17 febrero, 2009

Expectativas

Martes, 17 de febrero de 2009

Según la RAE:

expectativa.

(Del lat. exspectātum, mirado, visto).

1. f. Esperanza de realizar o conseguir algo.

2. f. Posibilidad razonable de que algo suceda.

3. f. Posibilidad de conseguir un derecho, una herencia, un empleo u otra cosa, al ocurrir un suceso que se prevé.


La fría definición no hace honor a los sentimientos que despierta en cada uno de nosotros una expectativa de algo que deseamos. No siempre son algo racional, sino que nacen de la parte más oculta de nuestra alma, donde nadie llega y a quien nadie contamos. Están ahí, a pecho descubierto, listas para ser asesinadas por la primera pizca de realidad que aparece para degollarlas sin piedad.


En la era digital recibimos un sms o bien un mail y algo salta en nuestro cerebro. Inmediatamente sabemos de quién nos gustaría que fuera o de quién lo esperamos. Puedes lanzarte sobre el móvil/teclado a la velocidad del rayo o bien deleitarte unos segundos antes de desvelar el secreto. Y ahí está, publicidad, una oferta de alargamiento de pene o peor aún, esos mensajes en cadena que yo, personalmente, tanto detesto. El gozo en un pozo. No era de quien esperábamos.


En nuestro cumpleaños, en Reyes, un día cualquiera, alguien nos da un paquete envuelto y nos dice que es un regalo. A veces lo agitamos, a veces lo palpamos, a veces simplemente desgarramos el papel salvajemente. Ya ha nacido, hay una expectativa de lo que quisiéramos que fuera. Si la persona nos conoce de verdad, estará al tanto de lo que nos gusta o lo que comentamos la última vez que sugerimos un posible detalle. Y cuando por fin abrimos la caja. Oh, vaya. Es "esto". Seguramente que es bonito y hasta nos guste, porque además la intención ha sido la mejor. Pero no ha cumplido lo que irracionalmente había acudido a nuestra desbocada fantasía. Lo más duro suele ser recomponer el rictus antes de que se nos note demasiado.


Conocemos a alguien. Da lo mismo que sea con intenciones más o menos profundas, pero empiezan las conversaciones y los intercambios de información acerca de uno mismo. Esa persona abre una pequeña parte de sí misma y en algunos casos se establece una conexión que te vincula de algún modo. Aún no hay amistad, no hay nada firme, pero encuentras tu situación cómoda, tú mismo estás cómodo. Supongamos que, dado que no es posible estar 24 horas al día juntos, hay intercambios de mensajes, mails, chateo, visitas puntuales al trabajo o a casa, cenas, fines de semana juntos... Como amistad o como posible relación (según el caso), todo va a las mil maravillas. Ya está, ahí han aparecido. Hay expectativas. Así que cuando cambia la dirección del viento y esa persona desaparece o empieza a olvidarse de cosas que se han dicho o incluso simplemente empieza a dedicarse más a sí mismo que a nosotros, la parte irracional da un salto mortal sin red y toma las riendas. Desde los "ya no me quieres" de las parejas a los "ya no disfrutas tanto como antes" de los amantes, romper este tipo de expectativas es lo que más energía negativa genera. Cuando se toca el tema de las pasiones, hay que andarse con ojo.


Así pues, ¿cómo se controla al niño que llevamos dentro? El mensaje no es tuyo, el regalo no es el que yo quería, la relación no es como a mí me conviene. Tras el enfado inicial, nos damos cuenta de que es inútil patalear y que la expectativa ya está seca, desangrada, tirada en el cubo de basura para reciclarla. Podemos mirar atrás y ver qué nos ofrecía y las imágenes de lo que podría haber sido, pero sólo para regodearnos en lo que no será. El enfado es mayor con nosotros mismos por haber sido tan tontos de generarnos expectativas cuando sabíamos que podía no darse el caso. Pero ya no hay nada que hacer, se ha roto. Definitivamente.

Pero yo sigo teniendo expectativas guardadas...

7 comentarios:

fisiologus dijo...

bueno... una esperanza.

Anónimo dijo...

¿y por qué hay que controlar a ese niño?...
no puede ser bueno

Anónimo dijo...

eso es lo malo de las expectativas que, a veces, son como ese regalo: no son lo que te habias imaginado. Per eso, quizá, es mejor dejar que las cosas fluyan como deben, con su ritmo natural, sin forzarlas demasiado, solo lo justo para que no se pierdan por el espacio...

Sufur dijo...

Recuérdame que nunca te regale calcetines...

Deric dijo...

Antes me hacia muchas expectativas, sobretodo con el año nuevo, ahora he dejado de hacermelas: casi nunca se cumplen.
Un abrazo

Robin Shilvadin dijo...

Fisiologus, la esperanza es más o menos la expectativa que acaba estampada contra el suelo.

U, no me hagas hablar contigo de expectativas...

Aran, lo malo es que aunque dejes que racionalmente todo fluya, la parte irracional ya se ha puesto en marcha. Al menos para mí.

Sufur. ROPA INTERIOR! Con eso nunca tendrás problemas en un regalo conmigo.

Deric. Hola! :) Gracias por aparecer por aquí. Espero verte más a menudo...

Anónimo dijo...

expectativas, sueños, llámalo x
un beso enorme