31 diciembre, 2006

Y en el reloj de antaño como de año en año...

Domingo, 31 de diciembre de 2006

Es lo típico. Hoy es el día en el que se mira atrás y se hace un recuento de los doce meses que han pasado y los otros doce que tenemos por delante. Y supongo que por no ser el raro tendré que hacer algo similar o será como si rompiese esas terribles y apocalípticas cadenas de cartas o mails que tanto odio.

Esta tarde, en una de mis brumas mentales de mi larga siesta (anoche apenas dormí gracias a un par de partidas de La Fuga de Colditz) me he dado cuenta de que el ser humano tiene una necesidad imperiosa de medir el tiempo. Y no sólo el que está por venir para poder prevenir acontecimientos y tener puntos espacio-temporales comunes con otros seres humanos. Nos encanta medir el tiempo pasado, tomarle completamente las medidas y saber dónde almacenarlo por si lo necesitamos para más tarde. No podemos dejarlo ir, con todos los recuerdos y las cosas pasadas porque si lo desecháramos, sería como si no hubiera sucedido. Uno de los ejemplos más claros es éste blog, que me sirve de vez en vez para repasar lo que me ha ocurrido a lo largo de estos meses. Tal vez es un buen ejercicio de automortificación para que no nos olvidemos de las cosas malas (los pesimistas) o las buenas (los optimistas) que nos han ido pasando. Yo no voy a hacer un gran repaso o estaría horas escribiendo.

Este año hubo básicamente una gran crisis personal que superé como pude, como hacemos todos en estas ocasiones. Pude haber tomado decisiones más equivocadas, pero finalmente haciendo uso del consejo que más veces me repitieron ("deja que fluya") pude nadar hasta una orilla del inmenso océano en el que yo mismo me había sumergido. Al mismo tiempo mi vida cambió radicalmente con la mudanza y el inicio de la vida en concubinato, una experiencia por la que todos pasamos tarde o temprano. Son dos hechos que han marcado muy mucho mi día a día y que aún siguen marcándolo en algunas ocasiones, pero no voy a hacer del pasado mi carretera hacia el futuro. Han sido dos hechos muy importantes, repito, posiblemente algunos de los que marcan para siempre, pero no me van a lastrar en absoluto para seguir avanzando. Soy de los que creen que las experiencias deben ayudarnos a avanzar, pero sin que estén presentes en nuestra vida de continuo o solamente nos entorpecerán la vista.

El año que entra siempre viene cargado de posibilidades y eso lo hace más interesante, pero no quita para que haya que trabajar para que las posibilidades se conviertan en realidades. Entre ellas se encuentran la de cambio de trabajo (complicado, pero hay que insistir), buscar una casa para mí (en previsión de futuro), tal vez comprarme un coche (para tener más libertad de movimiento) y un montón de menudencias que pasan a un segundo plano. Son tres objetivos un tanto materialistas, pero desde luego es lo que hay. Muchos otros ámbito de mi vida, los más "espirituales", están suficientemente cubiertos a día de hoy.


Y para terminar y dado que ya voy a llegar tarde a cenar, es evidente que tengo que desearos un Feliz Año 2007 y que tengáis cuidado con las uvas de esta noche, que las pepitas las carga el diablo. Mil gracias por seguir acompañándome día a día y línea a línea.

27 diciembre, 2006

Camino al final del año.

Martes, 26 de diciembre de 2006

Esta mañana, pensando en el blog y las erráticas actualizaciones que tengo desde hace un tiempo, me he dado cuenta de que hace mucho que no me enfrasco en una reflexión seria y convincente acerca de algún tema banal que no me lleve a ninguna parte, pero que me permita desentrañar los misterios de la vida misma. He tenido un par de momentos luminosos mientras paseaba y hacía algunas de mis compras navideñas, pero, como siempre, mi mente cambia de conversación consigo misma a la velocidad del rayo. ¿Será que me estoy haciendo mayor o es que estoy tan atento a todos los detalles de la vida que no puedo centrarme en uno solo?


En fin, sé que es un tema muy manido, pero me ha vuelto a la cabeza con una sola imagen. Una pena que me haya dado tanta vergüenza sacar una foto aunque fuera con el móvil. Pues al pasear por uno de los centros comerciales de Logroño, al pasar delante del escaparate de Bershka he tenido que volver sobre mis pasos para asegurarme de que lo que veía no era una ilusión de mis sentidos. A punto he estado de entrar a preguntar qué talla tenía el esquelético maniquí para poder cerrar la boca que se me había desencajado. Me he quedado mirándolo un rato y dándome cuenta de súbito de lo jodido que tiene que ser querer entrar en un traje de tan minúsculo tallaje cuando se tiene un cuerpo, no digo ya con unos kilos de más, sino simplemente normal. Era un traje muy, muy, pero que muy ceñido dejando bien claro que si tienes unas tetas puestas en su sitio y que sobresalgan algo del pecho, te puedes dar por jodida, nena. Y si tus caderas no tienen un contorno inferior a los 40 cm vas a parecer un saco de patatas con lentejuelas y un bolso a juego. Pero nooooooooooo, qué va, que no estamos promoviendo la anorexia entre las jóvenes de hoy en día. Es porque yo me había colocado la lentilla mal esta mañana y lo veía todo distorsionado.

¿A quién pretenden engañar? Es bien sabido y comentado, que el culto al cuerpo es ya una religión en sí misma, pero en este caso no te prometen salvación en la siguiente vida, sino adoración en la presente. Para ello, como en toda religión, se te exigen innumerables sacrificios para contornear tu aspecto exterior hasta adaptarlo a los cánones de belleza reinantes marcados por las revistas y los estilistas de moda. Y aunque es evidente que la belleza siempre es apreciada y agradecida, no hay por qué hipotecar tu propia vida en aras de una figura perfecta... Al menos para algunos. Supongo que uno que ya es perro viejo y se ha relacionado con los cuerpos más perfectos (bueno, tal vez exagero un poquito, pero algún modelo ya hay en mi haber) y los más imperfectos (empezando por el mío propio) y conoce de primera mano los esfuerzos necesarios por sufrir una dieta adelgazante, una prenda que no te cabe y una exigencia exterior para que te quites "esos molestos michelines". Y hoy en día, aunque sé apreciar y no rechazo un cuerpazo de los que abundan en los gimnasios de grandes cristaleras, soy de los que creen que mejor una buena barriguita con cara sonriente que una musculoca más preocupada de las horas que pasa en su gimnasio que de tener algo de masa gris dentro del cráneo. Insisto, no voy a ir de adalid de nada ni nadie, pero sinceramente, los cuerpos musculados me parecen demasiado artificiales como para ponerme cachondo en dos milésimas de segundo. Al fin y al cabo, cualquiera con algo de voluntad y dinero suficiente para pagar una cuota mensual puede conseguir con el tiempo adecuado los mismos músculos que alguno de los chulazos que adornan las carrozas del Orgullo Gay.

Sé también que es una batalla inútil y que poco se puede hacer desde tan abajo, pero mi pequeño granito de arena es éste: a todas mis amigas y conocidas con cierta confianza, cuando se ponen guapas de verdad, con sus michelines o su tripita o lo que tengan, les hago ver que van estupendas. "Te sienta bien ese jersey" o "me gusta cómo te queda ese peinado" no son una muestra de hipocresía. Al contrario, realmente están guapas si se arreglan con lo que tienen y le sacan partido. No ajustarse al tipo de chicas que aparecen en las pasarelas tampoco es un crimen. Y si no, que me lo digan a mí.

24 diciembre, 2006

Feliz Noche de la Vigilia de los Puercos

Domingo, 24 de diciembre de 2006

Y el que no lo entienda es que no es un friki de carné. Porque esta noche es la noche en que Papá Puerco se da un garbeo por todos los pueblos del Mundodisco para... Bueno, que no, que no voy a contaros toda la historia, sobre todo porque algunos podrían darme mil vueltas (y no miro a nadie...).

En este país de raíces más católicas y herencia medievoromana lo llamamos Nochebuena y es típico cenar en familia. A no ser que tengas un turno de noche, seas un apátrida o hayas decidido tener tu propio calendario y hoy toque celebrar al patrón veraniego de tu pueblo. Pero en mi caso, es la primera Nochebuena en la que (espero) después de cenar volveré a MI casa a dormir sin necesidad de esperar a mis padres para que me lleven en coche. Mañana me despertaré (solo) en mi cama pero tendré la casa entera para mí mismo. Y por la tarde llegará Javi y estaremos solos (al menos una parte) y habrá amor y corazoncitos y esas cosas que salen en los dibujos animados cuando dos personas se quieren y tal.

Ya veremos cómo va la cena, pero este año somos unos pocos menos. Voy a intentar darle algo de animación con unas horterísimas corbatas para nosotros y unas boas de plumas rosas para ellas. Además este año, como mención especial y digna de destacar, me han permitido hacer el postre. A mí. Solito. Llevo flan de queso, receta del novio del soldadito valiente, pero que me ha quedado un poco... En fin, no diré nada y a ver si no les disgusta demasiado y tal vez pueda llevar entremeses a la cena de Nochevieja.

Estoy especialmente animado. No sé por qué. Tal vez sea la idea de cenar con la familia, en un ambiente distendido y divertido, con mis primos pequeños petardeando por ahí y siendo el nieto mayor presente. Tal vez influya que desde que estoy "emancipado" veo menos a mi familia y en el fondo les añoro un poco. Y cada vez que nos juntamos olvidamos un poco las pequeñas rencillas que haya y pasamos un buen rato juntos, que para enfadarse siempre hay tiempo, pero para disfrutar, cada vez nos queda menos. Una pena que falten esta noche mis tíos Rivero, porque él es "radio macuto" y nunca hay silencio cuando él está en una mesa. Habrá que compensarlo de alguna manera...

Y para terminar, tal y como había prometido hace tiempo, os dejo con una foto del bonito nacimiento que tenemos en casa. Quien viva por aquí cerca, está totalmente invitado/a a verlo en todo su esplendor. ¿A que es mono?

21 diciembre, 2006

En plena campaña de Navidad

Miércoles, 20 de diciembre de 2006

Ya estamos metidos en plena campaña y a cuatro miserables días de la Navidad y... Chico, quién lo diría. Es evidente que hay más trabajo que hace un mes, con más clientes y golpes puntuales con la tienda llena pero...... Ni punto de comparación con el año pasado, de verdad de la buena (que dice el comercia de la nueva compañía de móviles).

Yo iba profundamente mentalizado acerca del agobio que iba a sufrir, las largas horas atendiendo gente, el regreso a casa machacado y con la garganta destrozada de tanto hablar. Sin embargo la cosa está yendo de forma más relajada, las 10 horas de curro diaria son hasta llevaderas (pero esto que mis jefes ni se enteren) y hasta estoy llegando cómodamente a los objetivos mínimos que nos marcan (este mes algo mayores por tener más afluencia de personal). En resumen, que si no fuese por los adornos navideños, las cercanías de las grandes ocasiones familiares y mi agobio por no tener regalos para nadie comprados, casi se diría que es un mes más en una época del año cualquiera. Y pese a que siempre puedo poner la excusa que a menos clientes, menos comisiones, lo digo por exagerar, porque si la cosa sigue así, los 300 euros no me los quita nadie. Vamos, estoy yo como para no querer cobrar un poquito más.

Mientras tanto, con la gente dándose lujos en la tienda para satisfacer su necesidad consumista, con las compañías de telefonía frotándose las manos con la gran oferta de navidad en llamadas, con los pobres vendedores sonriendo pese a que preferirías pegarle un tiro en la sien a la clienta patarda de turno... ¡Feliz Navidad, qué coño!


Pd.- Yo tenía una imagen muy bonita para amenizar la corta reflexión de hoy (para que algunos no se quejen de lo que me enrollo), pero parece que estamos de que no nos dejan subirla. Otra vez será, se siente...

18 diciembre, 2006

Un domingo cualquiera

Domingo, 17 de diciembre de 2006

Y no, no es que haya visto la película de Cameron Díaz ni nada por el estilo, simplemente que ha sido un domingo cualquiera. Aunque la sutil pero verdadera diferencia es que no me tocaba trabajar y eso le ha dado mucho juego y posibilidades.

Hemos estado comiendo en casa de mis padres para celebrar el (pasado) cumpleaños de mi padre. Los cinco como una familia de lo más natural, con Javi algo nervioso por estar con sus suegros y yo feliz de disfrutar con ellos de un buen rato. Y la conversación, también una conversación de un domingo cualquiera me ha dado para pensar en varias cosas y sacar conclusiones muy interesantes.

Debo agradecer algún día a mis padres el ímprobo esfuerzo que han hecho para aceptar sin demasiado drama ni tampoco desapasionamiento el hecho de que sea homosexual, tenga un novio y que lo introduzca en la vida familiar (¿cuántas veces he puesto ya esta palabra en tres párrafos?) como si de uno más se tratara. Desde luego siempre di los pasos contando con su consentimiento explícito o implícito, sin imponer nada más allá de lo que ellos estuvieran dispuestos a aceptar. Pero aún así me consta que han tenido que reestructurar su plan de vida y siempre con intención de que yo fuera feliz como objetivo primordial. Mi madre, que siempre se ha encargado de una forma más directa de la educación de sus hijos, no me ha criticado nada que haya dicho o hecho respecto a mi forma de vivir mi relación y las decisiones que he ido tomando. Lo hemos hablado de esa manera concisa y seca que tenemos de hablar las cosas, pero siempre de modo informativo, ella respetando con mejor o peor cara y yo dándole a entender que formaba parte de mi decisión, aunque sin muchas concesiones.

Sé que tengo mucha suerte porque otras familias han sufrido una terrible sacudida con este tipo de situaciones y las cosas no han vuelto a ser igual (de buenas, me refiero). Por eso me siento orgulloso de cómo están las cosas en mi casa, cómo lo llevamos todos y del apoyo recibido por diferentes frentes en los días "D". Pero no por ello me convertiré en adalid de la salida indiscriminada del armario de todo hijo de vecino. Cada cual conoce la situación en su casa y cómo afrontarla. Los amigos estamos para escuchar, apoyar y felicitarnos.

16 diciembre, 2006

El borracho del barrio

Viernes, 15 de diciembre de 2006

Yo creo que ya van tres veces esta semana. Y las que te rondaré, rubito. El hombre me ha cogido cariño y en cuanto tiene una duda se presenta con sus gafas de sol y su móvil en la mano. El primer día pensaba que era un hombre "corto de entendederas", pero mis compañeras y mi sentido del olfato me confirmaron que se trataba de alguien que conocía al detalle algunos de los bares de su barrio. Y en una emboscada sin precedentes, me dejaron solo ante el peligro y mi atención y cuidado me han ganado su admiración y atenciones. Y cada pocos días aparece para que le vuelva a explicar por enésima vez cómo meter números en la agenda o cómo borrar un mensaje de texto de la memoria. Una y otra vez.

Inicialmente el hombre me daba algo de pena, alcohólico, en absoluto avispado, con una vida que no será nada satisfactoria... Le atendía deshaciéndome en explicaciones y paciencia para risa y mofa de mis compañeras. La siguiente vez le volvía a aleccionar como se enseña a un niño pequeño, haciéndole repetir lo mismo por si había suerte y se le fijaba en la memoria. Pero según ha ido pasando el tiempo, mi agrio carácter ha hecho su aparición y ya he comenzado a cortarle de raíz cuando me va a repetir una vez más que él no es tonto, sólo un poco torpe. Cada vez que entra por la puerta, en mi interior me dan ganas de gritarle: "no, otra vez no, vete a tu casa tío". Pero cuando se marcha y se me enfría el cabreo, me planteo que tal vez haya sido demasiado duro con él.

En el fondo, muchas personas "especiales" no acaban de regir por sí mismas la mayoría de sus actos. Por lo cual, sus malas acciones no dependen de una mala conciencia ni una mala intención. Para ellos el mundo funciona de diferente manera a la que lo vemos moverse nosotros y hace que sus actos nos resulten extraños cuando menos. Por eso mismo cuando me siento ofendido por lo que hace o empiezo a notar que se me sube la sangre a las venas del cuello, hay veces en las que me planteo cómo me encontraría yo en su situación, sin entender la causa de que quien tengo frente a mí se enfade sin razón aparente o al menos una que yo pueda entender. Eso y más cosas veo en el rostro de estupor del tipo con olor a mucho alcohol en sangre, sobre todo cuando le digo de nuevo que ya se lo he explicado tres veces y que no voy a volver a hacerlo, que tiene que aprenderlo por sí mismo. Y volvemos a su frase tan manida de que es un torpe y que necesita que se lo explique de nuevo.


No considero que sea una persona sin corazón y que no tenga cierta piedad por la gente menos favorecida por la vida, pero tampoco quiero permitirme el lujo de tener un "alumno" fijo todos los días a primera hora de la mañana. Y menos aún para repetir lo mismo una y otra vez. Sonará grosero, inadecuado y algo soberbio, pero tengo cosas mejores que hacer por la mierda de sueldo que me pagan.

13 diciembre, 2006

Un nacimiento

Martes, 12 de diciembre de 2006

Para decepción de algunos, no es que haya habido un alumbramiento de verdad. En realidad es que he tenido el momento consumista navideño mezclado con un toque infantil y aderezado con el picarón bromista que llevo dentro. El caso es que he entrado en una juguetería y le he comprado a Javi esto:


Lo veis bien. Es un nacimiento de playmobil con los Reyes Magos y todo. En cuanto lo tengamos montado (mañana mismo) le hago una foto y la pongo aquí para que lo veáis. Y es que además de reirse mucho, le ha parecido un regalo muy gracioso. Le ha gustado, que es lo que yo buscaba, y dice que además hay que enseñárselo a las visitas, con lo que tampoco lo va a poner por compromiso. Genial, genial y genial. Me encanta hacer regalos que gusten a la gente.


Y es que en el fondo la Navidad (pese al odio intrínseco a causa de mi trabajo), es una época que me encanta. Buscar regalos y detalles para la gente, recorrer tiendas y descartar opciones, ver algo más interesante a mejor precio, envolver... Todo me hace sentirme otra vez como cuando en mi infancia nos daban las vacaciones en estas fechas y disfrutaba con las tonterías típicas del momento. Si no era por ver la cabalgata de los Reyes, era por tener el Belén puesto en casa. Y las cenas familiares multitudinarias, con tanto ruido y algarabía que no sé cómo podía soportarlo. Quince personas en la misma casa dando voces, comiendo, cantando a veces y esperando que llegasen los regalos. Cuando ahora me acuerdo de las veces que me creí que mis padres y tíos iban "al baño", "a la cocina", pero en realidad estaban colocando regalos bajo el árbol, me siento igual de ilusionado. Es como creer en la magia aunque sepas que hay truco.

Pero estoy seguro de que el día 6, cuando me despierte y Javi y yo nos demos los regalos (si hemos aguantado hasta entonces), podré escribir con la emoción a flor de piel, otra vez siendo un niño que cree que los Reyes Magos le han hecho uno de los mejores regalos del mundo: despertarme al lado de la persona con la que quiero envejecer.

09 diciembre, 2006

Niñato insoportable

Viernes, 8 de diciembre de 2006

Como algunos saben y otros tal vez también, soy asiduo visitante de la web de noticias homosexuales Dosmanzanas.com. Para cualquiera que quiera estar medianamente informado acerca de lo que sucede dentro y fuera de nuestrar fronteras a nivel de derechos, actividades, reivindicaciones y demás acontecimientos varios relacionados con el mundo homosexual, es una web casi imprescindible. Para el resto, está bien echar un vistazo de vez en cuando para tener una perspectiva más adecuada de cómo está en mundo en algunos aspectos. Como decía, soy un lector habitual (diario), colaborador ocasional (casi nada) y comentarista impulsivo (cuando me nace de dentro tener que poner mi opinión o dar algún dato). La idea de crear un blog para dejar estas noticias por escrito y que sean comentadas por el respetable es muy interesante porque no se convierte en una web estilo periódico, sino que permite interactuar a los lectores con la noticia en sí aportando más datos o simplemente su sensación al leerla.

Sin embargo este tipo de libertad permite que se cuelen ciertos elementos perniciosos de la sociedad que van a insultar, reirse de algo que consideran la mar de gracioso (cuando no suele tener ni pizca de gracia) o bien derramar sus ideales un tanto totalitarios en algún comentario suelto. O peor aún, se pueden leer cosas de este estilo. Para caerse de culo y no levantarse. Y no es la única perlita que ha soltado el niño, qué va. Ya tuvimos él y yo un encontronazo hace unos meses porque según él (y en parte con razón), yo iba noticia por noticia contestando a sus aportaciones en la línea opuesta. Estuvo el verano de descanso y ha vuelto hace poco a la carga más radical y más cargado de rabia contra el mundo y contra la vida en general. Y ya véis qué razonamientos. Se caen por su propio peso y de puro ilógicas se convierten en absurdas. Pero son afirmaciones peligrosas leídas por ojos inadecuados. Un fachorra podría decir que los gays defendemos cosas tan absurdas como que las mujeres no deben tener sus 16 semanas de baja por maternidad. O que buscamos imponernos por encima de los heterosexuales y el matrimonio sólo ha sido una excusa para empezar. O cualquier mujero puede sentirse gravemente ofendida y decidir no volver a aparecer por esa web que no ha llamado al orden a un ser tan insensible.



Aun partiendo de la base de que es un chico joven (lo comentó hace tiempo en alguna parte) y que tiene la cabeza llena de pájaros que le impiden pensar, este muchacho consigue que se me crispen los nervios. Llevo muchos años metido en una asociación luchando por una igualdad real, eliminando prejuicios, normalizando la realidad homosexual... Y va el muchacho y en unas cuantas líneas puede tirar por tierra todo ese trabajo. Hablo, evidentemente, a un nivel teórico y metafórico. Ha llevado tan al extremo sus pretensiones anti-discriminatorias que hasta los Radical Gay se quedarían pálidos ante sus explosiones de hormonas sin liberar. ¿Y qué se puede hacer ante un elemento así? Varias personas hemos intentado contrarrestar sus argumentos con otros más reales y lógicos que pudieran convencerle. Inútil, se ha reafirmado más aún en sus convicciones y casi que nos llama tontos ignorantes. Si le contestas un poco mosqueado y le pides que se abstenga de tales comentarios, te acusa de recortar su libertad de expresión. Si pasas de lo que dice, se considera satisfecho de habernos dejado sin palabras... En resumen, siempre sale ganando de una forma u otra. Y aunque cualquier persona con dos dedos de frente vea claramente que su discurso es una tergiversación de la realidad, insisto en la potencial peligrosidad de sus textos.

Si sigue así (y espero que no empeore), le pediré al adimistrador de la web y a los colaboradores consejo sobre cómo sobrellevar el asunto porque a mí, cada vez que veo que ha escrito un comentario, se me hincha la vena porque me temo que va a ser terrible. Y no suelo equivocarme...

05 diciembre, 2006

Me estoy haciendo mayor

Martes, 5 de diciembre de 2006


Debe ser que me estoy haciendo mayor o si no, no me cabe en la cabeza. Yo antes no era así. Aunque en mi defensa diré que tampoco ha sido un cambio radical, pero algo hay que no es como era antes. Y es que me estoy dando cuenta de que... ya no necesito tanto a mis amantes. De hecho, hasta me permito el lujo de "desperdiciar" oportunidades para quedar y satisfacer mis más bajos instintos. Sin ir más lejos hoy mismo casi tenía una cita para un buen rato con alguien agradable y que suele tener resultados bastante satisfactorios, pero no, me he quedado en casa, escribiendo estas líneas, jugando al juego de turno y haciendo trabajos manuales para las amigas de Javi.

Obviamente no me he convertido en un santo varón de la noche a la mañana. Ha habido algún affaire por aquí y por allá y doy por hecho que mi libido me dará más caña, pero por el momento me siento bastante a gusto con lo que tengo y con lo que me dan. O será que me estoy haciendo mayor y no necesito tanto sexo como antes...



Naaaaaaaa, eso sí que no, jejeje.

02 diciembre, 2006

Una de recuerdos

Viernes, 1 de diciembre de 2006

Esta mañana, cuando me he levantado algo cansado y bostezante me he asomado a la ventana para ver qué tiempo hacía y el espectáculo que he visto me ha hecho sonreir pese al sueño que tenía.



Una niebla blanca y espesa cubría el horizonte y el frío húmedo se notaba incluso en el interior de casa. Mis fosas nasales se llenaban de aromas típicamente invernales (calefacción, humedad) y me abracé a mí mismo cerrando los ojos porque mi memoria se llenaba de imágenes. Recordé cuando era niño y vivía en la otra punta de Logroño, también en las afueras. El recuerdo, tal vez algo alterado, incluía el mismo día cubierto de niebla y frío y algo me decía que eran fechas cercanas a la Navidad. Como cada mañana mi madre acudía de buen humor a despertarme y yo me levantaba casi de un salto para ver la niebla que llegaba a ocultar el otro lado de la calle y empezar a vestirme. Estaba contento y nervioso, tenía ganas de ir al colegio porque se mascaba el ambiente navideño. Posiblemente sería el último día antes de las vacaciones. Recordé embutirme en el grueso abrigo para salir a la calle con la mochila a la espalda, moviendo los brazos en su mínima expresión por todas las capas de ropa que llevaba, con la bufanda tapando casi toda mi cara y el vaho formándose a escasos milímetros de mis ojos. En el colegio hacía calor y todos teníamos los rostros sonrojados y sonrientes. Ya sudábamos al llegar a clase, aquellas clases iluminadas con tubos de neón en las que entrábamos unos cuarenta alumnos, haciendo comentarios y hablando sin parar de nuestras cosas antes de la llegada del profesor.

Corté ahí el recuerdo, tenía que prepararme para ir a trabajar. Pero me pareció curioso que la combinación de una imagen y algunos olores despertaran recuerdos tan lejanos y difusos. Es algo bastante habitual en mí, considero que tengo una buena memoria olfativa pero muchas veces no consigo concretar a qué me recuerda un aroma o una fragancia. Pero sí suelo recordar las sensaciones que arrastran y esta mañana he salido a la calle con una melancólica sonrisa, pero una sonrisa al fin y al cabo.

29 noviembre, 2006

Ya están aquíííííí...

Martes, 28 de noviembre de 2006


Van a llegar las Navidades. De eso no cabe duda y menos aún dentro de unos días cuando las ciudades del mundo empiecen a darle al interruptor de encendido para el disparo de salida a la carrera del consumismo exacervado. Consumismo en el que yo participo, para qué negarlo, pero tal vez este año no me sea posible. En el trabajo estamos notando la cercanía de las navidades porque los horarios van a empezar a cambiar. Y para mal, claro.

Es terrible estar cansado y agobiado antes de que los problemas lleguen. Y es algo general. Mis compañeras también están previendo el mes y medio que nos espera con jornadas largas y la tienda llena. Esta mañana me he levantado con ganas de quedarme en la cama y no moverme hasta que se fuera la fría niebla que se arremolinaba en las calles. No como todos los días, no sólo era sueño, era desgana. Desgana porque comienza un sufrido calvario de vida que se resumirá en dormir y trabajar.

La Navidad es una época del año que me gusta. Me gustan los escaparates llenos de luces y de adornos, las tiendas desplegando todos sus productos para atraer nuestra atención. La gente por las calles con las manos llenas de bolsas y los niños pidiendo los juguetes de turno a voces. Y me encanta pensar en los regalos que me gustaría comprarle a la gente que quiero. Aunque ahí suele acabarse la magia porque evidentemente no puedo permitirme la mayoría. Pero soñar es gratis, no? Y se puede soñar con los inacabables anuncios de colonias, los turrones, las películas infantiles y los especiales televisivos. Pero por otra parte son días de reunión familiar y en la mía siempre ha sido motivo de alegría y alborozo. Los pequeños de la casa correteando y dando la vara, los mayores con los mismos chistes e historias de todos los años, las mujeres en un lado, los hombres en otro (tontería absoluta porque cocina/ayuda/recoge todo el mundo)... En estas celebraciones siempre me encantan y aunque con el tiempo son menos habituales por lo que supone de gasto y trabajo en la casa que celebra, las disfruto cada año un poco más. Mi familia materna está unida, con sus rencillas típicamente familiares y también las familiaridades típicas de vernos bastante a menudo.

Este año mi abuelo no se sentará a la mesa con nosotros. No sé lo que nos supondrá a nivel anímico, pero conociendo a mi familia, no creo que nos pongamos muy lacrimógenos. La tristeza se lleva por dentro, pero expresarla en común delante de los pequeños y de mi abuela (que bastante tiene con lo suyo) no sirve de mucho. Sería más bien contraproducente. Pero seguro que todos nos acordamos y le echamos de menos en las fotos. Y cómo chinchaba a su nieta pequeña para hacerla rabiar. Y qué fuerza seguía teniendo en las manos cuando me agarraba para hacer como que peleaba conmigo. Seguro que donde quiera que esté sigue atento nuestros pasos y vela por nosotros.

Buf, van a llegar las navidades. El asunto es cómo terminaré yo tras ellas.

26 noviembre, 2006

Otro fin de semana movidito...

Domingo, 26 de noviembre de 2006



Diría que últimamente no paramos, pero tampoco hay que exagerar. Estamos teniendo, como Javi quería, nuestros fines de semana caseros para recuperarnos de los anteriores. Y por mi parte me viene estupendamente porque no puedo gastar ni un céntimo de más si quiero llegar a fin de mes con algo en la cuenta corriente. Así que este fin de semana tocaba recibir la visita de Charly Brown, de quien ya os hablé hace poco.

Teníamos ciertos miedos acerca de la actitud de Javi hacia la visita. Estaba frío, poco convencido y Charly y yo creíamos que se sentía algo amenazado. Pero en media hora ya estaba en el bote. Porque reconozcamos una cosa, ¿con quién suelo relacionarme yo de una manera más o menos íntima que sea mala persona? Pues evidentemente vosotros lo sabéis mejor que nadie que sois ese tipo de personas. El caso es que este cambio radical de actitud me dejó bastante descolocado. En realidad muy descolocado. Y siendo más sincero aún, me ha dejado ojiplático perdido. y he estado todo el finde con la guardia baja y haciendo el tonto porque no acababa de reaccionar adecuadamente. Así que el Robin niño ha tomado el control y ha hecho de las suyas. He intentado por todos los medios retenerlo, pero es que estaba algo desatado. Por suerte no ha causado ningún destrozo digno de mención, sólo alguna trastada menor.

Mi reflexión acerca de mi reacción y comportamiento tiene un carácter un poco egoísta, pero me puede ayudar a cambiar esas cosillas que tengo pendientes. Supongo que esperaba tener que lidiar con un novio reticente, aunque amable y un amigo muy bien intencionado pero que jugaba fuera de casa. Pretendía tener que controlar la situación y mediar en momentos complicados, silencios absurdos y demás extravagancias de una mente perturbada. Al no ser así, toda la energía acumulada a lo largo de la semana, la preocupación por el qué pasaría y mi manía por tener todo bajo control (o al menos estar al tanto), reventó como una palomita de maíz en un microondas y salpicó todos mis comportamientos.

Tampoco voy a mortificarme con lo que ha pasado. Lo voy a utilizar para seguir conociéndome a mí mismo y seguir mejorando. Mi yo infantil no está eliminado del todo, de hecho no quiero hacerlo, forma parte de mí y de mis encantos. Simplemente tengo que vigilar que no salga de paseo si no va de la mano de mi yo adulto. También tengo que dejar de tener expectativas tan claras cuando no controlo las circunstancias. Todos podemos hacernos una idea de lo que creemos que puede pasar y prepararnos para tal efecto, pero si las cosas no salen así no hay que perder la compostura, simplemente aclimatarse a las circunstancias. Además, ha sido un fin de semana muy interesate, con un conjunto muy agradable y divertido, donde se han mezclado diversos factores que han hecho que me olvide temporalmente de mis problemas laborales, la bronca con mi compañera el viernes, la mala noticia de la entrevista que hice hace poco y los puñeteros horarios navideños (entre otras cosas). Y se acabaron los sábados libres hasta... Buf, mañana será otro día.

23 noviembre, 2006

Un vicio

Jueves, 23 de noviembre de 2006

Bueno, si sólo fuera uno... Pero creo que me he viciado un poco más al juego que tengo ahora entre manos, o al menos me apetece más ponerme a ello que con otros que he jugado aunque me gustasen más. Supongo que pocos lo conoceréis, es el Heroes of Might & Magic V.


Dejando aparte el juego en sí, las razones de por qué me gustan los juegos de rol y estrategia y demás excusas varias, estos juegos enganchadizos siempre consiguen que mis ratos de ocio giren "demasiado" en torno a ellos. Con éste, he tenido que correr para coger el bus más de un par de veces, lo he dejado pendiente y me he ido a trabajar para seguir cuando volviese y hasta me he acostado a horas indecentes por tener una misión especialmente interesante y estar ahí, ahí. Claro, con el consecuente cansancio al día siguiente arrastrando las ojeras hasta el suelo.

Por suerte esto sólo me ocurrió hace dos noches, que debí de caer en una especie de trance y no veía las horas que pasaban. Para suerte mía, mi cuerpo, como casi cualquier otro, tiene una impresionante tendencia a compensar errores fisiológicos y anoche estaba un poco hecho polvo. Me acosté pronto y esta mañana me he levantado como una rosa. Al menos no he ido acumulando sueño día tras día, noche tras noche, enganchado a unos muñequitos que se pelean entre sí y van descubriendo territorio. Si así fuera, sí que tendría un problema.


Además, cambiando de tercio, no puedo acumular demasiado sueño para el fin de semana. Charly Brown viene por fin (no ha habido cambios de última hora) y supongo que el sábado habrá fiesta hasta tarde. Si no estoy despejado, no tendrá tanta gracia...


Y en otro orden de cosas, quien trate conmigo estos días debe saber que los horarios de diciembre del trabajo van a acabar con la salud de todos los vendedores de Phone House, así que si notáis que tengo mala leche, que empiezo a despotricar acerca de mis jefes o que me sale espuma por la boca cuando se me pregunta por el trabajo, casi mejor alejaos en un radio de unos 500 metros a la redonda... Por si acaso... Esta semana me llaman de la entrevista que hice para la fábrica de maderas y sigo con la incertidumbre de lo que sería cómodo y lo que sería lo que realmente deseo. Pero no hagamos planes, dejemos que lo que no puedo controlar fluya...


¿Se me están acabando las ideas? Esto empieza a parecer el diario de una adolescente poniendo por escrito lo que ha hecho cada día. En vez de Cuaderno de Bitácora, creo que lo llamaré "Mi Primer Diario de Barbie". Como escribe alguien por ahí.... "Tíatíatía".

20 noviembre, 2006

Delicioso domingo éste...

Domingo, 19 de noviembre de 2006

Iba yo a hablar esta noche de que mi amigo Gwathadan ha dado comienzo a la partida de Planets, un juego friki, por turnos y bastante incomprensible para casi todos los que no estén dentro de la partida. Pero a lo largo del día las cosas han dado un giro tan interesante y entretenido que voy a dejar el tema para otra ocasión.

Esta mañana, tal y como me había prometido a mí mismo, ha habido una buena sesión de sexo con Javi. Que ya era hora, que más de 10 días sin sexo marital le dejan a uno muchas ganas... Al pobre le dolía un poco la cabeza, pero no lo ha usado como excusa para echarse atrás. Ha habido un poco de todo dadas nuestras limitaciones físicas (no siempre se tiene toda la carrocería al 100%) y me he sentido a gusto como hacía tiempo. Vamos, que miraba el domingo con otros ojos. Mi relación de pareja ha dado un giro de 180º de unos días a esta parte y leyendo mis escritos anteriores, este radical cambio es justo lo que iba buscando. Tengo cariño, tengo sexo, tengo la atención de mi pareja y me lo hace saber... Se podría pedir más, pero sería egoísmo. Y como ya dije, después de compartir tantos malos momentos, va siendo hora de compartir también los buenos, para que este Cuaderno no sea solamente mi muro personal de las lamentaciones.



Y para rematar el día, hemos recibido una propuesta de sexo de un navarro maduro de preciosos ojos verdes que, sorprendentemente, hemos aceptado. Y ¡caramba! Tener dos sesiones de buen sexo le hace a uno sentirse estupendo y más en forma que después de una sesión de gimnasio de las buenas. El tipo en cuestión era ya conocido (juraría que le había nombrado anteriormente, pero no he encontrado nada por ahí) y de conversación agradable. Morboso, divertido, sexual... Tanto Javi como yo hemos disfrutado mucho y posiblemente volvamos a repetir cuando podamos los tres. O cuando nos apetezca. Al fin y al cabo son aderezos para ponerle un poco de relación a lo que ya tenemos, que es lo importante.


En fin, como comprenderéis, después del día tan estupendo que he tenido (sin trabajo, con sexo, con sexo de nuevo, sin prisas y sin obligaciones), era un tanto absurdo ponerme a divagar acerca de las proyecciones personales de nuestras neuras en los juegos de ciencia-ficción. Pero esto no queda aquí, Charly Brown viene el próximo finde y me temo que va a ser muy interesante tenerlo por aquí, mantener conversaciones en directo y quién sabe si podremos pervertirle para alguna maldad. Si te acercas a mi piel demasiado, ten cuidado mi veneno es sutil... ¿Te acuerdas, soldadito?

18 noviembre, 2006

Cambio positivo

Sábado, 18 de noviembre de 2006

Aprovecho un ratito antes de tener que irme a trabajar para poder añadir la entrada del día o posiblemente no lo haga hasta vete a saber cuándo.

Podría haber hablado de lo mosqueados que estamos porque la conexión a internet, más que mejorar al triple de la velocidad, se ha reducido una décima parte. Podría plasmar que en el trabajo estamos mirando los horarios del mes que viene y va a ser el peor diciembre de mi vida (dormir, trabajar, trabajar, dormir). Podría dejar caer unas cuantas cosas más negativas, pero no me da la gana.

No, vamos a empezar a ser un poco positivos y compartirlo con la gente, que ya va siendo hora. Y es que no sé qué ha pasado con Javi que de pronto, sin haber tenido aún la Conversación. Cosa que no descarto, pero de momento aplazo un poco. Hemos vuelto a ser la pareja cariñosa, empalagosa y algo cursi del principio. Vuelve a abrazarme por sorpresa y a decirme que me quiere sin que se lo diga yo primero. Y vuelve a ser estupendo reirnos los dos juntos de cualquier tontería y decirnos otra tontería más justo después. Sé que suena terriblemente pasteloso, un "subidón de azúcar" que diría Charly Brown, pero así están las cosas a día de hoy. Y pretendo que se mantengan, no voy a dejar que baje el listón ni lo más mínimo, jejeje. Sigue habiendo una Conversación pendiente, no lo niego, pero de momento voy a disfrutar de estos momentos y a olvidarme del resto de mi vida.

16 noviembre, 2006

Vivan las largas conversaciones

Miércoles, 15 de noviembre de 2006

Que vivan muchos años. Vivan esas conversaciones hasta las dos de la mañana cuando al día siguiente te toca madrugar. Que duren las charlas con los que son tus amigos pudiendo dejar caer todos los pedazos de máscara que llevas puesta hasta casi sentirla como parte de tu piel. Que no terminen aquellos que te escuchan y te hacen ver su punto de vista para que lo tomes en cuenta, sin querer malinfluirte ni dirigir tu vida.

Gracias a quienes me habéis escuchado y me habéis dejado escucharos largas y emotivas conversaciones. Gracias a Gwathadan, a Charly Brown, al soldadito valiente... Gracias a aquéllos y aquéllas que por el mero hecho de sentirse amigos, de ser importante en sus vidas, han estado cuando les necesitaba. Porque sé que tengo la terrible tendencia a compartir sólo los malos momentos, pero creo que debería empezar a compartir también los buenos.

Gracias. Gracias. Gracias.

13 noviembre, 2006

Limpiando telarañas

Lunes, 13 de noviembre de 2006


Buf, me voy a tener que esforzar al límite para volver a dejar esto limpio e inmaculado, porque han sido demasiados días de dejadez y ni yo mismo me lo perdono. La "excusa" siempre era la misma: cansancio. No se puede pretender estar fresco y relajado, con ganas de escribir, a las dos de la mañana después de un par de horas dándole al juego de turno. Ni unas líneas. Siempre me lo proponía para el día siguiente pero volvía a pasar lo mismo. Así que he tenido que recibir toques de atención ajenos como acicate para no dejar caer en el olvido mi Cuaderno de Bitácora.

Y no ha sido por falta de temas para tratar, que la semana pasada creía que empezaba a quedarme seco. Pero siempre que se dejan macerar un poco las cosas surgen novedades interesantes dignas de comentar. Haré un breve resumen para no caer en los tediosos monólogos que me caracterizan y que a más de uno suelen adormecer. Al menos a mí me aburrirían soberanamente.


Y como dije en la última entrada, tengo nuevo lector del Cuaderno. De hecho ha sido uno de los más aplicados, porque se ha recorrido las líneas una por una de principio a final. Hizo incluso anotaciones para después preguntarme lo que no tenía claro y hemos comentado asuntos pasados que yo tenía algo aparcados en la memoria. Impresionante. Está haciéndose poco a poco un huequito en mi vida, porque de tanto hablar, a días se echa de menos escuchar su didáctica voz aleccionándome sobre la vida y los asuntos mundanos. Y poco a poco va ganando terreno. Pero no tengo miedo ni estoy agobiado. Es una de esas relaciones en las que te sientes arropado, querido, centro de interés, pero que implican también cierto esfuerzo, que hay que cuidar (como todas las demás, evidentemente) con cierto mimo para que no se estropee nada más nacer. Y sin el miedo a que pueda hacer de cuña en mi relación actual y destruirla porque lo respeta y lo acepta como parte de mí, ya que ciertamente es una parte muy importante de mi vida.

Charly Brown (llamémosle así) tiene un cierto don en la palabra que hace que escucharle sea interesante e instructivo. A veces su afán de enseñanza puede causar cierta sensación de "soberbia" en otras personas, pero no es el caso. Tiene una risa contagiosa que explota en sonidos cuando hago algún chiste malo (vamos, casi siempre) y me dirige con cuidado y suavidad por el tema de conversación que le interesa. Y además, para redondear el asunto, tiene un toque sexual muy parecido al mío, haciendo que las hipotéticas fantasías sexuales sean bastante afines y permitan que dos mentes calenturientas viajen juntas.


Y sé que hago un flaco resumen que no define a nadie en concreto y a muchos en particular, pero para empezar no quiero darle más bombo y platillo. Me consta que su nombre aparecerá por aquí de vez en cuando, tal vez dejando algún comentario (que lo dudo), tal vez nombrado por mí como os nombro a tantas y tantos otros. De momento tengo una lista de tareas pendientes:
  • Solucionar un mal rollo con un amigo. Debí hacerlo hace tiempo, pero... ¿Lo arreglaremos?
  • Quedar con la buena de Montse, que ya va siendo hora de que hable ella.
  • Seguir poniéndome las pilas en las tareas domésticas.
  • Empezar a acostarme antes, haya o no haya juego, que luego estoy "derrotao".
Sin prisa pero sin pausa y la primera me corre más prisa que ninguna. Vamos allá.

08 noviembre, 2006

Convivencia en Soto en Cameros

Lunes, 6 de noviembre de 2006

Anoche no pude escribir nada porque estaba más que muerto. Y es que dormir cosa de 4 horas el viernes por la noche y algo menos de tres el sábado aún me está pasando factura, porque uno ya no tiene edad para hacer ciertas locuras, pero sientan estupendamente de vez en cuando.


El fin de semana comenzaba un poco desganado. Sin embargo pronto entramos en la dinámica de cada convivencia, con gente nueva, caras conocidas y buenas expectativas. El que se convirtió en el "mister" del fin de semana llegó de la mano de los amigos de Palencia, que siempre traen a alguno que barre a la competencia. No era un chico especialmente guapo, pero tenía un toque de ternura, una sonrisa atractiva y unos ojos muy expresivos. Interesante, pero la competencia era dura y yo no tenía necesidad de ponerme las garras de tungsteno para sacarle los ojos a nadie. Además tengo la extraña sensación de que se emborrachó un poco con la atención de las multitudes y se dejó caer por aquí y por ahí charlando con la gente y dejándose querer un poco. O eso, o no era consciente de la atención que levantaba y simplemente fue conociendo un poco a todo el mundo que se le acercaba.

Los talleres de la tarde se desarrollaron como se esperaba. El archiconocido y nunca bien ponderado Taller de Caricias tuvo su público, sus reacciones de admiración y reconocimiento... y mis ganas de vomitar escuchándolo al otro lado de la puerta. La excusa de que trabajaba fue ideal para poder saltármelo sin necesidad de levantar más ampollas. Mi taller, de comunicación, no consiguió los objetivos que yo buscaba, influído por la carga emocional que tenía la gente tras las caricias y los toqueteos de dos horas de duración y que el grupo era grande y variopinto. Pero lo importante es que la gente estuvo entretenida y que fue llevadero, tanto para ellos como para mí. Y es que comunicar bien es muy complicado...

La fiesta de la noche fue lo que se convirtió en algo "raro". Ante las expectativas de la gente acerca de la "orgía" que se iba a preparar y los cotilleos del día siguiente, parece que la edad empieza a hacerse notar y en ese sentido la noche fue más bien... sosa. Evidentemente hubo algún momento "buitre" bastante destacable, pero la estrella invitada no pareció darse cuenta (me refiero al "mister" no oficial). O si lo hizo, lo llevó con bastante tranquilidad. Pero el punto más extraño de la noche fue la separación de gurpos que hubo, con el punto común de las edades. En el vestíbulo, fuera de la sala donde se desarrollaba la fiesta, estaban los más jóvenes (en general) consumiendo sus canutillos y hablando de sus cosas. Dentro, intentando bailar y en un plan algo más fiestero los "mayores". La fiesta quedó un poco desangelada porque no había mucha gente ni dentro ni fuera, aunque en conjunto sí éramos unos cuantos. Además hubo un grupo de gente que llegó el sábado por la noche, con lo cual no se integró (ni quiso) con el resto de la gente que llevábamos más tiempo y rompió un poco el espíritu de lo que es una convivencia. Espero que en la siguiente reunión, cuando hagamos la valoración de la actividad, tengamos esto en cuenta para próximas ocasiones.

El domingo, con el paseo por el monte y la lectura de mensajes fue más relajado. Las despedidas se alargaron más de lo necesario en estos casos, pero claro, todo el mundo quiere despedirse de todo el mundo, disimulando para poder llegar a quien de verdad quieren despedirse y decirle algo en privado, pero sin que se note demasiado... Que anda que no se acaba de notar... Por suerte, son esas cosas graciosas que ves desde otra perspectiva cuando estás en casa y te permites una sonrisa de picardía.


Para mí el fin de semana estuvo bien en conjunto. Puedo destacar que volví a confirmar mi idea de que a pesar de una primera mala impresión alguien siempre puede sorprenderte. Fue el caso del "chófer" del grupo de Madrid, que al llegar nos dejó a todos bastante preocupados por su mala leche. Eso sí, a mí me ganó cuando hizo un comentario acerca del "subidón de azúcar" de cierto momento hipertierno de cierta persona que al día siguiente preparaba cierto taller de caricias. Pero fue al día siguiente cuando este madrileño de aspecto alternativo y mirada seria me demostró que te puedes preocupar seriamente por alguien a quien apenas conoces, porque intuyó (aunque era evidente) cierto disgusto acerca de los talleres de la tarde y tuvimos una interesante y refrescante charla acerca de ése y muchos otros temas. Y durante la fiesta, más bien al final, seguimos hablando de más cosas, cosas interesantes que además me hicieron sentir bien, que me hacían ver que nunca se puede pasar desapercibido en un acto social. Para mí fue un fin de fiesta agradable, relajante y satsifactorio, aunque me resulta complicado expresar toda la amalgama de sensaciones. Una convivencia extraña, pero no por ello menos interesante. Han quedado muchas cosas pendientes, asuntos que tal vez se resuelvan en el futuro o tal vez no, pero que dan lugar a nuevas historias. Y como dice uno de los grandes libros de la literatura fantástica: "Esto es una historia que debe ser contada en otra ocasión...". Al menos espero haber ganado otro lector más para mi Cuarderno de Bitácora, que aunque lentamente, sigue llenando sus páginas virtuales con retazos de mí.


Pd.- ¿Demasiado subidón de azúcar tal vez?
Pd2.- Siento el culebrón y la falta de fotos propias, pero el cable de mi camara se ha ido de vacaciones y no lo encontramos por casa. Espero poder actualizarlo en breve.

03 noviembre, 2006

Bloggear o no bloggear...

Jueves, 2 de noviembre de 2006

Algunos días me planteo seriamente para quién escribo este blog, si para mí mismo o para quien lo lee. Si fuera para mí, como un diario íntimo, podría soltarme mucho más y abrir mis pensamientos de par en para para dejar que fluyera en abundancia lo que surgiera de mi abismo insondable. En el caso de escribir de cara a la galería, debería cuidar más mis formas, lo que digo y cómo lo digo. La red de redes otorga una libertad casi absoluta y la posibilidad de que lo lea quien lo desee cierra muchas puertas a cal y canto. Son dos posturas que pese a no ser irreconciliables, sí se tiran un poco de los pelos, porque cada vez que quiero tocar un tema complicado o que me resulta ridículo, pienso en quién puede leerlo y quién no, en quién va a saber lo que quiero decir y quién no, con lo que el mensaje original se contamina y pierde parte de su sentido y pureza.

Sin embargo, pese a que mi primera intención era convertir este pequeño espacio virtual en una isla personal donde depositar todos mis tesoros a salvo de piratas carroñeros, poco a poco yo mismo he sido quien ha dibujado el mapa para quienes sentía cercanos y quería que siguieran siéndolo a través de este moderno medio de masas. Por lo tanto, de forma consciente o insconsciente yo mismo me decanté por un camino del que creo que estoy bastante satisfecho. Hay quien ha comentado alguna vez (un querido, apreciado y sincero amigo) que este blog me separa más que me une a mis amigos, porque me evita tener que hacer llamadas para contar en persona lo que pasa, cómo me siento o cómo me van las cosas, simplemente. Sin embargo yo creo que es un medio más para estar cerca de quien quieres estar y hay que tomarlo como un intermedio, un "mientrastanto" antes de un viaje para verse, una llamada para desahogarse o una caña para echarse unas risas. De este modo ya hay una base sobre la que dialogar y no necesito hacer un resumen de los últimos... 10 meses en algunos casos extremos. Este blog nunca sustituirá un apretón de manos de un amigo, un abrazo en un mal momento y una mirada alegre al compartir una alegría.


De momento creo que el Cuaderno de Bitácora seguirá adelante con más anotaciones. Sigo utilizándolo para centrarme en mí mismo y en lo que me ocurre y ponerlo por escrito para que quede constancia de mi reflexión, muchas veces infantil o inocua, que no lleva a ninguna parte, pero que desnuda otro pedazo de mi alma. O bien, poesías aparte, me permite sacar mis locuras para que en mi cabeza quede algo de espacio para la racionalidad.

01 noviembre, 2006

Día 0, el marcador comienza a correr de nuevo.

Miércoles, 1 de noviembre de 2006

Bueno... Finalmente el día no va a terminar tan mal como yo pensaba. Un día de fiesta en mitad de la semana, una casa patas arriba que convenía limpiar, una relación que parecía que hacía aguas en algunos de sus frentes... Eran los ingredientes ideales para tener una tarde hogareña y matrimonial (en el sentido más despectivo de la palabra). Hemos limpiado baño y cocina, planchado, recogido un poco para satisfacer nuestro pequeño sentimiento de culpa y... hete aquí que se ha producido el milagro. ¡Ha habido sexo!


Así que habrá que poner los contadores a 0 de nuevo para ver si continúa la sequía sexual o bien ha pasado "esa fase por la que pasan todas las parejas". Dudo mucho de lo segundo, pero que me quiten lo bailado. Y no es que haga una marca roja en el calendario, pero es que de la última vez ni me acuerdo... Y eso significa que hace demasiado tiempo.

No voy a desgranar aquí todo el desarrollo del problema desde el inicio de los tiempos hasta nuestros días. Muchos lo conocéis porque he necesitado vuestro apoyo y consejo y a todos os agradezco sinceramente que me sigáis aguantando a pesar de los pesares y de que el tema se convierta en algo más que recurrente. Sabéis que para mí es importante y que aunque no sea lo que centra mi vida, me preocupa seriamente en tanto en cuanto influye en la buena marcha de mi relación. Gracias por los consejos, que aunque parezca que no los tengo en cuenta, siempre aprecio, porque son una muestra de que os importo y os preocupáis por mí. Por tanto también os hago partícipes de las buenas noticias... ¡¡¡Buen sexo para todo el mundo!!! (qué cursi ha quedado, no?)

28 octubre, 2006

Famosos y famosetes

Viernes, 27 de octubre de 2006


Porque hay famosos y famosos. Y gente con cierto renombre que es tan cercana como un amigo de un amigo que viene a pasar la tarde y cenar. Anoche Eduardo Mendicutti volvió a sorprenderme, dado que ya habíamos tratado con él en el pasado, pero ha vuelto a sorprenderme. No sólo es un hombre próximo, sencillo, con un sentido del humor irónico y sutil, sino que además lleva su relativa fama con una humildad que casi raya la vergüenza cuando una mujer, en el restaurante, le pidió hacerse una foto con él. Está acostumbrado, pero no lo lleva como estandarte.

Siempre consideramos a los famosos una especie de seres extraños que están en otra dimensión que nos es ajena y a la que no podemos alcanzar. Aparecen en los programas, los vemos a veces por la calle y algunos incluso tienen un trabajo digno, pero están ahí, en la pantalla catódica y el papel couché, lejos de nuestro mundo cotidiano. Y de pronto, al realizar unas jornadas literarias e ir a cenar con el ponente se convierte en un bálsamo para los sentidos en general. Las penas se alejan y el tiempo discurre entre risas y anécdotas de otros compañeros que pueden ser más o menos famosos, pero que se convierten en personas de carne y hueso por una noche. Y eso que todos tenemos claro que son "personas humanas" como nosotros, que comen, beben, ríen, sufren, se manchan, duermen, caminan y algunos incluso respiran. Pero aún así hasta que no compartes algo más que unos segundos no los humanizas por completo.

Y con todo te descubres mirando de reojo a la gente con la que te cruzas para ver si reconocen que vas acompañado de alguien famoso. ¡Un famoso! Así podrías sonreir de medio lado y sentirte importante porque te ilumina la estela de quien te acompaña. En el fondo a todos nos gusta el reconocimiento social a bajo nivel, no lo neguemos. Aunque tenga que venir de la mano de quien llevamos al lado. Dejarnos salpicar por el resplandor de una estrella fulgurante sigue vendiendo en los programas del corazón y los famosillos de medio pelo intentan sacar partido sin rubor ninguno.


En el fondo conseguí volver a mi rutina habitual, alejando los fantasmas de los últimos días. No tengo la cabeza para demasiados bailes y no me apetece que me ronden de nuevo ideas negativas que no me llevan a ningún lado. Afrontaré mis problemas a su debido momento, cuando esté preparado y las circunstancias sean propicias. Con ello no pienso dejarlos de lado hasta que los cubra el polvo del olvido y deba surgir un nuevo terremoto para sacarlos a la luz, no, simplemente tengo que relajarme y verlo todo en perspectiva, en conjunto y con idea de qué quiero y cómo lo quiero. Ideas alocadas llevan a actuaciones alocadas y no quiero hacerme famoso por haber tomado la peor decisión de toda mi vida en un momento de calentón.


Pd.- Mil gracias otra vez a los que os habéis preocupado por mí en estos dos días. Sé que mi anterior entrada fue un poco "durilla", pero estoy mejor y me siento arropado por quienes se han interesado. Soy un tipo con suerte por teneros a un golpe de móvil, ¿verdad?

26 octubre, 2006

Click, click, click...

Logroño, 26 de octubre de 2006

¡BANG!

Con el último giro de tuerca la pistola se ha disparado y estás muerto.

25 octubre, 2006

Por fin llegó!!!!

Logroño, 24 de octubre de 2006

A las 12 en punto de la noche, cual cenicienta a punto de ver convertida su carroza en cucurbitácea de dimensiones exageradas, he recibido un email que me ha alegrado la noche pese a lo gris del inicio de la semana. "Mi" Thomas, el guapísimo alemán (al menos a mi parecer) del que ya he hablado. No es que me diga mucho en unas 10 líneas, pero al menos ha conseguido alejar los malos pensamientos que estaba teniendo estos días creyendo que se había olvidado de mí. No es que pretenda que comience una novelesca historia de amor para toda la vida, pero, bueno, que uno quiere dejar su marca en el país germánico, de las salchichas y los carrillos sonrosados. Como digo no cuenta mucho y mi respuesta ha sido de lo más infantil porque en palabras aún me puedo hacer entender, pero por escrito tengo la impresión de expresarme como un niño de cinco años. Terrible, espero que no se ría mucho de mí. Y dice que quiere volver, que Madrid le ha gustado mucho y que puede que aprenda a hablar español... Menudas clases particulares le iba a dar yo, todo el día con el español en la boca... Jejejeje.



En fin, esa era la noticia gorda de la noche, pero aprovecho para meter una de ayer, que me entró sueño y no tenía ganas ni ánimos de sentarme a escribir nada. En fin, otra de las pequeñas y cotidianas alegrías de esta semana es que por fin, aparezco en una lista de exámenes a cinturón negro de Aikido. Vale, sé que al 90% de los que leéis el blog se os habrá quedado cara de sota porque no tenéis ni idea de lo que es el Aikido. Pues os vais a la wikipedia y lo leéis, cazurrillos míos. Una vez aclarado esto, recordaré que llevo practicando este arte marcial desde los 9 añitos, por indicación de mis padres y que sólo he hecho el parón de la universidad. Soy cinturón marrón desde hace no sé cuánto tiempo, pero también influido porque los exámenes a negro son de higos a brevas y con un tribunal, que es lo que más cuesta reunir. El caso es que esta semana el profesor ha sacado una lista con los futuros exámenes (de cara a marzo más o menos) y allí estoy yo, para 1er Dan (el primer grado de cinturón negro). No es que signifique que vaya a fusionarme con el espíritu del fundador ni nada parecido, pero era una meta que me había propuesto y que pretendo alcanzar. Me va a obligar a no faltar a ninguna clase y a esforzarme por depurar mi técnica, pero tengo ganas y quiero sacármelo desde hace tiempo, así que allí que me voy.

23 octubre, 2006

El vampiro ataca de nuevo

Logroño, 22 de octubre de 2006

El vampiro sintió de nuevo la misma satisfacción y el mismo hastío hacia sí mismo por lo que iba a volver a hacer. Se había prometido que ya era suficiente, que no lo necesitaba más, pero aún así allí estaba, acechando tras una esquina mal iluminada a su siguiente víctima. Y una vez más se dijo que sería el último, que no habría más, no lo necesitaba. Era un niño rubio de ojos azules que jugaba con un camión de juguete en el portal de su casa. A pesar de las horas de la noche que eran, seguía en la calle, disfrutando del frescor otoñal que soplaba en las calles. No había nadie a la vista, por lo que era tan sencillo que el vampiro casi quiso reir de satisfacción anticipada. Extendió sus colmillos, se acercó sigilosamente y antes de que el niño fuera consciente de quién le atacaba, su sangre bombeaba hacia la boca de su depredador. Como en las ocasiones anteriores era fresca y deliciosa, más que la de los adultos que solía preferir como rebaño. Sorbió despacio, alejándose de la luz para poder disfrutar con tranquilidad de su sabroso bocado y no ser molestado por ningún adulto preocupado. Los niños, tan inocentes, tan infantiles, con aquellas caritas redonditas y esos ojos profundos que te miraban siempre como si fuera la primera vez. Tan detestables, tan llorones, tan predecibles y tan inmaduros. Versiones miniaturizadas de nosotros mismos en las que nos refugiamos para creer que no perdemos la fase más cómoda de nuestras vidas, en las que las preocupaciones son nimias y los pensamiento futuros se reducen a unas cuantas horas más allá.

El vampiro se forzó a separarse del cuello del que aún manaba un hilito de sangre. El corazón del pequeño apenas latía, pero podría sobrevivir con una buena transfusión y despertar del peligroso coma provocado por el shock. Cayó al suelo como un muñeco viejo despreciado por su dueño, que se limpiaba con cuidado y delicadeza las comisuras de los labios. Éste se alejó de la zona asegurándose de hacer algo de ruido para llamar la anteción sobre el despojo que había dejado tirado. No quería que el niño muriese, pero al menos sí dejarlo incapacitado durante un tiempo. La deliberada afición por anular niños tenía una parte negativa, pero por el momento le hacía sentirse libre y completo. Era su elección, o al menos eso creía. Sin embargo, a veces, una vocecilla interior le decía que se hacía un poco más viejo con cada asalto y que perdía una parte de sí. Pero era una vocecilla que enmudecía rápido o se veía relegada a un segundo plano cuando otras más potentes entraban con fuerza. Qué más daba, ya estaba hecho y no sería necesario volver a repetirlo... Ya se sentía completo, al menos en la mayor parte de sus sensaciones. No sería necesario, no.


¿O sí?

18 octubre, 2006

Retorno a la vida en el pueblo

Martes, 17 de octubre de 2006

Bueno, tenía que pasar y mejor cuando aún estoy de vacaciones para que no se me junte con la vuelta al trabajo. Y es que estoy seguro de que alguno de los que leéis este compendio de desvaríos mentales estaréis de acuerdo conmigo: Logroño es un puto pueblo.



Directo y sin anestesia. Y todo por salir a hacer unos recados tontos a mi antiguo barrio, ya que iba a comer a casa de mis padres. Paseando por zonas que se consideran "centro" de la ciudad, o al menos no son los barrios periféricos, me he cruzado con un sinfín de personas, pese al día gris, pero la mayoría no bajaban de los 60 años de edad. Y comparado con los días que he pasado en Madrid se me ha venido el alma a los pies. Vale, no voy a comparar con Sol a mediodía, lleno de guiris, carteristas, policías y demás fauna, pero... Que no, que no, que es otro tipo de sensación. Aún así entiendo que estoy siendo completamente injusto al poner en la balanza una capital de nación con una capital de provincia, cada una con sus ventajas y desventajas. Será cosa del "jetlag" urbanita, o similar.

Yo siempre he sido gran defensor de Logroño como ciudad para vivir: tranquila, grande pero no demasiado, pequeña pero no demasiado, accesible, criticable... Vamos, desde mi provinciano punto de vista es ideal para vivir. Y lo sigo creyendo. Madrid me encanta como ciudad de vacaciones de tiempo en tiempo, para no dejar que te absorba ni te obsesione. Simplemente cuando me dejo llevar por el ritmo de vida de Chueca, Gran Vía, Sol y demás calles propiamente céntricas y atestadas, volver a casa es como regresar al monasterio de clausura abandonado en mitad del monte. Sólo serán un par de días, pero le acabo dando más vueltas que a una centrifugadora. Relajación, respirar hondo y recordad por qué no he querido nunca trasladarme a Madrid como casi todo el resto de mis compañeros de carrera.


No os quejaréis, que hoy me ha dado por resumir y ser breve... Sólo un mensaje a una persona en concreto: Al, quiero TODOS los detalles.

16 octubre, 2006

Y vuelta a casa!

Lunes, 16 de octubre de 2006

Buf, un puente del Pilar da para mucho, desde luego. Y hay tanto que contar que no sé por dónde empezar... Haré breve resumen, porque puedo teneros aquí cosa de dos años párrafo tras párrafo. Las aclaraciones por mail, que ya sabéis cuál es.


Empezaremos por lo sencillo: el curro. Fui a la entrevista relajado, sonriente, dispuesto a deslumbrar y mi intuición me decía que lo tenía en el bote. Pero esta vez, como últimamente, falló de pleno. El viernes, cuando hasta empezaba a fantasear con los viajes y el cambio, un multimensaje me sacó del mundo de las maravillas de golpe y porrazo. Pero bueno, esto sólo me reafirma más en mi intención de salir de esta empresa que me encadena y no me deja crecer. Pero bueno, al menos aquella noche pude dormir bajo techo, en casa de Oscar y Antonio (guapos!), aunque me descolocó un poco pensar que uno de ellos, el de ojos más claros, iba a ponerme la mano encima y tal vez a pasar un rato... "entretenido", pero no fue así. Una pena, nunca se sabe qué habría ocurrido.

Más cosas. Alberto. Una delicia recuperar aquellos tiempos en los que salir de marcha significaba bailar hasta la hora que fuera, sudando la camiseta y consiguiendo atraer las horrorizadas miradas de las maricas que nos rodeaban con nuestros bailes sugerentes y lujuriosos. Y buscar y cazar a los tipos interesantes para que él (evidentemente) no durmiera solo. Y no lo hizo. Qué chico más majo y mono e interesante se ligó con un estilo que me recordaba tanto a mí mismo en mis mejores épocas que casi hasta me sentí oruglloso. Me hizo mucha ilusión y me alegré francamente por él, pero por otro lado mi cacería no llegó a buen fin porque estaba sufriendo un marcaje implacable de Javi (normal, yo me dejaba besar y acariciar, que para algo es mi novio) y un tipo de ojos claros, camisa blanca y jersey a la cintura estuvo a punto de caer, pero por lo visto para él tres éramos multitud. Si se hubiera lanzado, lo habría pasado muy bien, jejeje.


Y tema final: mi Thomas. Porque es "mi" Thomas, que quede claro. Alemán, alto, rubio, ojos claros, madurito interesante... Ejem, el caso es que la tarde que estuve yo solo, tras la entrevista, entré en un típico bar de Chueca, el Acuarela, donde dos alemanes (lo descubrí después) leían plácidamente. Y yo, con mi libro de Matilde Asensi, me senté frente a ellos... casualmente frente al más guapo. Miradas, sonrisas, coqueteo inicial, pero el punto fuerte fue abrirles una botella de Solán de Cabras (a partir de ahora mi marca favorita de agua jeje) y sentarme en su mesa a charlar... en inglés! Por suerte me descubrí más capaz de lo que pensaba y ellos más comprensivos con mi terrible acento. Estuvimos un buen rato y quedamos a la mañana siguiente, yo aún solo, para ver algo de Madrid con ellos. Ese par de horas pateando Cibeles, Neptuno y el Paseo del Retiro fueron deliciosas en el sentido más adolescente de la palabra. Thomas, el guapo (para mí), dio muestras evidentes de interés, llegando a tocar mi espalda, dejar la mano apoyada en ella e incluso bajando un poco más... Y yo, preocupado, claro. No iba a pasar nada, pero el mero hecho de sentir que alguien coqueteaba conmigo, que seguía interesado y que no se cortaba ante nada me excitaba y me llenaba de recuerdos de estupendas sensaciones. Javi llegó pero aún así quedamos para cenar con ellos en una casa de comidas ("tipical spanish food"). Mi novio, que ya me conoce como si me hubiera parido, me dio algo más de manga ancha, dejando que Thomas se propasara levemente. Pero no había nada que hacer, no le iba eso de estar tres en la cama por lo visto (joer, dos de dos, qué puente, madre mía) y en todo caso era o sólo conmigo o nada. Y en esos momentos en los que la película se queda muda y hay una muy escogida música de fondo y todo parece detenerse... Pues dije que lo sentía mucho, evidentemente, pero que no podía dejar a mi novio fuera de la ecuación. Eso sí, no impidió que siguiéramos coqueteando y dicíendonos bobadas en cada bar mientras su mano exploraba las partes más tapadas de mi peto. Mi culo por lo visto le dejó gratamente sorprendido, no debe ser tan grande como yo pensaba... En fin, se mantendrá el contacto, pero Berlin está un poco lejos para ir de visita los fines de semana :) Una oportunidad de satisfacer una fantasía sexual de hace años: alemán, rubio, ojos claros y maduro sin que se note. La foto no habla muy bien de él, pero le daba por decir "cheese" y claro, los dientes no siempre aparecen cuando deben.




En resumen, un fin de semana completito y muy interesante. De haber estado soltero habría sido doblemente interesante, pero las cosas no siempre son como deseamos. Muchas veces siento que la presencia de Javi me obstaculiza muchas cosas en mi vida, que podría estar ahí fuera ligando como un niñato de 20 años porque por lo visto a mucha gente aún le resulto interesante. Debe ser que se me acerca la crisis de los 30 y me está afectando a este aspecto de mi vida. Sin embargo sigo al pie del cañón, porque de un modo u otro me compensa la tranquilidad de la vida en pareja y la relación a largo plazo. De momento no quiero darle más vueltas, porque tengo otras prioridades en mi cabeza. Dejemos que todo fluya, como el río llega al mar. Pero cómo me habría gustado estar una noche entera a solas con Thomas y saber qué habría pasado...

11 octubre, 2006

Triángulos

Martes, 10 de octubre de 2006

Los triángulos... Hace tiempo que quería hablar de ellos. No es que sean mi figura geométrica favorita, pero tienen un puntito interesante muy jugoso, que hasta las religiones y las superticiones han sabido aprovechar para darle una importancia que cualquier matemático consideraría innecesaria, dado que es una forma simple, sencilla y fácilmente analizable. En realidad son tres puntos en el espacio unidos por líneas rectas. Y ya está. Podemos calcular el área, el perímetro, hacer bisectrices, mediatrices, alturas... Pero siguen siendo tres puntos en el espacio unidos por líneas rectas, como si el resto de las cosas no fueran con ellos. De hecho, analicémoslos más de cerca...


Los puntos pueden estar equidistantes entre sí, pero desde luego no es lo más habitual. Generalmente hay unos más cerca de otros, tensando o apurando la distancia de las rectas que los unen, intentando no acaparar más espacio del que les ha sido asignado por más que lo deseen. Cuando no equidistan entre sí, las distancias pueden ser tan engañosas como el propio triángulo y cada triángulo es un mundo por descubrir. En los triángulos rectángulos se cumple el Teorema de Pitágoras, donde dos catetos tienen cierta relación con la hipotenusa, pero sólo si se ponen de acuerdo. Debe ser que la hipotenusa es demasiado digna y no quiere relacionarse con un solo cateto, así que busca que se unan para complementarse y llegar a su nivel. Ella siempre me cayó mal en clase de mates. La hipotenusa nos indica que hay dos puntos más alejados entre sí que ambos del tercero, con lo que separa más que une, o bien deja al punto más cercano bien amparado por los otros dos, que insisten en no acercarse para evitar el desmembramiento del triángulo. Si ya nos vamos a triángulos acutágulos u obtusángulos las cosas cambian, de nuevo entramos en un mundo de posibilidades sólo marcadas por un ángulo director que hace que las rectas se acorten o se alarguen a su antojo. Ese ángulo está basado en un punto del que parte, con lo que finalmente uno de los puntos dirige todo el cotarro para que el triángulo tenga una conformación espacial a su antojo y gusto. En resumen, marca las normas.



Salgo de madrugada para Madrid con una sensación algo agridulce, como siempre que emprendo un viaje. Voy emocionado, porque es una entrevista en la que, pase lo que pase, tengo intención de quedar mejor que bien, es el comienzo de unos días de descanso, y Madrid para pasar unos pocos días de turista me encanta. La parte negativa es que no voy del todo convencido de querer o incluso merecer el puesto al que me presento, que hay mucha gente a la que ver y poco tiempo para ello, me voy preocupado por unos amigos que dejo con problemas internos que no puedo resolver y que no sé si estoy haciendo lo correcto tomando la actitud que estoy tomando hacia ellos. El día en el que decidí de forma consciente ser adulto y minimizar al máximo mis momentos de infantilismo, creo que no me di cuenta de que implicaba actuar de forma responsable aunque sea lo que menos apetezca o nos cause algún tipo de dolor residente. Nunca he querido ser "borde" para conseguir mis objetivos, siempre me daba miedo pensar que la otra persona podría ofenderse y alejarse. Hoy me doy cuenta de que a veces es necesario, que no siempre hay que recular y dorar la píldora porque posiblemente no cumpla la función que deseamos. La mítica frase de "me duele a mí más que a ti" puede ser totalmente aplicable, pero suena vacía cuando se ha vivido desde ambos lados. Quiero a mis amigos, a algunos hasta les necesito, pero me duele no verles felices y más aún no poder ayudarles a serlo aún más. Lo siento si no lo estoy haciendo bien, me estoy esforzando todo lo que mi pequeño cerebrito me permite. Qué queréis, soy rubio...

09 octubre, 2006

The devil wears Prada

Domingo, 8 de octubre de 2006


O en castellano: "El diablo viste de Prada". Fue la película del sábado. No voy a hacer una crítica cinematográfica porque todos sabemos que no es lo mío y posiblemente al final sería un texto aburridísimo de mi índice y corazón (lo de puño y letra no viene a cuento en la era moderna). Pero bueno, al menos haré un par de comentarios.

Es una película que se deja ver, divertida, tierna... La Hathaway hace lo mismo de siempre, como hizo en "Princesa por sorpresa" (I y II) y cintas por el estilo, con una gran actriz al lado que es la que da peso a la interpretación. Hace la niña de tontita inocente que deja colgados a sus amigos y luego se arrepiente de su error. Al menos en eso es convincente. Pero la que gana el premio sin lugar a dudas es la gran dama Meryl Streep. Es que la mujer se sale haciendo de borde. Porque no es que sea mala, al menos no intrínsecamente, simplemente el resto de la humanidad no está a su altura. Pero son circunstancias de la vida.

Hay unas pocas frases míticas que se quedan grabadas. Una de ellas es: "No tengas prisa, sabes que me encanta esperar". Una ironía que me temo que Javi me dejará caer de vez en cuando. "Creo que necesitaremos vaselina y un calzador". Cuando quiera ser cruel al ir de compras con una amiga/o. Y poco más, la verdad es que es mucho más refrescante la actitud soberbia de la Streep ante... bueno, ante el mundo en general, como he dicho. Me gustó mucho su monólogo acerca de cómo las grandes marcas de moda son las que finalmente llegan de un modo u otro al gran público de grandes almacenes con el paso del tiempo. Todos somos esclavos de la moda al final.


Ha sido un fin de semana durillo, complicado y de esos que hay que coger con pinzas. Pero qué bueno es hablar y al menos limar asperezas, odio llevarme el agobio a la cama. La semana que entra es más emocionante: el miércoles cojo un avión a Madrid. Qué tontería diréis. Bueno, lo cojo para hacer una entrevista de mi empresa y tal vez conseguir un cambio de curro (dentro de Phone House). Me llevaré mi nueva pluma (estilográfica) de la suerte por si acaso. Y ya de paso nos quedaremos a pasar el puente. Espero tener cosas que contar a la vuelta y hasta puede que nuevos lectores de este mi cada vez más querido Cuaderno de Bitácora.

Y recordad, a veces el diablo viste de Prada, pero no sé por qué, seguro que a mí me gustaría más verlo de Armani...

06 octubre, 2006

Soledad

Viernes, 6 de octubre de 2006

Es un nombre bonito para una chica, desde luego. O será que me suena bien en esta noche de quietud absoluta, en la que apenas escucho un ruido diferente del que hace el ventilador del ordenador, el tintineo de la conversación de messenger que estoy manteniendo y los crujidos erráticos de la madera del suelo. Soledad.


Esta tarde he sido inconscientemente consciente de que no podría vivir solo. A veces he fantaseado con la idea, pero siempre de un modo muy imaginativo y desenfadado, posiblemente a sabiendas de que no sería así. Esta noche, sin embargo, es diferente. Iba sentado en el autobús número 10 que me deja en la puerta de casa, pensando en si me apetecía cenar o no, dándole vueltas a si iba a ver la tele o subir directamente al ordenador... Iba a pasar una noche completa solo, puesto que Javi está en su pueblo, sin quedar con nadie y aprisionado en mis propios pensamientos. No es una noche que vaya a sufrir ni nada por el estilo, simplemente me ponen un poco melancólico. Me recuerdan lo mucho que necesito tener a alguien cerca, alguien que me escuche, que me diga lo que le ha pasado en el día, que se ría conmigo de alguna gracia que se me escape... En definitiva, alguien que comparta conmigo el día a día, su día a día y que permita un intercambio fluido de palabras. Comunicación, en resumen.

Las relaciones (a distancia o en cercanía) en las que no hay comunicación de algún tipo se vuelven estériles tarde o temprano. Cuántos amigos se han perdido en las arenas del tiempo porque se fue dejando, se fue dejando... Soy una persona muy comunicativa, tal vez en exceso, lo reconozco, pero necesito que sea algo recíproco también, porque si no me da la impresión de que agobio y asfixio. Puedo ser muy dejado si la otra persona no me pincha de alguna manera para seguir con la comunicación, aunque puedo emocionarme en exceso y estropearlo por mi propia mano. Cosas de no haber practicado el autocontrol hasta hace bien poco...


¿Es cosa mía o el sueño está haciendo que desvaríe más de lo normal?

05 octubre, 2006

Lo nuestro no es química, es física nuclear

Jueves, 5 de octubre de 2006


Hoy he leído esa frase en un periódico, creo que era de un anuncio. Y rápidamente se me ha venido a la cabeza mi amigo Diego, que es físico, aunque no nuclear. Y la segunda persona en quien he pensado para relacionarla con la frase es con la persona que pasé la tarde del miércoles.

Porque sí, señoras y señores, el miércoles pasé la tarde entera en Pamplona, disfrutando de una agradable compañía y una conversación retrasada y por ello más esperada aún. Y ciertamente lo nuestro no es química, es física nuclear. Las chispas saltaban al menor contacto, posiblemente por la retención de ganas y tanto tiempo controlando los gestos, las palabras, las complicidades... Y cuando por fin sucedió todo, cuando el sueño se hizo realidad, vivirlo fue una experiencia de las que no se olvidan nunca, porque la memoria se dedicará a revivirlas una y otra vez. Los detalles se irán borrando poco a poco, pero las sensaciones vividas, los impulsos desatados, seguirán conmigo para siempre. Cuántos abrazos, cuánto cariño, cuántas frases que había por decir.

Confieso que tenía miedo, mucho miedo, además de muchas ganas. Tenía miedo porque no sabía lo que iba a encontrarme ni lo que me podía llevar de vuelta. Estaba aterrado por haberme creado una fantasía a mi alrededor, alrededor de un recuerdo, y encontrarme con la dura realidad, mirándome de frente y riéndose en mi cara. Y sólo vi mi reflejo en unos ojos verdes que parecían tan asustados como yo de lo que pudiera pasar y de lo que pasaría después. Y encontré a un ser sensible, cálido, cercano, que se dejaba abrazar en cada momento y que me otorgaba el calor de sus besos. Sentimos, como tantas otras veces, que la conexión era profunda, que nos entendíamos en cada acción.

Son esas situaciones y personas en las que te das cuenta de que no te conoces de casi nada, pero que comprendes cada uno de los procesos mentales de la otra persona. No somos clones, pero funcionamos de un modo muy parecido. Como todo en esta vida, tiene su parte buena y su parte mala y ambas saltan a la vista a poco que se piense. No puedo ni me creo capaz de resumir en unas cuantas líneas toda la amalgama de emociones que recorrieron mi cuerpo, las buenas y las malas, las positivas y las negativas. Tampoco quiero, ponerlo en palabras no serviría para nada y posiblemente lo desvirtuaría al no expresarme como quisiera. Es una pena que las "primeras veces" sólo ocurran una vez en la vida y que la siguiente ya tendrá un precedente y no será igual. O quién sabe, puede que sea mejor... Me complicarás la vida. Ya me la has complicado.


Hoy he estado un poco ausente, posiblemente asumiendo lo que viví ayer y de lo que aún me cuesta recuperarme. Mañana tengo que retomar el ritmo normal de vida, ponerme la máscara y seguir adelante. No ha sido un punto de inflexión, simplemente ha sido un punto en el camino. Lo que yo sienta, lo que yo viva, queda para mí, no voy a compartirlo con nadie. El despertador sonará, habrá una canción en la radio y abriré los ojos. Y a vivir.

04 octubre, 2006

Emociones contradictorias

Martes, 3 de octubre de 2006

Queramos o no, las emociones guían nuestra vida. Incluso las personas mas frías sienten alguna vez un pequeño ramalazo de algo que puede agitar levemente su respiración o al menos alterar durante un latido su pulso cardíaco. Esas emociones nos pueden guiar a sensaciones deliciosas o desagradables, siempre dependiendo de los numerosos factores que nos rodean. Amor, celos, envidia, odio, cariño, dolor, rabia... La lista es demasiado larga para ponerla por escrito y no es mi intención hacer un repaso exhaustivo. Sólo hacer ver que podríamos enumerar tantas como estrellas decoran el firmamento.

Una situación complicada derivada de sentir, de ser humano y ser consciente de que se siente y por qué se siente, es la de las emociones enfrentadas. Tener en nuestro interior dos (o más) sensaciones luchando por hacerse con el control de la situación y las acciones, es como llevar dentro una especie de montaña rusa donde no te diviertes en absoluto, porque no sabes cuándo llegará la última bajada. Podemos usar el freno de mano para intentar parar en seco, pero suele conllevar un pequeño movimiento de inercia que no nos deja en el punto exacto que deseábamos.

Ha sido un día algo movido, como siempre a nivel laboral, que es lo que más horas ocupa mi vida. Las emociones enfrentadas se lo han pasado pipa dándome caña desde que me he levantado. Me he quedado un poco dormido y por poco no llego a trabajar, pero en el fondo me hubiese gustado quedarme en la cama y dejar que la vida siguiera adelante sin mí un rato más. Cuando ha llegado la chica de prácticas, tenía verdaderos deseos de que aprendiera, enseñarle de la mejor manera posible y sentirme necesario al menos temporalmente; sin embargo me he llegado a angustiar cuando he sido consciente de lo que significa tener a alguien pegado a ti para absorber conocimientos de cada movimiento que haces o para asegurarse tu aprobación ante cualquier acto que lleva a cabo. Mañana voy a coger el coche de mi padre para un viaje y estoy ciertamente emocionado y encantado porque adoro conducir por muy mal que se me de; pero me embarga una extraña sensación de inseguridad y miedo por lo que pueda pasar, porque el coche no es mío y no quisiera estropeárselo a mi padre ni tan siquiera con un roce...

Podría seguir desgranando cada minuto del día con lo que se me ha pasado por la cabeza, pero no creo que resulte demasiado interesante ni tan siquiera para mí (de hecho, menos aún para mí, que lo he vivido en primera persona). Basta decir que este tipo de contradicciones, o al menos choques de sensaciones, me dan pie a reflexionar sobre mí mismo y mis continuas luchas internas y hacia dónde me mueven. Hay una conclusión común que siempre saco en limpio y que no me causa ningún pudor reconocerla en público: sentir, chocar, emocionarme, encontrarme, me hace sentirme VIVO, porque sé que el día que deje de sentir, será porque mi corazón ha dejado de latir. Y aunque todos sabemos que siempre existen las arritmias temporales, para mí son períodos de apatía completa. Con lo cual soy feliz de tener emociones contradictorias y voy a seguir disfrutándolo siempre que pueda.