19 marzo, 2018

Agárrate al frío


Agárrate al frío, a esas oscuras emociones que se asocian al invierno, a la oscuridad y a la noche. Va a ser la manera de sobrevivir a esto, no te creas las palabras bonitas o los buenos recuerdos que no harán sino desgarrar algo más tu alma ya bastante ajada por los años.

¿Qué esperabas? Ah, claro, la manida fantasía de que un día se daría cuenta de todo lo que has hecho por él, lo importante que fuiste durante dos o tres semanas en su vida, aquellas conversaciones eternas... ¿Lo recuerdas? Borraste los mensajes del móvil, pero aún están grabados a fuego en tu memoria. "Eres importante para mí." "Te necesito." ¿Dónde están ahora? Enterrados y sustituidos por conversaciones mundanas, tres o cuatro líneas al día (como mucho) y la duda de saber si es conveniente saludar por si interrumpirás otras conversaciones más importantes.


Agárrate al frío, no dejes que los tibios sentimientos descongelen tu corazón o volverás a caer en la espiral del dolor, el llanto y la nostalgia. Deja atrás lo que atrás ha dejado y no te permitas sufrir por lo que no has podido evitar. Los demonios vendrán y te susurrarán que la culpa fue tuya, solo tuya, que no lo hiciste bien y por eso conseguiste que se alejara, pero permite que claven sus garras en tu muro de hielo y dejen las marcas mientras trepan para atraparte.


Deséale desgracias, que su incipiente historia se convierta en cenizas y sufra casi tanto como estás sufriendo tú, aunque por causas distintas. Que sienta que te necesita de nuevo y puedas, desde el altro trono de basalto, decidir extender tu mano para prestar ayuda. Pero siéntente poderoso, no flaquees. No vaciles cuando creas que tropieza porque no se girará siquiera para ver si estás detrás. Tanto que prometiste estar a su lado pasara lo que pasara... Tal vez lo estés, pero eres un puñetero fantasma invisible. Ya no estás, ahora tiene otras miras, otras intenciones, otro objetivo.


¿Aquellos íntimos momentos abrazados en el sofá abriendo el alma de par en par? Congelados. Sólo los conservas tú, para él fueron fruto de una necesidad de llenar un vacío que correspondía a otro. Fuiste una herramienta de un solo uso. Ya no sirves, sigamos adelante. ¿O acaso esperabas otra cosa? Ingenuo, estúpido. No te concedas ni un solo segundo de misericordia, ni siquiera hacia ti mismo.


Agárrate al frío porque es lo que se siente cuando te encuentras en la más absoluta soledad. Puedes incluso estar rodeado de amigos que te quieren, pero su ausencia será palpable y te la recordará el sordo latido de los recuerdos que acudirán sin pedir permiso. Pero debes ser fuerte y enviarlos a la prisión más oscura para que se pudran con tus buenas intenciones. Ya no las quiere ni las necesita, ahora ya no te necesita a ti.

Agárrate al frío, endurece tu corazón, deja de ser tú mismo. Ya has pasado por esto y seguramente volverá a ocurrirte. En el fondo sabes que te lo mereces, pero no permitas que la más mínima brisa cálida de sensaciones se deslice por alguna grieta. Sabes que no se lo merece.

Y aún así, aquí estás, esperando una mínima brizna de atención. Estúpido. Ingenuo.