15 diciembre, 2009

Tocar con deseo. Tocar con ansia.

Martes, 15 de diciembre de 2009

Hace tiempo hablé con un amigo de las diferencias entre cómo puede tocarte una persona a la hora de mantener una relación "íntima". Vamos, de echar un polvo. Fui consciente de que hay básicamente dos formas, que son complicadas de definir dado que expresar con palabras una sensación a veces es terriblemente difícil. Sin embargo, tras comentarlo con algunas personas más, es evidente que las diferencias son abismales. Haré un tímido intento por mi parte.

Tocar con ansia es convertirse en un animal y sentir el hambre agarrándote el estómago teniendo al alcance de la mano tu plato favorito. Tocar con ansia es dejar a un lado cualquier pensamiento racional y convertirse en un ser egoísta que sólo quiere satisfacer su propio deseo. Tocar con ansia nos hace decir lo primero que se nos viene a la boca, sea desagradable o sublime. Tocar con ansia consigue que deseemos estar por encima de la otra persona, a la que casi consideramos un mero objeto para satisfacernos del modo más inmediato que podamos. Tocar con ansia nos cierra la visión, porque sólo queremos lo que tenemos delante de nosotros.

blog ansia

Tocar con deseo es deleitarse en el contacto y alargarlo todo lo posible. La piel nos parece terciopelo de la mejor calidad y el mero roce o aroma de esa piel nos provoca oleadas de placer. Tocar con deseo provoca satisfacción en la misma medida que la recibimos, sabiendo que al compartirla se multiplica. Tocar con deseo hace que las horas se conviertan en minutos y los segundos se transformen en días, tal es la elasticidad del tiempo. Tocar con deseo permite recorrer milímetro a milímetro el cuerpo ajeno para no dejar olvidado ningún rincón, siendo conscientes de cada imperfección, de cada peculiaridad, de cada diferencia. Tocar con deseo nos rebaja a ser meros adoradores de la persona deseada, elevándola a los altares de nuestra propia identidad, sabiendo que es un placer raramente repetible al mismo nivel. Tocar con deseo muchas veces nos hace enmudecer, porque querer expresar con palabras la sensación que nos recorre le roba toda la magia al momento.

blog deseo

Y, sin embargo, el mero placer de TOCAR ya vale el intento por sí mismo.

21 noviembre, 2009

Personas que decepcionan... O cuando yo decepciono

Sábado, 21 de noviembre de 2009


Sería muy prepotente hablar de las personas que me decepcionan colocándome en la cima del monte, con toda mi soberbia, como si yo enarbolara la bandera de la perfección absoluta y la limpieza de acciones. Sería inadecuado tachar de "malas personas" a gente que simplemente ha tomado decisiones o líneas de acción diferentes a las mías. Sería absurdo enquistar mi propio enfado recreándome en mi mal humor.

Pero no sólo eso. A quién no le han decepcionado en esta vida. Quién no ha sentido que ponía cierta confianza en algo o alguien y por una razón u otra se caía con todo el equipo como un castillo de naipes. Y quién no se ha dado cuenta tiempo después que tal vez su reacción ha sido un poco exacerbada, cuando ha comprendido las razones y/o causas que hicieron que aquella caída sucediera.


A mí me ha ocurrido hace relativamente poco. Ha habido un enfriamiento en una relación en la que yo confiaba bastante. Se ha roto un contacto que era deliciosamente fluido. Han faltado unas personas que yo apreciaba sinceramente. En mi enajenación preferí dejar espacio para que sus vidas siguieran adelante en vez de poner remedio y llamar, escribir un mail, enviar algún mensaje o todo a la vez. Supuse que, debido a circunstancias, sería más adecuado un poco de espacio para respirar, que cada cual curase sus propias heridas y que yo me quedara al márgen esperando ser llamado en caso de necesidad (actitud de mártir absurda de cabo a rabo, pero lo llevo en los genes). Esa llamada no se hizo efectiva. El tiempo pasaba y yo me sentía alejado de un mundo que consideraba un poco mío.

El problema de rumiar tus propios quebraderos de cabeza sin consultarlo con nadie es que generalmente desvirtuas tu visión de la realidad y la retuerces hasta límites insospechados. Así que no me sentí alejado de ellos... Me sentí "apartado", que parece que implica voluntad de otros por alejarte. No sabía si sus vidas iban mejor o peor, el problema lo centré en mí y en que yo no estaba invitado a compartirlo con ellos. Y el círculo se sigue cerrando. Al sentirme apartado, decidí que más bien era YO quien no quería acercarme, dado que no era bienvenido. Y la cuerda se cerraba en torno a mi cuello. Y si recibía, por ejemplo, una postal de vacaciones, la colgaba en mi corcho entre las demás, pero no deleitándome varias veces en el significado de un recuerdo que un amigo había tenido conmigo. Y la sentencia estaba a punto de ser ejecutada.

Posiblemente fue la razón de que mostrara mi cara más desagradable el otro día. Puede que me forzara a sentirme mal para no olvidar el "daño". Tal vez quisiera devolver parte del vacío que había sentido tiempo atrás. ¿Para qué? Para sentirme superior, para no volver a verme pequeño y abandonado, para que el niño miedoso fingiera ser un fiero león. Y al león le dijeron que ya había rugido bastante y que el resto de animales no iban a postrarse a sus pies porque consideraban que había sido suficiente.

Y el león se quedó solo y retornó a su forma de niño asustado y comprendió que quien había tenido razones para ausentarse lo había hecho no de muy buena gana, sino más bien por necesidad. Quien no había aparecido en escena tal vez fuera porque necesitaba oscuridad para mirar en su interior. Y quien encontró otra compañía más grata y cercana lo hizo por su propio bien. Y nadie puede reprochar que cada cual se mire a sí mismo y busque lo que necesita en la vida para ser feliz. Nadie.

Así pues, sí, posiblemente debí guardar las uñas el otro día. El problema es que el daño está hecho y no hay marcha atrás. Igual que las flechas, igual que las palabras dichas, igual que arrancar un pétalo a una flor. Posiblemente mi orgullo sea el primer impedimento, aunque no el único. Espero que al menos esta vez sí aprenda cuándo contenerlo y cuándo es completa y absolutamente innecesario.

02 noviembre, 2009

Un relato. Un regalo

Logroño, 2 de noviembre de 2009

 

Sé que tengo el blog más abandonado que mi vida espiritual (que ya es decir), pero, como siempre, la vagancia, una vida social ocupada y el trabajo, hacen que cada vez me cueste más ponerme a escribir. Aún así me resisto a cerrarlo y sentirme libre de la obligación, pero es un rincón tan mío, tan personal, que sería como abandonar una pequeña parte de mí y echar el candado para siempre.

 

Para empezar de nuevo con suavidad, os dejo (a quien aún lo lea) un pequeño relato que le regalé por su cumpleaños (con retraso) a alguien que supo apreciarlo con exagerado agradecimiento. Al menos le gustó. Tal cual se lo envié, os lo dejo. De mi puño y letra, con las correcciones, los tachones y los márgenes inclinados.

 

Sed benevolentes, oh mis críticos favoritos. 

relato 1relato 2

 

30 septiembre, 2009

Recuerdos de Vigo

Miércoles, 30 de septiembre de 2009



Me pediste que fuera a Vigo... Y ni sabías que iba ni estabas esperándome.



Me pediste que llenara la maleta con un par de prendas blancas... Y todo lo que llevé era de alegres colores.



Me dijiste que me llevarías a playas de suave arena... Y fueron mis amigos los que me llevaron a las Islas Cíes.



Prometiste que me besarías mientras nos bañábamos en el mar... Y los besos que recibí no tenían sabor a sal, eran mucho más dulces.

Y así... La historia se termina. No hubo taquicardias, no hubo melancolías, no hubo viajes a mi mundo interior. Estuve de vacaciones en tu ciudad y fui consciente de que te había superado. Que seas muy feliz.

28 agosto, 2009

Rebaños de sangre

Viernes, 28 de agosto de 2009


El vampiro se relamió los labios de puro deleite previo al banquete en sí. Casi podía sentir la calidez de la sangre recorriendo su garganta mientras cada fibra de su ser gritaba de gozo. La Bestia le susurraba que no esperara más y que se lanzara sobre aquel cuello descubierto, delicado y pulsante. Pero el placer de la caza hacía más excitante el final y le ayudaba a contenerse.

Un Toreador bien posicionado que se preciara, siempre tenía a mano un buen Rebaño para alimentarse sin tener necesidad de andar acechando a vagabundos en las esquinas o tener que usar sus dones vampíricos para eliminar pruebas que pudieran hacer peligrar la Mascarada. Un buen grupito de humanos que supieran qué se hacía con ellos, pero que estuvieran encantados de ser los recipientes de su maestro. O tal vez un culto de sangre, donde el dios otorgaba favores a los más devotos. Incluso, una vez conoció a un Ventrue que tenía especial obsesión por las jovencitas de alto nivel adquisitivo y montaba fiestas en su mansión para que acudieran y así poder "disfrutar" de ellas. Sin duda era de lo más inadecuado, pero era su método.

El vampiro volvió a sonreír ante un supuesto chiste de su interlocutor. No sabía qué había dicho, pero era lo que el pobre incauto esperaba y así ganaría algo más de confianza. Desde luego, todo aderezado con la manipulación emocional que estaba ejerciendo sutil y sobrenaturalmente. Era un joven rubio, una presa muy habitual, con sangre nórdica mezclada con algo más latino. Su blanca sonrisa y su espigada figura hacían de él un delicioso trofeo que pronto pasaría a un lugar preponderante en su Rebaño. Pero no se hacía ilusiones, muchos otros habían ido y venido o habían tenido que "desaparecer" por acercarse demasiado a la verdad. Pero éste... Su curiosidad no atravesaba nada más allá de lo que iba a suceder aquella noche entre las sábanas del apartamento al que acudirían más tarde para "la última". Mejor para él.


Pasada la velada y con el joven rubio descansando sobre su frío pecho, se permitió el lujo de dejar de enviar sangre para aparentar ser humano y que diera la sensación de que el corazón latía a un ritmo adecuado a la situación. Su sangre, cargada de hormonas, le había devuelto a la memoria las perdidas sensaciones del orgasmo, el sexo desenfrenado, la paz física y espiritual al terminar... Por eso le había dejado dormirse en vez de despedirlo con cajas destempladas. El pobre muchacho había sentido un placer mucho mayor que el orgasmo cuando los colmillos se clavaron en su arteria. Esa era la ventaja del Beso, que en ciertas ocasiones podía pasar desapercibido. Y había sido una de ellas.

El vampiro pensó en el resto de su Rebaño y se dio cuenta de que eran rostros y nombres de los que sólo conocía lo justo para poder llamarlos, mantener una conversación pasajera y llevárselos a la cama. Sólo conservaba buen recuerdo de algunos y además estaban, cómo no, los "preferidos". Aquellos que no eran sólo bolsas de zumo, sino que compartían inquietudes, aficiones y tal vez incluso conseguían deslumbrar sus muertas pupilas. ¿Cómo era aquel estudiante de medicina? Tan jovial, sonriente y siempre queriendo dar más. Se resistió al juego dando a entender que sólo probaba la resistencia de su conquistador, pero no poniéndolo fácil de ninguna manera. Las excusas eran de lo más variadas, pero siempre retrasaba aquel primer momento en el que el no-muerto tomaría su esencia. Hasta que por fin sucedió.

El futuro médico organizó la velada y lo hizo de una forma exquisita. Pidió reserva en un restaurante del centro, con grandes ventanales y media luz. A pesar de la complicación de fingir que comía (poco, con la excusa de unos problemas gástricos), los cruces de miradas se sucedían sin que ninguno se preocupara por ocultarlos. Hubo cumplidos y risas de satisfacción, caricias veladas y roces procaces, pequeñas mentiras y falsos secretos. El vampiro se sintió casi vivo, posiblemente debido al poco vino que se había obligado a ingerir, pero con una sensación extrañamente algodonosa y cálida. No recordaba el momento en el que el muchacho lo había acorralado contra la pared de un callejón desierto para besarlo como si fuera a acabarse el mundo. Pero sí fue consciente de la suavidad de sus labios y cómo jugaba con la lengua como si fuera una serpiente.

Finalmente dieron con la llave del apartamento del lujoso rascacielos entre risas y manos en lugares inadecuados. La ropa desapareció de sus cuerpos sin demasiado cuidado y cayeron a la cama abrazados, besándose para dedicarse el uno al otro. El vampiro tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para contener a la Bestia, que agitaba sus cadenas pidiendo sangre. Y sangre tuvo, pero en el momento adecuado. El punto elegido esta vez fue la ingle, donde el chorro salió con fuerza llenando la boca y rebosando por los labios. La explosión de sabores y sensaciones fue brutal para ambos, que terminaron compartiendo esa sangre mezclada con saliva, sudor y semen. Una especie de comunión de espíritus.

Desde ese día, comprendió que debía limitar su contacto con esa sonrisa demoledora y esa mirada brillante o se perdería para siempre... De nuevo.

Y sin embargo estaba deseando volver a verle.

Mientras tanto, el rubio medio sueco dormía plácidamente sobre su pecho.


21 agosto, 2009

Je ne veux pas travailler

Viernes, 21 de agosto de 2009

Lamento terriblemente el retraso en la actualización, pero no está siendo un mes estupendo en cuanto a tiempo de sobra. Y no solamente eso, el cansancio, el estresillo del trabajo y las pocas ganas hacen que valore mucho más estar tirado frente al pc chateando con mis amigos o leyendo la colección de libros que me tiene tan enganchado. Eso sí, debo agradecer a ciertas personas que me han pedido que me ponga manos a la obra. A cualquier escritor de medio pelo de blogs anónimos como yo le hace ilusión que le animen a seguir al pie del cañón. Al menos a dos o tres personas les debe gustar las bobadas que pongo ;)

Tenía ganas desde hace tiempo de escribir algo acerca del trabajo. Nada descriptivo, nada lleno de lamentaciones. Me la suda completamente que haya algún compañero/a o jefe/a leyendo lo que escribo, porque este mes estoy acabando más que harto. Mucho más. Así que con vuestro permiso, me voy a dedicar unas cuantas líneas a despotricar. No voy a ser justo, no voy a pensar en lo que yo hago mal, no voy a ser racional. Voy a soltar toda la mala baba que me corroe y puede ser que de ese modo la presión que siento a veces al terminar la jornada sea más leve, sabiendo que ha quedado plasmada.


Porque estoy muy muy cansado. Estoy cansado de que desde arriba se dediquen a cambiar alegremente los objetivos, las condiciones salariales y todo lo que les salga del coño sin pararse a pensar en las consecuencias que tendrá en los pobres pringados que somos los que les damos de comer. Estoy cansado de que la supuesta dirección parezca que da bandazos porque no sabe ni cómo vadear una crisis nacional y prefiere probar chorradas que después no van a ninguna parte, en vez de escuchar propuestas y valorarlas seriamente.

Estoy cansado de estos horarios de mierda. Que por el hecho de ser madre, el resto tengamos que jodernos y comernos todas las tardes por tu cara bonita y la de tu hijito. Que por culpa de la excusa de la crisis, tengamos que estar solos en la tienda cubriendo justitos porque no os da la puñetera gana contratar a más personal. Y así, cuando hay alguien de baja o de vacaciones, los mmalabarismos los hacemos NOSOTROS para que no haya que cerrar vuestras preciosas tiendas ni media hora.


Estoy cansado de que me pidas que atienda bien a los clientes cuando tengo que estar trabajando seis días a la semana. Sí, menos horas, pero seis putos días, uno detrás del otro. Así va a atender bien, Rita la cantaora. Si me presionas menos y no haces que yo tenga que convencer a un cliente de que se compre setecientas cosas, tal vez podría ser más amable porque no se me notaría tanto que quiero venderle esto o aquello.

Estoy cansado de que los horarios sean algo tan farragoso que haya que hacer casi una instancia al Rey para cambiarlos, justificarlos o tener que ir al baño. Tengo una vida fuera de esta mierda de tienda, vale? El problema es que es complicado vivirla cuando sales a las 10 de la noche de currar casi todos los días de la semana y eso con suerte si no son todos. A esa hora ni mis amigos pueden quedar (ellos madrugan, como todo hijo de vecino), ni las tiendas están abiertas, ni mi gimnasio da clase del arte marcial que practico hace más de 20 años y aún hay compañeros que ni lo saben.


Estoy más que cansado de hacer favores, de echar horas de más, de cambiar mis horarios en casos de bajas o ajustes y que luego sólo te devuelvan las horas. Dos horas extra un día cualquiera no me valen igual que otro día cualquiera, porque tal vez ese día podría haber hecho cosas más importantes. Y tampoco me vale que me des una palmadita en la espalda y me lo agradezcas porque con eso ya sí que no me callas la boca. Creo que esta empresa me debe más favores que yo a ellos, con lo que si nos ponemos a hacer cuentas, no hay horas suficiente para devolverme el tiempo que he perdido cambiando los carteles al cierre de la tienda o antendiendo a ese último cliente que llega apurando el cierre.

Estoy cansado este año de que la mieda de organización y reducción de personal haya hecho que las vacaciones sean algo que les está pasando a otros. Que yo hasta finales de septiembre no vea un día de descanso como está mandado, porque no podemos coincidir más de dos personas a la vez. Y así, cuando me diga la gente lo bien que le ha venido irse unos días a descansar y relajarse, a mí se me puede hinchar la vena y decirle que se vaya a tomar por culo porque yo creo que descansar, descansar no estoy seguro de que sepa lo que es hasta dentro de un mes más o menos. Y eso si no hay alguien de baja y me tengo que comer los mocos y cancelar las vacaciones en el último momento.


Estoy muy cansado de muchas cosas, de verdad. Y aún así mucha gente me pregunta que entonces por qué sigo aquí. Pues sí. Por qué. Pues porque ahora mismo casi es un regalo divino tener un trabajo, porque el sueldo me paga las facturas, porque me da miedo lanzarme al vacío sin colchón, porque hay veces que me divierto, porque he conocido a gente estupenda en esta empresa, porque a veces merece la pena los agradecimientos de algunos clientes... Y a veces, por pura inercia.

Yo quiero hacer como Edith Piaf. Yo no quiero trabajar...


30 julio, 2009

Un poco preocupado

Jueves, 30 de julio de 2009

Estoy un poco preocupado por un amigo. No hago nada preocupándome, lo sé, pero aún así me provoca un regusto amargo su situación personal y no puedo evitar acordarme de él de vez en cuando al cabo del día.

Es un tío de humor inteligente, no muy hablador, conversador agradable y nos conocemos desde hace suficiente tiempo como para que las confidencias hayan fluido sin necesidad de exigirlas. Por desgracia para nuestra curiosa relación, hay kilómetros y kilómetros de distancia que evitan que me acerque un día a su casa por sorpresa para darle un abrazo si lo necesita o auto-invitarme a un café para charlar de lo humano y lo divino. Malditas distancias!


No voy a detallar qué circunstancias le rodean porque hay quien consideraría que son muy habituales en el día a día como para preocuparse y hay quien diría que son muy personales como para airearlas. Pero son circunstancias que a él le tienen en el filo de una navaja y a mí me dejan un poco preocupado. La amistad, en todos sus sentidos, tiene este tipo de cosas.


Mi vida siempre ha estado plagada de amigos, amiguitos y amiguetes. No tengo gran capacidad para mantener las amistades largo tiempo porque, dentro de mi egoísmo infantiloide, me canso, me aburro hasta de las personas y van quedando atrás en el camino sin que la pérdida suponga un desastre. Simplemente, dejan de estar en mi vida. Hubo una época en la que me machaqué mucho con este tema, diciéndome a mí mismo que si no tenía "viejos amigos" era porque no sabía mantener una relación, del tipo que fuera. Y de ahí extrapolaba a mis relaciones. Y de ahí se me iba la pinza o me ponía tan triste que tenía que dejar de darle vueltas.

Sin embargo alguien me dijo que no fuera injusto conmigo mismo ni, sobre todo, con los que me rodeaban. Repasé mi listado de números del móvil (un poco friki, lo sé) y empecé a encontrar nombres que asociaba a recuerdos que me hacían sonreír. Y me di cuenta de que sí que tengo "viejos amigos" y también viejos buenos amigos, viejos muy buenos amigos, buenos amigos viejos y amigos viejos.

Pensé en la curiosa forma en la que Sufur y yo nos conocimos, en un juego online hace como mil años o más, con su personaje con nombre de actor porno gay y mi compañero de cuarto que se prendó de él en dos días. Y cómo el paso del tiempo hizo que lo que perdurase fuesen nuestros puntos en común y nuestras rarezas de rol y juegos de estrategia.

Recordé a Osky, que pertenecía al grupo de mi prima en Soria cuando íbamos allí de vacaciones en verano o en navidades. Su faceta de psicólogo que tanto me ayudó cuando decidí salir del armario con aquel grupo de gente que tanto apreciaba. Su traslado a Madrid, nuestras charlas eternas, sus consejos, visitas, Tony... Me sigue leyendo como un libro abierto, para mi sorpresa.

Myriam fue mi vecina desde que tuve uso de razón. Dos pisos más arriba con las terrazas enfrentadas, con lo que podíamos salir a hablar sin usar el teléfono. Que me invitara a su boda fue un honor porque me hizo sentirme parte de su vida. Siempre está pendiente de mí y se encarga de ser la que me llama para quedar y montar las citas.

De la universidad Alber sigue al pie del cañón aunque está a más kilómetros aún que mi otro amigo. Dinamarca debe ser preciosa, aunque imagino que los daneses más. Bueno, los que no tienen sangre de horchata, tal vez. Pasó también por manos de mi compañero de habitación (madre mía, Dani, es que te has zumbado a casi todos mis amigos o qué? Qué les dabas?) y tal vez eso nos acercó un poco más. Supongo que otras razones menos castas también. Adoro su humor y el año pasado el Orgullo con él ganó puntos increíblemente. Te echo en falta en Madrid para cuando bajo de visita. Copenaghe tendrá que esperar.

Cova, César y el resto del "grupo friki". Dispares y unidos por lazos tan absurdos como los juegos de mesa y rol que seguimos destripando. Unos niños grandes que, además de pasar buenos ratos tirando dados y montando tableros, intentamos cuidarnos los unos de los otros. Nos enorgullecemos de ser frikis y cualquier excusa es buena para cenar, echar unas partidas y contarnos qué hemos hecho ese mes.


Podría seguir con más gente, más viejos o más amigos, pero me guardo alguna carta en la manga para el día que (Javi mediante) me case y pueda soltar un discurso muy de "Castro" (de unas dos horas o más) sin que nadie pueda hacer mención de interrumpirme. Sólo faltaba!

Así pues sí que tengo amigos. Grandes amigos. Y viejos amigos. Cuando creo que necesito un abrazo, aunque sea virtual, sé a quién llamar. Cuando me apetece reírme un rato, sé a quién enviar un sms para quedar. Cuando les necesito, sé que están ahí.

Son mis amigos y por eso ahora estoy preocupado porque uno lo está pasando mal. Es una época complicada de su vida y no puedo ayudarle tanto como quisiera. Al menos un abrazo, un beso en la frente, cuatro palabras mal elegidas. Por eso estoy preocupado por él, porque le aprecio.


10 julio, 2009

Siento tu calor

Jueves, 9 de julio de 2009


Siento tu calor a mi lado en esta tórrida noche de verano. Tu respiración es acompasada, aunque sé muy bien que no duermes profundamente. Has dado más de mil vueltas en la cama y yo sigo mirándote para adivinar tus formas en la oscuridad. En este momento me das la espalda, esa espalda que tantas veces he acariciado en mis sueños y en la vida real. Esa espalda de la que conozco cada recoveco, cada curva, cada línea. Estiro la mano aún a riesgo de saber que puedo despertarte, pero tengo la necesidad de sentirte cerca, real. Tu suavidad me trae recuerdos de momentos pasados juntos, del sudor compartido y los jadeos al unísono. Te rodeo con el brazo y busco tu mano para entrelazar nuestros dedos. Ahora sí te has despertado, lo noto por el cambio en el ritmo de tu respiración y el leve movimiento intentando girarte. Lo evito apretándote más contra ti, besándote con delicadeza el hombro y apoyando mi cara después sobre ese mismo lugar. Te agitas de nuevo porque mi barba te pincha, como siempre. Sonrío en silencio y me retiro, girándome de nuevo para dejarte dormir a pierna suelta. No pasan ni dos segundos y te giras tú en la misma dirección para pasar el brazo por encima de mí, casualmente, como si lo hicieras en sueños, aunque yo sé bien que ahora eres tú el que sonríe como un niño travieso después de hacer una trastada.


Siento tu calor a mi lado en esta tórrida noche de verano pero no me importa porque eso significa que estás conmigo, en nuestra cama. Te aprieto la mano dándote a entender lo que las palabras no pueden y tú respondes apretándomela a mí también. Me aproximo más a ti, si cabe, buscando acomodar nuestras orografías. Mi temperatura corporal ya no se debe solamente a la ambiental y, dado que no nos es posible conciliar el sueño, tal vez podamos colmar las ansias que empiezan a poseerme partiendo de mi entrepierna. La chispa ha saltado y me froto contra ti, como un animal en celo. Mi erección comienza a ser más que evidente y mi deseo toma el control de forma evidente. Tú no reaccionas, estás demasiado cansado y derrotado para estar a mi nivel. Me pongo cara a cara contigo y busco tu boca con mis labios, queriendo jugar con mi lengua. Te cierras en banda y frunces el ceño en señal de que no te apetece seguir. Mi dura desnudez se aplasta contra tus abdominales y el mero roce me provoca descargas de placer que llegan hasta mi cerebro como explosiones de luz en la oscuridad. Me das la espalda dejando muy claro que hoy tampoco será, que debo esperar aún. Mis últimos cartuchos son restregarme contra tus nalgas, amasarlas. Tu leve empujón hacia atrás marca el final y la pequeña advertencia de que me acerco peligrosamente al límite de tu paciencia nocturna.Es una batalla perdida, lo sé, pero aún así sigo prefiriendo estrellarme contra tus muros en cada intentona.


Siento tu calor a mi lado en esta tórrida noche de verano y poco a poco la sangre reconcentrada retorna a su ciclo circulatorio para sus funciones habituales. Cierro los ojos y espero que Morfeo venga a acunarme con sus dulces brazos. Ya no es decepción lo que siento, sino costumbre. Ya no es frustración, sino monotonía. Y sin embargo, no dejo de anhelar tu abrazo, tu caricia, tu contacto. Tu sonrisa cuando bromeamos y tus ganas de escucharme cuando estoy estresado. Tus besos cariñosos, que me hacen sentir protegido. Tus guiños y miradas, que me hacen cómplice en el día a día.


Siento tu calor a mi lado... Y me quedo plácidamente dormido.



Pd.- Para Aran. Porque nos entendemos. Un beso.

03 julio, 2009

Finde malrollero

Jueves, 2 de julio de 2009

No, no fue el pasado fin de semana el "
malrollero", sino que va a ser el próximo! Después de 10 años bajando al Orgullo en Madrid, a pesar de echar pestes del calor, la acumulación de seres humanos por metro cuadrado y cansancio al regreso... Voy a estar de muy mala leche porque este año parece que TODO EL MUNDO va a ir a Madrid. Y todo el mundo no deja de preguntármelo, lo cual me pone de peor humor. Así que el sábado por la tarde y el domingo estaré (solo además) en la tienda, echando pestes a todo el que se acerque. Recomendación: no me toquéis los innombrables o sufriréis las consecuencias.


Como contrapunto puedo decir que el fin de semana anterior fue completo y nada aburrido. Intentaré agarrarme a eso para compensar.

El jueves tuve el gran honor de tener en una apañada escala a Deric Mayol, futuro escritor de éxito en lengua catalana y tal vez más allá. De haber
nos conocido casualmente cuando caí en su blog, después pasar a cruzar algún mail tímidamente, chatear, facebokear... Finalmente nos conocimos en persona, nos abrazamos, nos tocamos y vimos que éramos reales. Y es una estupenda sensación poder hablar en persona con alguien a quien conoces de hace tiempo de forma virtual. Demostró ser tan sensible, atractivo e interesante como parecía. Una joya de chico, qué os voy a decir. Ah, pero mala suerte para quien tenga intención de pedirme su dirección de mail o teléfono: está pillado.


Desde el viernes apareció la pandilla de Madrid. No creo tener espacio suficiente como para detallar toda la cantidad de incidencias y gracias que pudimos disfrutar el fin de semana. Me quedo con la famosa frase de Paco al otro lado del teléfono: "Sí, estoy aún en la cama con Jose... Te llamabas Jose, no? Ah, con Carlos" Creo que tiene sambenito colgado para muuuucho tiempo. Espera que se lo cuente a los palentinos. Les agradezco infinito que nuestro fin de semana fuera mucho más entretenido y diferente.



Conste que me estoy resistiendo a hablar de trabajo y eso que el hecho de lo que va a pasar este fin de semana y ciertos detalles extra están quemándome sobremanera. Espero que una vez me ubique de nuevo en la tienda del centro comercial (ojalá sea definitivo) toda corriente vuelva a su cauce. O si no... Pues me tendré que morder los huevos, como siempre... Qué triste es mi vida (laboral)...


22 junio, 2009

Soy Edie Britt

Lunes, 22 de junio de 2009

Así es, he decidido que soy como Edie Britt... Pero sin su éxito personal.

Recuerdo que en un episodio de esta temporada, ella y Susan se quedaban atrapadas en un sótano trastero y tenían una de "esas conversaciones". Edie le echaba en cara a Susan que era una rajada con los hombres y que así acojonada nunca llegaría a nada con ninguno. Susan, cuando se le cruza el cable, le escupe que prefiere ser así a usar a los hombres como pañuelos, que se tiran una vez los has usado.

En el fondo posiblemente es lo que quisiera ser yo.

Este fin de semana hemos estado en Madrid, vacacioneando y visitando a algunas amistades. Sin embargo, la parte caliente se ha debido únicamente al calor que hacía en la capital. No comprendo por qué sigo teniendo esa necesidad de destacar como Edie, llamando la atención de chicos y hombres al cruzarme, en un bar o comiendo en un restaurante. Es como si tuviera esa necesidad del mismo modo que los coches necesitan gasolina.

Estuve bastante cerca con el camarero del restaurante donde comimos el sábado, hubo buen juego previo, acercamiento, miradas, sonrisas... Todo perfecto! Cuando saliera de trabajar por la noche, podríamos quedar para tomar algo. Le di mi número. No llamó.

No pasa nada, mi parte consciente lleva trabajando en ello desde el momento en que plasmé mi número en esa servilleta, pero la pequeña zona de mi cerebro que no deja de machacarme dice que podría haber sido un polvo estupendo (estoy harto de contenerme en el blog, iba a ser un polvo y me hubiese encantado). Él se lo pierde, sin duda, pero también yo.


Edie Britt hubiese salido, se habría emborrachado y se habría acostado con cualquiera para apagar su sed, pero en mi caso, salimos, bebimos más bien poco y no hubo nadie con quien acostarse. Nadie es nadie. Tal vez tampoco estaba yo en una actitud muy positiva y además me centré en alguien que no debía, dado que no mostraba el mínimo interés. Pero es interesante. Al menos nos conocimos en persona, que chatear por Facebook tiene sus limitaciones.

Con lo cual, soy Edie Britt. Más bien una "Edie wannabe". Posiblemente no esté completamente de acuerdo con su estilo de vida, pero en el fondo de mí hay una Edie que quiere salir y no tiene por dónde. Sólo le queda darse cuenta de que la frustración es una pérdida de tiempo. Jode, pero es una pérdida de tiempo.


04 junio, 2009

En plan resumen...

Jueves, 4 de junio de 2009

Cada día tardo más en actualizar... Parece que la época de los blogs ha pasado de moda, porque no soy el único. Aran, por ejemplo, se encuentra desaparecido en combate. Seguramente estará en uno de sus habituales viajes por Italia con algún tipo moroboso o con un buen puñado de ellos entre las piernas. Qué envidia...

Estos días han sido un poco más raros de lo habitual. No es que haya grandes novedades, o bien son algo que una vez pasado no tiene especial interés. El breve resumen queda reducitd a unas cuantas líneas, pero por aquello de engordar el texto incluiré imágenes relacionadas pero no necesariamente de los implicados.

He llegado el calor y con ello mis ataques de hormonas. Es algo matemático, suben las temperaturas y me sube la libido por las nubes. Qué digo, por la estratosfera. Y, claro, no ayuda que algunos chicos salga a la calle enseñando más carne que en una parrillada. Y encima serán hetetros! Cuánto desperdicio...

Y con la tontería de poner la foto, he encontrado este blog, del que creo que me voy a hacer fan...


En otro orden de cosas, me he saltado a la torera mi poca ética profesional y la semana pasada entró un cliente a la tienda que es el doble guapo de Cantizano. Me salté la ética porque me puse a tontear con él después de hablar de trabajo (y durante) y parece que no le disgustó, sino que le dejó sorprendido (joer, que no sé como la gente no se te lanza a los pies por la calle!). Quedamos con él el sábado para tomar algo por la noche y, mira, follar no follamos, pero qué gusto da a veces que la gente se acerque a tu mesa en una concurrida terraza a saludarte sin quitarle ojo al nuevo. Es... impresionante! Y además es un tío interesante, atractivo y más cosas que tendréis que descubrir. No es por venderlo, pero está soltero. Y, claro, antes tendréis que pagarme a mí algo porque no voy a presentaros a ese chulazo por la cara...


He descubierto que el patinaje sobre ruedas puede tener cierto interés. Tal vez me busque algún entrenador personal, jeje ;)


Como veis, nada del otro mundo ni interesante, pero es que la vida en Logroño es así: poco interesante. De ahí que haya que animarla un poco, antes de que nos dé un algo por inmovilidad crónica. VENID A VISITARME, NARICES!

26 mayo, 2009

Soto's Spring 09

Martes, 26 de mayo de 2009

Como cada primavera, el maravilloso pueblo de Soto, se llena de entidades homosexuales que poco o nada tienen que ver con los habitantes y domingueros que se sorprenden de la variopinta reunió que acaeció este fin de semana.

En otras ocasiones me he extendido ampliamente sobre el fin de semana, gente que apareció por allí, quién fue la estrella invitada... Esta vez no, que estoy un poquito "marijose". Como le estoy diciendo a todo el mundo, fue otra reunión estupenda, habida cuenta de que este año además pude estar al completo, sin tener que bajar a Logroño a trabajar en ningún momento.

Haré un breve resumen para que nos entendamos. Tuve mis momentos estúpidos y mis momentos estupendos, que me he dado cuenta de que curiosamente empiezan por "estup" aunque no tienen nada que ver después. Curioso.

Fui estúpido porque:
  • Sigo llevando unas intenciones que debería dar por hecho que no es fácil cumplir.
  • Me porté fatal con quien no tenía culpa sin saber por qué o aun sabiéndolo, sin querer controlarme.
  • Machacar mis amistades se me empieza a dar mejor de lo que parece.
  • Mis infantilismos volvieron a salir a relucir, dejándome alguna vez en evidencia.
  • Pertenecer a la organización no me da derecho a ser borde con nadie.
  • No tengo derecho a tener celos de nada ni de nadie, menos aún cuando no es nada "mío".
  • Me sigue pudiendo la ansiedad en ciertas situaciones.
  • No me conformo con lo que tengo.
  • Si tanto me quejo, ¿por qué no hago algo?
  • Intento creerme que puedo, pero algo me lo impide.

Sin embargo fue estupendo porque:
  • Volver a ver a esa gente me carga de energía.
  • Somos un grupo de cotillas, sí, pero inocuos y sanamente divertidos.
  • Pude achucharme con mucha gente que te transmite infinidad de cosas.
  • Conocí a un par de personas increíbles que espero que se queden flotando cerca.
  • Volví a cogerme una cogorza muy divertida y casi sin resaca!
  • Tuve conversaciones interesantes incluso cuando creía lo contrario.
  • Sé que hay gente que me quiere mucho. Muchísimo. Y mucho más.
  • Sólo faltan unos meses para la siguiente (se propuso un taller de colonoscopias...)
  • Ver a gente que apenas se conoce con tan buen rollo y tan cercanos, hace que valga la pena seguir montando estas actividades.
  • La sensación que te deja al terminar es que "ojalá hubiera durado unos días más".

Por una vez he pensado además dejar una pequeña muestra de los mensajes que suelen enviarse durante el fin de semana en la famosa caja que mis manitas y mi maña fabricaron para deleite y disfrute de la concurrencia.


Las hay de todo tipo... Y cada una tiene un sentido especial porque sé de quién son... La mayoría, claro.Creo que sí, que en conjunto fue un fin de semana COJONUDO.

18 mayo, 2009

Si un día me caso...

Lunes, 18 de mayo de 2009


Bueno, con un arreglo de Photoshop y el permiso del gran König éste podría ser un momentazo el día de mi boda... Aunque cuando se lo enseñé a Javi, me dijo que el fornido obrero no era mi "estilo". Tal vez, pero a nadie le amarga un dulce ;)

12 mayo, 2009

Regresando

Martes, 12 de mayo de 2009

Pensaba ponerme en plan borde y atacaros a todos con eso de que llevo mogollón de tiempo desaparecido y aquí nadie se pone a clamar por mi regreso y que dónde estoy o si me ha pasado algo... Pero después me he dado cuenta de que muchos de vosotros sois amigos ya, tenemos otros medios de contacto y, al fin y al cabo, sabéis que simplemente he estado ocupado, con gripe y con las dos cosas a la vez.

De hecho, he estado coqueteando con la idea de dejar el blog, ya que mis escasos lectores (vosotros) sabéis todo lo "sabible" cuando chateamos, hablamos por teléfono o leéis mi estado en el Facebook. Esforzarme en mantener un cuaderno de bitácora abierto y actualizado no acaba de tener mucho sentido si no soy constante y firme en mis intenciones. Aunque, como siempre he dicho... ¿Lo escribo para los demás o más bien para mí mismo? Más de una vez he vuelto la vista atrás y he releído párrafos y textos completos sorprendiéndome con una media sonrisa en los labios o un inicio de lágrima en los párpados. Durante años ya (creo que voy para el tercero este verano, así de memoria) he ido desgranando mis pequeñas vivencias, plasmando con fantasía mis anhelos en relatos de vampiros y sangre, esbozando sin prisa mis cambios y mis deslices. Tal vez no escriba nunca unas memorias y esto sea lo más parecido a un legado que puedo dejar para que se sepa que estuve aquí.


Tampoco me tengáis mucho en cuenta lo que pueda decir hoy, estoy un tanto arrugadete. Es el primer día en la tienda nueva, por esto de las rotaciones, y siempre se está algo más perdido y aburrido que de costumbre. Más aún cuando es un centro comercial que las mañanas de un lunes no tiene a nadie en los pasillos. No sólo eso. Esperaba la visita de un tal Celes, un muchacho que me sorprendió el sábado al entrar en la tienda, hacerme un par de preguntas sobre unos teléfonos, pero después tontear conmigo de forma descarada pero morbosa. Dijo que se pasaría de nuevo por aquí hoy, pero me temo que fue un farol de los que aún sigo sin acostumbrarme a recibir. Aunque por otro lado me alegro. El muchacho en cuestión estaba bien bueno, a qué negarlo. Y que te digan dos lindezas no amarga en absoluto. Tendré que quedarme con esa sensación en vez de con la imagen de sus bíceps morenos embutidos en una camiseta ajustada...

Ay omá qué rico!

25 abril, 2009

El pequeño príncipe bohemio

Sábado, 25 de abril de 2009

El pequeño príncipe bohemio sonreía mientras las llamas le iluminaban el rostro. Había sido una noche desenfrenada, como todas las anteriores, pero se sentía vivo, que era lo importante. Notaba el sudor perlando su fuerte y su oscura melena estaba enredada y llena de barro seco. Había bailado con sus amigos hasta caer exhaustos alrededor de la hoguera, habían bebido hasta que las estrellas dieron vueltas sobre sus cabezas, el humo de la madera seca se había mezclado con otro tipo de humo que les hizo reír hasta que se les saltaron las lágrimas. Ahora sus ojos brillaban intensamente mientras se sumergía en sus meditaciones mientras sus compañeros y amigos dormían. Oía sus respiraciones rítmicas y el crepitar de las últimas brasas. Oía las olas rompiendo en la playa. Oía una voz que le llamaba por su nombre.

El joven príncipe se giró alarmado por si había alguien más en la zona que no hubiera visto. Pero esa voz no le susurraba al oído como el zumbido de los mosquitos, sino que le hacía vibrar una fibra de su ser que nunca había percibido. Esa sensación le generaba cierta incomodidad, pero también mucha curiosidad. Cuando quiso darse cuenta, sus pies ya le estaban llevando a través del frondoso bosque siguiendo los ecos de la voz que le hipnotizaba como un ensalmo. No sabía hacia dónde se dirigía, temía perderse y tal vez no poder volver nunca a su playa, pero no podía evitar acercarse a una pequeña gruta de donde parecía que partía la desconocida voz.

A pesar de la oscuridad de la noche, de aquella grieta en la montaña surgía una pulsante luz que cálidamente espantaba las sombras que le aterraban. Confiando en sí mismo y en aquella luz, entró en la cueva y se enfrentó a lo desconocido. La luz aumentaba poco a poco en intensidad, tanto que tuvo que taparse como pudo los ojos para continuar avanzando. Aún así la voz sonaba más cercana, más vibrante, con un timbre más dulce y encantador. La voz y la luz parecían provenir de algo o alguien que estaba sentado en el rocoso suelo, por lo que podía intuirse. Sus formas estaban poco definidas y su resplandor hacía que fuera complicado distinguir si se trataba de hombre, mujer o animal. Aún así el pequeño príncipe bohemio se sentó a su lado y se dejó arrullar por su voz profunda y melancólica, que parecía hablarle de algo muy lejano pero conocido a la vez. Sus manos recorrieron a tientas el cuerpo del fascinante ser, sintió el escalofrío de notar unas manos recorriendo el suyo y finalmente no pudo contener un suspiro de placer cuando se besaron con suavidad, alargando el momento cuanto fue posible.

El joven se sintió algo confuso al notar el sabor que quedaba en su boca, un cierto regusto de culpa por haberse lanzado a la aventura olvidando todo lo demás, sin pensar en las consecuencias y, fue entonces, cuando la duda echó raíces en su corazón. Sus ojos se habían acostumbrado al resplandor y la forma del ser se acentuó poco a poco. No le disgustó lo que vio. Más al contrario, se sentía satisfecho, pero eso le generaba cierta incomodidad. Sus pasados amores y posiblemente los futuros no se concebían en cuevas con seres deslumbrantes, eran más terrenales. La mirada del ser parecía interrogante, tal vez algo suplicante, pero las peores preguntas no es necesario hacerlas, cada cual sabe dónde las ha enterrado.

Se levantó despacio y se despidió cortésmente del ser de luz que acababa de conocer. Miró atrás en el camino de vuelta, hacia la entrada que seguía brillando pero con menos intensidad que al principio. Durante un breve instante se detuvo para considerar si debía volver y quedarse allí para siempre. Sin embargo el sol comenzaba a despuntar en el horizonte y sus amigos y compañeros se desperterían en breve, preguntándose dónde había ido.

No, las cuevas no son para los príncipes bohemios, que están acostumbrados a bailar toda la noche bajo la luz de las estrellas.

10 abril, 2009

EL hijo de la Marcela

Viernes, 10 de abril de 2009

Podría decir que esta vez me he retrasado en mi cita semanal con el blog. Podría decir que, para empezar, no hay tal cita. Pero creo que a partir de ahora me la voy a imponer si quiero mantener mi rinconcito limpio, aseado y ordenadito. No sé si será un día entre semana o los fines de semana que, supuestamente, tengo algo más de tiempo. Da lo mismo, porque tiempo que tengo libre, tiempo que desperdicio alegremente.

No soy constante, es un hecho. O sí lo soy, pero para no hacer nada útil. Los días que he trabajado de tarde en el centro comercial, entre que te levantas, ponte bien y estate quieto, era hora de salir. Los días de mañana sales y lo que menos apetece es ponerse a recoger, limpiar o teclear cuatro frases en un blog que escribo sin que casi nadie lo lea. Y llega el fin de semana, bueno, el domingo. Si no estás de resaca, de recuperación de sueño o de visita familiar, me dedico al placer de tirarme en el sofá encima de mi osete o a subir niveles a un ritmo medianamente aceptable en el WOW. En resumen, que estoy un poco abandonado del mundo.


Tengo unos cuantos mails sin contestar desde hace siglos, aunque por suerte no son del todo urgentes. Si la partida de rol empezará (supuestamente) en verano, tengo tiempo para ir poniéndoles al día sin agobiarme. Los asuntos de la asociación son mero trámite y además Jose los sigue llevando con puntillosa excelencia. La revista... Vale, ahí entono el mea culpa porque lo tengo más abandonado de lo que debiera. En eso me tengo que poner serio, vale. Y... bueno, con eso tengo para un rato, si lo unimos al seguimiento diario del Facebook, foros y demás blogs amigos, como que la cosa se me queda un poco grande. Decididamente, voy a poner un poco de orden o moriré en el intento.


A nivel personal, las cosas van bien. No puedo quejarme, vamos. Laboralmente seguimos jodidos pero contentos. Sí, estamos pocos y tenemos que hacer algún que otro malabarismo con los horarios, pero a cambio las comisiones se reparten menos y las nóminas mejoran a poco que te lo curres. Ése es mi caso. Más dinerito para gastos que no tengo porque no tengo tiempo.

Mi abuela ahora está en casa de mis padres. Hay novedades, pero no para bien. Hasta ahora su leve demencia simplemente le hacía ver que quienes estaban en casa con ella no eran su familia, sino alguien de su época de juventud. Aún así se seguía acordando de que tenía hijas, nietos y demás. Yo era su nietito que tanto se parece a su marido (rubiete, ojos claros, nariz... hasta casi todo el carácter!)... Hasta ahora. El otro día fui a comer as usual y empezó a contarme su última aventura, bastante triste, acerca de que cree que alguien le ha dado una paliza y lo ha pasado muy mal. Sin embargo, el punto de inflexión surgió cuando consideró que mi madre no era mi madre, porque yo era quien era, pero el hijo de Marcela, la de abajo. Por lo visto la Marcela fue una vecina suya de Arnedo que nunca tuvo hijos varones, pero que ahora es mi madre y la de mi hermano. Porque nos reconoce por los nombres y como hermanos, pero como hijos de la Marcela.

Tarde o temprano empezaría a ocurrir, pero aún así me tocó un poquito el corazón. No necesito que mi abuela sepa quién soy concretamente para saber que me quiere y me ha querido con locura y que yo también la quiero, pero... Es esa parte de mí que ha desaparecido de sus recuerdos (o que ha quedado aparcado) la que ahora echo en falta. Iba a ocurrir, pero hasta ahora yo era su nietito querido (bueno, lo somos todos cuando estamos con ella, claro). Ahora soy querido, pero el hijo de la Marcela.

Y yo me pregunto... ¿Mi supuesta madre no podría haber tenido un nombre un poco menos culebronero?

28 marzo, 2009

Síndrome pre-menstrual

Sábado, 28 de marzo de 2009

Aunque me he retrasado un poco en mi auto-impuesta tarea semanal, lo he hecho con la sana intención de serenarme un poco antes de escribir. Me han dicho alguna vez y es verdad que suelo escribir demasiado dramáticamente, con todas las cosas negativas que me ocurren o que tengo en la cabeza. Así que preferí respirar un poco y liberar algo de energía negativa antes de plasmarlo sobre el blog.


He estado unos días con lo que se suele considerar un típico "síndrome pre-menstrual" femenino. Siempre he defendido que los hombres también tenemos la regla, de forma menos habitual, obviamente. A mí sólo me ha venido el pre, sin post. He estado unos días como si me hubieran dado una patada en la boca del estómago, con un dolor algo sordo no tanto físico como mental. Estaba tan sensiblero que volvía a darme por moquear con algunos de los anuncios más absurdos de la televisión. Necesitaba casi más cariño del que Javi podía darme (y encima el puente se fue al pueblo). Tenía la sensación de que todo lo que hacía me salía del revés, TODO.

No hace falta decir que la sensación general era un poco absurda. Los días que trabajaba por la mañana (casi todos), salía, iba a casa a cambiarme y rápido al piso a limpiar toda la mierda que habían dejado mis amigos los rumanos no-pagadores. Acabábamos a las tantas y había que ir al gimnasio o a la asociación o llegaba algo derrotado a casa. No me quedaba tiempo para mí, para estar solo, siempre haciendo algo o teniendo que mantener cierta compostura. Y además hay que tener en cuenta que mi madre es un poco maniática de la limpieza y está dejando el piso que se podría comer sobre cualquier superficie sin cubiertos.

Para los amigos, un método como cualquier otro de desahogo, tampoco había mucho tiempo, además de que mis horarios son algo opuestos a los de la mayoría del universo. Y también es cierto que cada cual tiene sus obligaciones y sus gustos, con lo que no me apetecía molestar al que ha decidido imponer un silencio bastante pesado entre nosotros, ni al que puede que esté iniciando una preciosa relación, ni a los que hace tanto que no llamo que no me parece adecuado hacerlo para llorarles las penas. Que podría haberlo hecho, pues sí, pero no me dio la santa gana. Soy así, sufridor profesional. Eso también lo he heredado de mamá.

Últimamente ya estoy más evolucionado. Ahora estoy asqueado de ir a limpiar, como mis padres, así que he decidido que es el último día que vamos, porque está casi todo acabado y de lo que falte me ocuparé yo a mi ritmo. Están las cosas tan tensas que discutimos por las mayores absurdeces, con lo cual punto y final. Los silencios tensos me tienen hasta las mismísimas, así que otra cosa por la que no voy a preocuparme, porque creo que he dado los pasos adecuados para intentar solucionarlo. La falta de sexo me toca los bajos fondos y ya no sé ni qué hacer. Vale, ya no me subo por las paredes, pero sigue siendo muy poco divertido saber que la gente folla más o menos, pero mira, FOLLA. Yo parece que tengo que conformarme con la autosatisfacción personal. Eso sí, no tengo que darme explicaciones ni obligarme cuando no me apetece. Todo tiene sus ventajas.

Debe ser que en esta curiosa montaña rusa que es mi vida vuelvo a ponerme en el mecanismo de subida de pendiente pronunciada. Supongo que habrá un par de loopings y después ya se verá. Ahora mismo, me la pela, sinceramente.

17 marzo, 2009

Se acabaron las vacaciones

Martes, 17 de marzo de 2009

Bueno, dentro de dos horas y media vuelvo a la cueva a sonreír a clientes y a vender todo lo que pueda para quedar entre los mejores de la zona. Sí, se han acabado las vacaciones, qué le vamos a hacer...

Han pasado bastantes cosas, casi todas poco importantes, pero necesitaba estos días y, como siempre y como a todo el mundo, me han sabido a poco. Además, a saber cuándo vuelvo a tener unos días y qué haremos con ellos! Se admiten sugerencias desde ya.

Hagamos un repaso rápido para que quede constancia y alguna cara de envidia.

Un par de días en San Sebastián, solitos, para relajarnos. Hizo hasta buen tiempo y todo (cosa que rompe mi maldición de que allá donde voy, llueve tormentosamente). Dado que han pasado los meses en los que mejores nóminas tengo, hasta me di el gustazo de invitarnos al spa de talasoterapia que hay a pie de playa (y que un golpe de mar destrozó este invierno). Salimos masajeados, relajados, exfoliados y listos para empapuzarnos a comer de nuevo :) Y en el hidromasaje a media luz con esencias, decidí que voy a reivindicar este tipo de terapias como algo que debería cubrir la seguridad social.


Estuvimos un par de días en Logroño, socializando y perreando, básicamente. Yo tenía que hacer verdaderos esfuerzos de meditación con el tema del piso, pero sobreviví.

Y finalmente, del viernes al domingo, estuvimos en Madrid. Lo sé, posiblemente haya quien ahora me diga que podría haber llamado, que para una vez que voy... Ya, pero no fue así, lo siento. Íbamos en plan relax a no darnos el palizón de hacer encaje de bolillos para ver a medio Madrid un minuto y parte del siguiente. Os tocará en el siguiente viaje... Creo.

En fin, detalles aparte, llevábamos tiempo queriendo ir a ver el espectáculo "Rocky Horror Drama Queen Show", que es casi de culto para todo mariquita bien enseñado. Pasamos la prueba de ser "vírgenes" (quién me iba a decir a mi edad) y nos reímos, bailamos, cantamos e insultamos a Brad y Janet como los que más. Hasta tuvimos mención en las presentaciones, dado que ir de Logroño a Madrid para tal evento, nos hace algo especiales :)


En Madrid, tuvimos un gran acompañante. Estoy encantado de haber conocido por fin a Lean, que se mostró todo lo amable que pudo pese a mis cosquillas, mi constumbre de poner la mano donde no debo e incluso conseguir ponerle los pelos de todo el cuerpo de punta. No sé si es consciente de lo agradecido que estoy por su dulzura, su sonrisa perenne y sus ganas de que estuviéramos a gusto. Os recomendaría que le llamarais, pero es MIO y además os enamoraríais de él y de sus carrillos sonrosados y eso no puede ser. Porque os tenéis que enamorar de mí en todo caso. No?

También, tras muchos años de conocernos virtualmente, pude darle un prometido abrazo a Efra, pese a que llegó más tarde de lo que suelo llegar yo a las citas. No sé si se enterará de que le nombro, ni si lee mi blog, pero bueno, fue agradable tomar una caña a todo correr para quitar el gusanillo de vernos directamente. Es un comienzo :) Tampoco os pongo fotos de él que seguro que os enamoraríais de su increíble sonrisa y hemos quedado en que os tenéis que enamorar de mí, no?

En fin, la vuelta a Logroño tuvo un par de noticias buenas. Para quien no me tenga agregado en Feisvuk, por fin mis inquilinos han decidido hacer algo bien y, dado que a día 15 no me han pagado nada, han dejado las llaves en la inmobiliaria y se han ido. Dejan deudas, el piso sin limpiar desde vete a saber cuándo, el sofá que parece el cenicero oficial pero lo más alucinante... Se han llevado MEDIO armario de módulos. Por lo visto no les cabría más en la furgoneta. Además de una mesilla de noche de un juego de dos de la habitación de matrimonio. En fin, sinceramente esperaba algo peor (puertas rotas, paredes ralladas, casa quemada...), con lo que ya estoy en trámites de desinfectarlo con amoniaco al completo para poder tenerlo a disposición del público en breve. Pero la de la inmobiliaria no ha tardado ni un día en llamarme para ofrecerme otra inquilina. De esa zorra me voy a fiar, que me mete a unos morosos en casa que luego quería recolocar y vete a saber qué tenía entre manos ahora. Se siente, al Robin se le da con queso una vez, pero dos no (por la grasa, claro).


Así que hoy vuelvo con bastantes energías porque he podido cerrar temas, recargar las pilas y volver a mis odiadas rutinas. Apenas me ha durado un día la sensación de echar de menos aquello, porque no sirve tampoco de mucho. Me debo estar volviendo más pragmático, no?


Ahora en serio, qué coñazo de entrada, a que sí? Venga, que hoy y ahora mismo estoy de buen humor ;)

12 marzo, 2009

Temporizador...

Jueves, 12 de marzo de 2009

Tonteando por la red y con el tiempo libre propio de las vacaciones (para no pensar en mis inquilinos no-pagadores), he encontrado una web que hace aplicaciones de este tipo...



Lo sé, no tiene mucho sentido para casi nadie, pero prometo escribir algo acerca de mis vacaciones cuando pase el fin de semana (que tendrá mucho más para contar que ahora mismo).

05 marzo, 2009

Racismo

Miércoles, 4 de marzo de 2009

Yo sé que lo que escriba hoy posiblemente no me haga ganas demasiados amigos, pero es algo que tengo en mente desde hace tiempo y dado que me he comprometido conmigo mismo a escribir al menos una vez por semana, me parece adecuado.

Siempre me han enseñado que hay que respetar y aceptar a los demás como son. Después aprendí que la gente no me respetaba a mí por ser simplemente yo mismo. Yo he aceptado que los que piensan que mi forma de sentir, de amar y de disfrutar con quien disfruto en la cama es algo malo, desagradable o enfermizo sólo tienen un problema: ellos mismos. Con lo cual, cualquier tipo de discriminación siempre me ha parecido retrógrada y reprobable.

Desde que entré a trabajar en Phone House me ha tocado lidiar con todo tipo de clientela, como es evidente. Sin embargo la más abundante es la variopinta mezcla de nacionalidades que tenemos en Logroño. Pakistaníes, marroquíes, rumanos, búlgaros, rusos, ganeses, bolivianos, ecuatorianos, venezolanos... Cada cual con su cultura y sus particularidades idiomáticas. Y es aquí donde comienza la parte menos lógica.


Lo que al principio era una mera sorpresa y tal vez una pequeña molestia, ahora me irrita profundamente. Por ejemplo, a veces me deja un tanto estupefacto, que haya tal cantidad de extranjeros que no sepan las palabras mínimas para una conversación básica en un comercio, pero sí tengan su permiso de residencia, su cuenta bancaria y sus tres líneas de contrato. Siempre viene el amigo "traductor" y mantienen sus conversaciones ocultas tras un idioma que no me da ninguna pista para poder ayudarles o corregirles en caso de que estén en un error acerca de lo que acabo de explicarles. Si son más o menos duchos en nuestro idioma, tienen la fácil salida del "yo no entender muy bien". Sin embargo toda la explicación anterior ha sido muy fluida. Ah, que es porque ahora te estoy explicando las condiciones menos buenas, no?

Gente mala hay en todas partes. Nacionales y extranjeros, sin duda alguna. Sin embargo, hay un grupo concreto de rumanos a los que ya sólo nos falta saludarles con la mano cuando entran a la tienda. El cómo hacen y para qué los fraudes que hacen casi que prefiero obviarlo, sería demasiado coñazo. Pero eso sí, hacen fraudes con las líneas telefónicas. Y además, cuando les pides la documentación que se le pide a cualquiera, se ponen hechos una fieras porque eres malo porque son extranjeros. Curioso, el otro día uno me llamó en un perfecto español "maricón". El malo soy yo y el que no habla español es él, no?


Y lo que más me está quemando últimamente, que supongo que es por lo que este tema me trae tan de cabeza. Desde hace unos meses tengo un piso alquilado a dos familias rumanas. En principo, pese a las inquietudes de padres y conocidos, no hubo problema con los pagos. Salvo cuando llegó el primer recibo del gas, que pensaban que corría de mi cuenta. Y el siguiente de la luz... Hablando nos entendimos y lo pagaron. Pero es que el siguiente fue de gas de nuevo y ascendía a 400 euros! Y de nuevo el de la electricidad. Y esta semana hemos estado hablando. El inquilino que estaba deja el piso pero entra un amigo suyo. Cuando quedamos todos para hablar... sorpresa! El de los fraudes y el que me llamó maricón. La velada perfecta, vamos. Resumiendo de nuevo: ha sido una semana (tres días, pero somo si hubieran sido veinte) de continuas llamadas, retrasando los pagos, que me voy, que me quedo, yo con la imagen de todos los fraudes que hacen con los móviles, hasta han hecho que me llame el (presunto) jefe de una de las mujeres como garante de pago... Yo no he podido más y este es el último mes que están en mi piso. Lo siento, pero no me fío.

Y ahí entra mi duda. Yo no acabo de considerarme racista. No quisiera serlo, pero es que ahora me da no sé qué volver a alquilar el piso a alguien extranjero. La comprensión del idioma se encurentra serias barreras (sobre todo cuando no quieren entender), las diferencias culturales son enormes y mis antes desconocidos prejuicios empiezan a hacer demasiada mella. Es simplemente una reordenación de mis valores personales, pero me tiene algo inquieto.

¿Me estoy volviendo más racista de lo que yo pensaba que era?