están ahí, al acecho, no nos asomamos por miedo a que nos devuelvan la mirada y vuelvan a hacerse reales.

tumblr_ndeaqb77MP1u0dlgeo1_1280

El problema viene cuando queremos guardar otro monstruo bajo la cama y levantamos la colcha para ver si hay hueco. Y de pronto un montón de ojos brillantes aparecen como luciérnagas en una noche de verano. Esta vez no va a ser posible impedir que tomen el control, porque se han unido para salir en estampida. Es imposible retenerlos a todos y se hacen fuertes en nuestras más profundas dudas, en nuestros miedos más irracionales, en los recovecos más oscuros de nuestra mente retorcida y complicada. Rugiendo de gozo por haber roto sus cadenas toman el control de nuestras emociones y sólo podemos quedarnos agazapados en una esquina, esperando a que se cansen, que el tiempo los apacigüe y tal vez podamos tener la fuerza de voluntad suficiente para cazarlos de nuevo. Uno a uno. Con un considerable esfuerzo y desgaste.

Nunca somos lo suficientemente cuidadosos ni tenemos la energía suficiente para poder contenerlos. Están ahí, acechando, esperando ese momento justo de debilidad. Entonces es cuando clavan las garras en nuestro estómago y lo retuercen hasta encontrar el anclaje de sus colmillos en nuestro corazón, en nuestro cerebro y en nuestra alma. Podremos sobrevivir al asalto, podremos rechazar el ataque, pero las cicatrices serán profundas y sangrantes y aunque lleguen a curarse, habrá un dolor sordo que nos recordará continuamente que pudimos haber perdido la batalla. Y con ella a nosotros mismos.

Están ahí, aunque habitualmente no queremos verlos. Están ahí aunque los guardamos bajo llave para confiar en que dejarán de existir por sí mismos. Están ahí porque aún recordamos el dolor intenso de esas cicatrices que hemos maquillado con capas de falsas sonrisas, forzados sentimientos y pobres justificaciones.

No deberíamos levantar nunca la alfombra para ver qué hay debajo. No deberíamos asomarnos bajo la cama para husmear en la oscuridad. No deberíamos… Y sin embargo no podemos evitarlo. Y ésa será la ocasión que estaban esperando los monstruos. Tus monstruos. Tú mismo.

Abby Kroke - The monster in the mirror

22 julio, 2015

Mi bastión (mi marido)

Miércoles, 22 de julio de 2015

Creo que nunca he tenido el valor de dedicarte un texto completo única y exclusivamente a ti. Es posible que lo hiciera por vergüenza de lo que pensarías de mí o de lo que pensarían los demás sobre ti. Pero esta vez me da igual, porque creo que no voy a poder siquiera acercarme a la realidad ni definir con absoluto detalle todo lo que quiero expresar.

Sí, tú eres mi bastión. Eres mi última defensa siempre que lo necesito, donde me protejo y me siento seguro, donde sé que siempre puedo escapar cuando el peligro acecha y que se mantendrá firme contra viento y marea.

tw3wh-lonely-tower

En los momentos mejores y en los peores, nunca has renunciado a mí, a seguir queriéndome, a amarme con esa discreción y delicadeza que te caracterizan. Incluso cuando más motivos te he dado para darme la patada definitiva de tu vida, preferiste sacar las garras y luchar por nosotros, dándome razones para comprender que quien te demuestra tanta tenacidad y confianza en una relación no merece más que le devuelvan el favor.

Has sido mi enfermero en las (pocas) ocasiones en las que te he necesitado, has sido hombro sobre el que llorar incluso cuando no querías preguntar qué me ocurría, has acariciado y besado mi cabeza para calmar mis pesadillas, me has mirado a los ojos cuando has sabido que la respuesta que te daba era una evasiva, has apretado más fuerte el abrazo cuando los sollozos arreciaban, has conseguido que una sonrisa aflorase cuando ni yo mismo pensaba que era posible, has sido compañero de viaje en la vida sin pedir casi nada a cambio, has sido amo de casa y marido a tiempo completo, has organizado mi caótica vida para que yo no tuviera que preocuparme por detalles, has hecho lo posible por acomodarte a mis manías y lo sigues haciendo, has impuesto tu opinión tras batallar conmigo y mis pobres argumentos, has vuelto a dirigirme la palabra incluso cuando debía haber sido yo el que comenzara con un “lo siento”, has permitido que durmiera sobre ti incluso si se te dormía el brazo, has conseguido sorprenderme con cada regalo aunque no te diera ninguna pista, has soportado mis devaneos y mis mentiras sin que sepa aún por qué, has esperado pacientemente todas las veces que he llegado tarde a nuestras citas, has sido capaz de dejarme entrar en la ducha contigo pese a lo apretados que estamos porque sabes que me encanta, has convertido nuestra casa en un hogar –nuestro hogar-, has sido un defensor implacable cuando lo he necesitado, has sido mi mejor apoyo incluso cuando sabías que no tenía razón, has aceptado mi faceta más friki y me has dado libertad para disfrutarla, has esperado en la cama a que llegase más tarde de lo debido porque me he quedado hasta las tantas haciendo demasiado ruido con el teclado, has planchado mis camisas de lino sin rechistar más de la cuenta, has deshojado todos los cumplidos del mundo cuando me he puesto un traje que me quedaba bien, has permitido que el cajón de mi ropa interior favorita esté a punto de reventar aunque en parte sea gracias a ti, has consentido que te coja de la mano por la calle de vez en cuando pese a que tú no eras de expresiones públicas de afecto, has disfrutado conmigo de una boda entre nuestros mejores amigos porque sabías que me hacía mucha ilusión, has permitido que al dormir te abrace y me apriete contra ti pese al calor que desprende mi cuerpo…

fe812b28a39b03af44be53fe9802f48a

Podría estar horas y horas detallando por completo estos casi catorce años juntos y aún así no habría llegado a trazar mínimamente el boceto de lo que significas para mí. Y sé también que detestas profundamente ser el centro de atención aunque te lo merezcas. Esta noche me da igual. Esta noche quería por fin hacerte el protagonista de mi historia, porque en mi vida eres más protagonista que yo.

Te quiero, marido mío. Mi oso, mi “hoyitos”, mi otro montón de apodos cariñosos que hemos ido dejando por el camino. Te amo no sólo por lo que eres, sino por lo que soy yo cuando me siento seguro entre tus brazos.

17 julio, 2015

Sólo una pesadilla

Sábado, 18 de Julio de 2015

El joven vampiro caminaba sin saber muy bien ni dónde estaba ni hacia dónde se dirigía. Una espesa niebla lo envolvía todo y evitaba que se divisara más allá de unos centímetros de sus ojos. Ni tan siquiera sus sentidos agudizados al máximo lograban traspasar esa barrera impenetrable, lo cual indicaba que tenía algún componente mágico o sobrenatural. Aún así seguía caminando más por la fuerza de la costumbre que por un verdadero deseo de llegar a ninguna parte.

i_walk_alone_by_nelleke-d6iosp8

De una forma casi instintiva, notaba a su alrededor presencias que le susurraban en un lenguaje que desconocía. Poco a poco fue captando palabras sueltas y finalmente descubrió que era una cacofonía de gritos y voces que se dirigían a él directamente, alejándose y acercándose para dejar mensajes muy perturbadores.

“No vales nada, estúpido chupasangre, no vales nada de nada. ¡Inútil!”

“Estás solo, ¿es que no lo ves? Nadie te va a ayudar, ni siquiera tú mismo”

“Ya no sabes ni cómo se llora, has perdido hasta esa pizca de sentimientos que te quedaban. No eres más que un cadáver andante”

“Tú eras un Príncipe, estabas en la cumbre. Y ahora nadie se acuerda de ti. Tus tiempos de gloria pasaron, pero sigues sin asumirlo. ¡Imbécil!”

“Todos estaban a tus pies… O eso creías. Te engañaste a ti mismo, todo fueron imaginaciones tuyas. Lo único que hacían era estar cerca de ti para reírse más de tus estupideces”

“¿Crees que contabas con aliados? ¿Con amigos? No les sirves de nada, no tienes nada que ofrecerles. Deja de ser una carga en sus vidas. ¡No vales nada!”

“Nunca supiste defenderte bien de tus enemigos, hicieron lo que quisieron contigo. Todas las batallas importantes se han librado dentro de esa cabeza hueca que tienes. Y siempre las perdías tú, ¡qué irónico!”

“La ilusión de tu supuesta Humanidad no engaña ni a un ciego. La perdiste hace tiempo y ahora te agarras a la esperanza de que no eres un monstruo. Bienvenido a la realidad, monstruo de caricatura”

“¿Fuerza de voluntad? Nunca tuviste ni una centésima parte de la necesaria para hacer nada por ti mismo. Sólo te dejabas llevar. Y ni siquiera eso lo haces bien”

“Te haces viejo. Más aún. ¿Esperas que el tiempo te respete? Se nota a la legua que ha sido bastante cruel contigo”

“Tuviste tu propio Rebaño y si no los has matado tú, te han ido abandonando cuando les han ofrecido vitae más exquisita. No sabes ni retener a los mortales”

“¡Cobarde! Siempre murmurando que vas a ver el próximo amanecer y antes de que asome el primer rayo corres a ocultarte en lugar seguro”

images67676-658x208

 

Las voces seguían disparando con mucho acierto y las sentía como golpes físicos que le vapulearan constantemente. El vampiro intentó seguir avanzando hasta que las fuerzas le fallaron y cayó de rodillas. Se sujetó la cabeza con las manos y trató de gritar, pero sólo consiguió que unas lágrimas carmesí brotaran de sus ojos. Deseaba alejarse de aquellas voces, pero sólo se hacían más y más fuertes.

De pronto, inspirando un aire que no necesitaba para llenar sus muertos pulmones, se despertó de la terrible pesadilla con la sensación de que aún sentía aquellas voces rebotando en su cabeza. “Malditos Malkavians, pensó, ¿qué les habré hecho yo para que me torturen así?”

14 julio, 2015

Estaciones de paso

Martes, 14 de julio de 2015

Mi marido, que siempre guarda sus perlas ocultas de grandísima sabiduría para iluminarme, dejó caer el otro día mientras conducía de vuelta a casa una frase tan obvia, que no se me había ocurrido nunca: “cariño, nosotros sólo somos estaciones de paso.”

a6995579812122828da9be24ebb2e0dbo

En ese momento hablábamos de un conocido que durante unos meses se ha convertido en un nuevo amigo con el que es agradable estar, con quien decides cenar de vez en cuando y su compañía empieza a ser una pequeña rutina en tu vida. Sin embargo, esta situación cambia cuando aparece el amor (en su vida, la mía la tengo ya bastante cubierta en ese sentido). Unido a que debe cambiar de ciudad por trabajo, que su familia está lejos, que tal vez se sienta un poco solo, ahora ocupa prácticamente todo su tiempo en su incipiente relación. Por lo tanto, los ratos con los amigos se han reducido a la mínima expresión. Las emociones fuertes es lo que tienen. Una frase que yo uso mucho: “antes tenía amigos y ahora tiene pareja”.

Pero es cierto que la perla de sabiduría provocó una cierta reflexión que quería compartir y por eso retomo mi polvoriento blog para ello. Ser estación de paso. Porque cuando los viajeros se detienen en una, tal vez no sean conscientes de que no van a permanecer demasiado tiempo, pero siempre el justo para disfrutarla, aprovechar la sombra de interior, cobijarse del frío y la lluvia o bien tomar un café para despejarse antes de coger el siguiente tren.

485025193_145af071f3_b

Y los trenes, lo queramos o no, nunca dejan de pasar. Detenerse definitivamente en un viaje se hace sólo en las estaciones de destino, que generalmente se encuentran en ciudades más grandes, con más maravillas que visitar y una verdadera intención de quedarse. Al final, las estaciones de destino son quienes aparecen en las fotos de Facebook o Instagram con sus turistas risueños y sus filtros color sepia. No tienen por qué estar en ciudades verdaderamente concurridas, simplemente tienen que tener una vía donde el camino muera y los pasajeros decidan que no quieren buscar otro billete que los lleve de vuelta a saber dónde.

Pero las estaciones de paso siguen donde están, en medio de la nada, sin ningún interés más allá del de ser pequeños descansos en un viaje que se antoja largo y aburrido. Y cada pasajero que se baja deja su marca, erosiona un poco las paredes, pule los suelos con sus zapatos. La estación simplemente está ahí para recibir al siguiente, posiblemente porque no sepa hacer otra cosa y esas pequeñas visitas fugaces sirvan para romper su aburrida monotonía o dar un poco de ruido al hall vacío. Quien pasa por esas estaciones se alegra de la parada y las suele recordar, tal vez sin mucho detalle, con gran cariño y agradecimiento. Sin embargo el tren llamará para continuar el trayecto y, aunque a veces sea doloroso, hay que dejar partir a los viajeros. Al final, sólo somos estaciones de paso.

pittcotrainstat