28 agosto, 2008

Breve resumen

Jueves, 28 de agosto de 2008

Si es que estas vacaciones de wii y wow no dejan tiempo para nada...

En fin, así resumiendo rápidamente:
  • El domingo tuve mi primera comida "oficial" con la familia política. La verdad es que fue mejor de lo que yo esperaba, aunque no era demasiado complicado. Mi suegra me trató estupendamente, introduciéndome en las conversaciones y yo escuchando atentamente las historias que contaron todos de la infancia de Javi y sus hermanos. Esos típicos momentos en los que todos pasamos algo de vergüenza ajena cuando preferiríamos que nuestra madre tuviera algo de amnesia parcial...
  • Ya voy controlando un poco mejor la wii e intento hacer una media hora diaria de ejercicio. Vale que es porque no tengo nada más que hacer a lo largo del día, pero tal vez cogiendo costumbre... Mi edad wii (por si a algún cabronazo le interesa) ha descendido bastante y aún así no tengo agujetas ni nada.
  • Finalmente parece que esta semana de vacaciones no veremos la playa. Qué se le va a hacer... Íbamos a ir hoy, pero anoche no dormimos mucho y prefiero que Javi descanse a que vaya a disgusto. Tal vez el sábado...
  • Friki-fisio ha vuelto a la ciudad, con lo que las partidas de Wow serán compartidas de nuevo y, con ello, más divertidas. Que ya tenías ganas, leñe! Se le echaba de menos.
En fin, así en plan rápido es más o menos lo que ha ido pasando estos días. Seguiremos informando...


22 agosto, 2008

Estoy enamorado... Ayns...

Viernes, 22 de agosto de 2008

DE NUESTRA NUEVA WII!!!!


Luego edito y os sigo contando...

Quien dijo luego...
En fin, que decidí hacerme el generoso y regalarle a Javi por su cumpleaños una Wii. Vale, en realidad era un regalo para los dos, pero la excusa también valía, no? También cogí la tabla Wii Fit para hacer ejercicios y gimnasia y creo que va a ser nuestra perdición. Con el juego de la foto de arriba, el Wii Sports, he acabado sacando agujetas en el brazo derecho y con la tabla de ejercicios me he enterado de que estoy en el límite de sobrepeso (ya lo sabía, pero que te lo diga una tabla parlanchina jode más).

Ahora voy a tener que conjugar dos vicios: wow y wii. Pero los dos empiezan por W... ¿Será una señal? ¿Y este modelo que no venía incluido dónde se compra?

16 agosto, 2008

Pantalones

Logroño, 16 de agosto de 2008

Yo me quiero comprar esos pantalones. Son bonitos y me gustan y además sé de buena tinta que no los tiene casi nadie, con lo cual me sentiría algo más único si cabe, aunque fuera para mi disfrute personal. He ido a la tienda y los he visto más de cerca y me han gustado más aún: su tacto es suave y su patrón muy bueno. Los he tenido en la mano un par de veces y, aún sin decidirme, los he acabado por dejar de nuevo en su sitio. No debería comprarlos y lo sé, pero la tentación es demasiado fuerte. Me gustaría llevarlos puestos y verme en un espejo, sentirlos encima de mi piel y notar cómo me acarician y se ajustan a mis piernas. Sin embargo, el precio a pagar es demasiado alto y no sé si estoy dispuesto a pagarlo.


El dependiente, viendo mis dudas, se ha acercado a mí y hemos hablado de los pantalones en cuestión. No entiendo por qué, pero no me los ha recomendado. Ha dicho que el tacto es más basto de lo que yo quiero notar y que el patrón engaña, porque tiene muchos fallos. Según él, no me merece la pena comprarlos y es mejor que siga con mis pantalones de siempre, porque me sientan mucho mejor. Y estoy seguro de que es así, pero la tentación... Me ha dejado que me lo piense un rato y he dado una vuelta por la tienda, pero siempre acababa frente a la misma estantería pensando en esos pantalones.


Si me los compro y los uso, puede que después de la primera puesta ya no me resulten tan interesantes y los acabe abandonando en un rincón del cajón. Entonces el dependiente habrá tenido razón y no habrá merecido la pena pagar por ello para después rechazarlo y olvidarme. O puede que así me de cuenta y aprecie más mis viejos pantalones y los nuevos los pueda tener en el armario como una prenda más, guardada con especial cariño pero respetando que sigan nuevos e intactos. Pero si no me los compro... Siempre me quedará la duda de cómo podrían sentarme al menos una vez. Y desde luego no voy a ser tan cutre de usar un probador para un vistazo rápido. Si me los pongo, quiero que sea con calma, disfrutando y sintiéndolos completamente sobre mi piel. Algo rápido sería hacer de menos a una prenda tan apetecible. Sin embargo, el precio... El precio. A veces el precio a pagar me echa para atrás y no porque no pueda asumirlo, ya que es un gasto que no desequilibraría mi ya menguada economía, pero sí que me demostraría a mí mismo que no puedo controlar mis impulsos más básicos. Y de nuevo daría la razón a otra gente, que me lo ha dicho en repetidas ocasiones. ¿Y si los compro y me gustan tanto que quiero ponérmelos más veces a pesar de saber que no me quedan del todo bien? Tal vez eso sería lo peor, porque no podría hacerlo sin llevarme las manos a la cabeza por mi falta de previsión o, más bien, de visión a largo plazo. Sería una satisfacción inmediata pero una decepción más adelante. Si los pantalones pudieran hablar, seguramente no querrían eso.


Pero los pantalones no hablan, te dejan decidir a ti y son objetos pasivos que se dejan poner o no según tu decisión. Ojalá hablaran y me dijeran qué debo hacer. Aunque después yo siga haciendo lo que quiera.

10 agosto, 2008

Alcanzando metas

Domingo, 10 de agosto de 2008

Estamos muy deportistas con esto de los Juegos Olímpicos, aunque no les esté prestando demasiada atención. Pude echar un vistazo a la ceremonia de inauguración porque esa tarde trabajaba y la noche que la repitieron me quedé dulcemente dormido en el regazo de Javi (como casi todas las noches que vemos la televisión juntos). Visual, estética, bonita... Pero los comentaristas dejaban bastante que desear. Para mí que tenían casi menos idea que nosotros de lo que iba apareciendo en el estadio y no se habían preparado ni una miserable línea. Estoy seguro de que quedaron miles de detalles pendientes de explicar, porque la simbología que envolvía cada representación estaba pulcramente cuidada y deliciosamente repasada. En fin, para otra vez será, supongo.

Por suerte llegaron las delegaciones de los países y la nada superficial admiración de cuerpos. Me quedo con dos especialmente (al abanderado húngaro lo he descartado hoy al ver algunas fotos suyas más variadas) de la armada española.

David Cal, nuestro abanderado. Con un "ñam, ñam, ñam" creo que soy bastante explícito.


Rafa Martínez. Una pose muy... Emmm... En fin, ahí está.

El mismo Rafa Martínez en una foto algo menos golosa pero con mejor cara.


De todos modos, cuerpos atléticos aparte, el fin de todo deporte es alcanzar una meta. O un resultado. O un final. Pero siempre me he preguntado: "¿Y después, qué?" Se ha sudado mucho, se ha entrenado mucho, se ha sufrido mucho y una vez logrado... qué. Porque toda la energía utilizada y (bien) aprovechada, deja un pequeño vacío que se llena temporalmente con el dulce sabor de la victoria. Sabor que se diluye lenta pero inexorablemente sin más.

Los deportistas no son los únicos que buscan alcanzar metas. Todas y todos lo intentamos cada día. Algunas metas son más inmediatas y otras más a largo plazo. Pero aún así, una vez conseguidas pueden dejar un hueco difícil de rellenar. Aunque, claro, esta generalización será probable que no se cumpla en la mayoría de los casos. En el mío, sí.

Por ejemplo, recuerdo cuando en la universidad montamos unas obras de teatro. Todo un año ensayando, organizando, tirándonos de los pelos (a veces casi literalmente) y finalmente el día del estreno. Al final saludabas, abrazabas a tus compañeros y recogías. Y ya estaba. Fin de la historia. Los recuerdos perduran y a veces son tan gratos que me pongo un poco tontorrón. El vacío, por suerte, fue rellenado. Pero sigo sintiéndolo cada vez que logro un objetivo importante.

El juego de la seducción tiene un efecto parecido en mí. Cuanto más complicado me lo ponen, cuantos más obstáculos hay, mucho más entretenido. Pero una vez puesto el banderín en el castillo conquistado... Ya está. A no ser que el objetivo tenga un interés estratégico para mi estabilidad personal, en cuyo caso se defiende como una fortaleza, enseñando los dientes y las garras y todo el ejército si es necesario. A veces exageradamente...

Pero estoy empezando a desvariar. Debe ser por el terrible dolor de cabeza que llevo arrastrando todo el día. El próximo día prometo desarrollar este tema más coherentemente. Prometido.