15 diciembre, 2009

Tocar con deseo. Tocar con ansia.

Martes, 15 de diciembre de 2009

Hace tiempo hablé con un amigo de las diferencias entre cómo puede tocarte una persona a la hora de mantener una relación "íntima". Vamos, de echar un polvo. Fui consciente de que hay básicamente dos formas, que son complicadas de definir dado que expresar con palabras una sensación a veces es terriblemente difícil. Sin embargo, tras comentarlo con algunas personas más, es evidente que las diferencias son abismales. Haré un tímido intento por mi parte.

Tocar con ansia es convertirse en un animal y sentir el hambre agarrándote el estómago teniendo al alcance de la mano tu plato favorito. Tocar con ansia es dejar a un lado cualquier pensamiento racional y convertirse en un ser egoísta que sólo quiere satisfacer su propio deseo. Tocar con ansia nos hace decir lo primero que se nos viene a la boca, sea desagradable o sublime. Tocar con ansia consigue que deseemos estar por encima de la otra persona, a la que casi consideramos un mero objeto para satisfacernos del modo más inmediato que podamos. Tocar con ansia nos cierra la visión, porque sólo queremos lo que tenemos delante de nosotros.

blog ansia

Tocar con deseo es deleitarse en el contacto y alargarlo todo lo posible. La piel nos parece terciopelo de la mejor calidad y el mero roce o aroma de esa piel nos provoca oleadas de placer. Tocar con deseo provoca satisfacción en la misma medida que la recibimos, sabiendo que al compartirla se multiplica. Tocar con deseo hace que las horas se conviertan en minutos y los segundos se transformen en días, tal es la elasticidad del tiempo. Tocar con deseo permite recorrer milímetro a milímetro el cuerpo ajeno para no dejar olvidado ningún rincón, siendo conscientes de cada imperfección, de cada peculiaridad, de cada diferencia. Tocar con deseo nos rebaja a ser meros adoradores de la persona deseada, elevándola a los altares de nuestra propia identidad, sabiendo que es un placer raramente repetible al mismo nivel. Tocar con deseo muchas veces nos hace enmudecer, porque querer expresar con palabras la sensación que nos recorre le roba toda la magia al momento.

blog deseo

Y, sin embargo, el mero placer de TOCAR ya vale el intento por sí mismo.