12 julio, 2007

Tengo uno de "esos" días

Miércoles, 11 de junio de 2007

Se podrían escribir libros y más libros sobre lo que quiere decir esa frase, pero es así. Hoy es uno de "esos" días en los que no sabes si es que el destino se ha dedicado a olvidarse de ti de rato en rato o es que tocaba descompensarte un poco la vida en conjunto. Por suerte me he puesto un poco de Sabina (ahora, porque vaya mezcla que tengo de música en el disco duro) y posiblemente me vaya a la cama con las pilas más cargadas con alguna canción de las de soltarse la melena y olvidarse del día de hoy.


Tampoco es que haya habido una serie de desastres insuperables que hayan cambiado el rumbo de la historia de mi vida, pero tal vez por eso mismo es uno de "esos" días y no un día terrible. Simplemente han sido un conjunto de circunstancias y sensaciones que me dejaban en estados ciertamente negativos y nada recomendables. Durante todo el día el concepto de mí mismo se ha reducido por momentos al nivel de una babosa muerta... No, mejor al de una bacteria infectando a la babosa muerta... No, no, mejor al de los extrementos de las vacuolas de la bacteria que infectaba a la babosa muerta. En todos los niveles de mi vida pensaba que no daba la talla. Y además con esa sensación de que tampoco puedes hacer nada por evitarlo. Piensas que dado que estás en el fondo del pozo, de nada sirve intentar subir para saber que no llegas arriba, a lo más alto.

Tener poco que hacer en el trabajo y ver que el resto de tus compañeros van a llegar a sus objetivos con una soltura envidiable no ayudaba mucho a sentirse mejor. Por suerte, la campaña nos ha llenado la tienda hacia mitad de la tarde y no tener tiempo casi para pensar. El gimnasio ha venido bien para soltar parte de la energía acumulada a lo largo de la jornada, aunque he tenido algún encontronazo con un amigo. Qué suerte que las relaciones en el vestuario son inmejorables y nos entendemos a la perfección. Si notamos que alguien no está de buen día no se le presiona mucho, se le apoya y se le escucha lo que quiera contar. Creo que Pepe (del gym) es el primero en todo el día que me ha preguntado sinceramente qué me pasaba y se ha interesado por ello. A las once de la noche, no está nada mal...

En fin, simplemente espero que haya sido un día puntual y no tenga que ponerme a discutir conmigo mismo las desventajas de este tipo de estados anímicos. Me conozco y como entre en una de estas espirales descendentes, tengo todas las de perder. No puedo estar martirizándome con lo poco que me gusta mi trabajo, lo que me va a costar llegar a fin de mes con la hipoteca, el poco tiempo que paso con mi novio, lo desastre que sigo siendo en casa... Mañana tengo que empezar a tomar cartas en el asunto para no sentir que además no hago nada, que no tomo la iniciativa. Si quiero que las circunstancias cambien, está en mi mano, no va a bajar el Arcángel Gabriel del cielo a ponérmelo en bandejar... Como éste que le tomado prestado a Ismael Álvarez.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Curiosa sincronía... yo también tuve un día miserable justo ayer. Solo que sin Sabina. Paciencia, hoy será mejor.

Un beso,