12 mayo, 2009

Regresando

Martes, 12 de mayo de 2009

Pensaba ponerme en plan borde y atacaros a todos con eso de que llevo mogollón de tiempo desaparecido y aquí nadie se pone a clamar por mi regreso y que dónde estoy o si me ha pasado algo... Pero después me he dado cuenta de que muchos de vosotros sois amigos ya, tenemos otros medios de contacto y, al fin y al cabo, sabéis que simplemente he estado ocupado, con gripe y con las dos cosas a la vez.

De hecho, he estado coqueteando con la idea de dejar el blog, ya que mis escasos lectores (vosotros) sabéis todo lo "sabible" cuando chateamos, hablamos por teléfono o leéis mi estado en el Facebook. Esforzarme en mantener un cuaderno de bitácora abierto y actualizado no acaba de tener mucho sentido si no soy constante y firme en mis intenciones. Aunque, como siempre he dicho... ¿Lo escribo para los demás o más bien para mí mismo? Más de una vez he vuelto la vista atrás y he releído párrafos y textos completos sorprendiéndome con una media sonrisa en los labios o un inicio de lágrima en los párpados. Durante años ya (creo que voy para el tercero este verano, así de memoria) he ido desgranando mis pequeñas vivencias, plasmando con fantasía mis anhelos en relatos de vampiros y sangre, esbozando sin prisa mis cambios y mis deslices. Tal vez no escriba nunca unas memorias y esto sea lo más parecido a un legado que puedo dejar para que se sepa que estuve aquí.


Tampoco me tengáis mucho en cuenta lo que pueda decir hoy, estoy un tanto arrugadete. Es el primer día en la tienda nueva, por esto de las rotaciones, y siempre se está algo más perdido y aburrido que de costumbre. Más aún cuando es un centro comercial que las mañanas de un lunes no tiene a nadie en los pasillos. No sólo eso. Esperaba la visita de un tal Celes, un muchacho que me sorprendió el sábado al entrar en la tienda, hacerme un par de preguntas sobre unos teléfonos, pero después tontear conmigo de forma descarada pero morbosa. Dijo que se pasaría de nuevo por aquí hoy, pero me temo que fue un farol de los que aún sigo sin acostumbrarme a recibir. Aunque por otro lado me alegro. El muchacho en cuestión estaba bien bueno, a qué negarlo. Y que te digan dos lindezas no amarga en absoluto. Tendré que quedarme con esa sensación en vez de con la imagen de sus bíceps morenos embutidos en una camiseta ajustada...

Ay omá qué rico!

5 comentarios:

Cru dijo...

Pero Maestro, tú ahora no puedes dejarme sin blog ¬¬

Besos (:

Sufur dijo...

De cerrar blogs, nada monada: queda mucho más fino dejarlos en suspensión temporal... así siempre puedes decir que prefieres la calidad a la cantidad y todas esas tonterías que dicen el mismo tipo de personas que afirman que el tamaño tampoco importa :-P

Robin Shilvadin dijo...

Pero es que el tamaño SI que importa, verdad? ;)

Anónimo dijo...

Si que importa el tamaño, claro.
Nada de dejar el blog porque como tu dices, es tuyo, para ti y nosotros tenemos el privilegio de leerlo porque lo compartes con nosotros y nos encanta leerte.
Por cierto, yo tengo ese libro de la Montiel... uno que es un poco friki!

Sísifo de Éfira dijo...

Un blog está para tenerlo por ahí a mano y soltar en él lo que te dé la gana cuando te dé la gana. Imponerse una disciplina, ¿para qué?. Para eso ya hay miles de cosas en este mundo. Consérvalo, te será útil.