10 julio, 2009

Siento tu calor

Jueves, 9 de julio de 2009


Siento tu calor a mi lado en esta tórrida noche de verano. Tu respiración es acompasada, aunque sé muy bien que no duermes profundamente. Has dado más de mil vueltas en la cama y yo sigo mirándote para adivinar tus formas en la oscuridad. En este momento me das la espalda, esa espalda que tantas veces he acariciado en mis sueños y en la vida real. Esa espalda de la que conozco cada recoveco, cada curva, cada línea. Estiro la mano aún a riesgo de saber que puedo despertarte, pero tengo la necesidad de sentirte cerca, real. Tu suavidad me trae recuerdos de momentos pasados juntos, del sudor compartido y los jadeos al unísono. Te rodeo con el brazo y busco tu mano para entrelazar nuestros dedos. Ahora sí te has despertado, lo noto por el cambio en el ritmo de tu respiración y el leve movimiento intentando girarte. Lo evito apretándote más contra ti, besándote con delicadeza el hombro y apoyando mi cara después sobre ese mismo lugar. Te agitas de nuevo porque mi barba te pincha, como siempre. Sonrío en silencio y me retiro, girándome de nuevo para dejarte dormir a pierna suelta. No pasan ni dos segundos y te giras tú en la misma dirección para pasar el brazo por encima de mí, casualmente, como si lo hicieras en sueños, aunque yo sé bien que ahora eres tú el que sonríe como un niño travieso después de hacer una trastada.


Siento tu calor a mi lado en esta tórrida noche de verano pero no me importa porque eso significa que estás conmigo, en nuestra cama. Te aprieto la mano dándote a entender lo que las palabras no pueden y tú respondes apretándomela a mí también. Me aproximo más a ti, si cabe, buscando acomodar nuestras orografías. Mi temperatura corporal ya no se debe solamente a la ambiental y, dado que no nos es posible conciliar el sueño, tal vez podamos colmar las ansias que empiezan a poseerme partiendo de mi entrepierna. La chispa ha saltado y me froto contra ti, como un animal en celo. Mi erección comienza a ser más que evidente y mi deseo toma el control de forma evidente. Tú no reaccionas, estás demasiado cansado y derrotado para estar a mi nivel. Me pongo cara a cara contigo y busco tu boca con mis labios, queriendo jugar con mi lengua. Te cierras en banda y frunces el ceño en señal de que no te apetece seguir. Mi dura desnudez se aplasta contra tus abdominales y el mero roce me provoca descargas de placer que llegan hasta mi cerebro como explosiones de luz en la oscuridad. Me das la espalda dejando muy claro que hoy tampoco será, que debo esperar aún. Mis últimos cartuchos son restregarme contra tus nalgas, amasarlas. Tu leve empujón hacia atrás marca el final y la pequeña advertencia de que me acerco peligrosamente al límite de tu paciencia nocturna.Es una batalla perdida, lo sé, pero aún así sigo prefiriendo estrellarme contra tus muros en cada intentona.


Siento tu calor a mi lado en esta tórrida noche de verano y poco a poco la sangre reconcentrada retorna a su ciclo circulatorio para sus funciones habituales. Cierro los ojos y espero que Morfeo venga a acunarme con sus dulces brazos. Ya no es decepción lo que siento, sino costumbre. Ya no es frustración, sino monotonía. Y sin embargo, no dejo de anhelar tu abrazo, tu caricia, tu contacto. Tu sonrisa cuando bromeamos y tus ganas de escucharme cuando estoy estresado. Tus besos cariñosos, que me hacen sentir protegido. Tus guiños y miradas, que me hacen cómplice en el día a día.


Siento tu calor a mi lado... Y me quedo plácidamente dormido.



Pd.- Para Aran. Porque nos entendemos. Un beso.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

gracias, eres encantador! Me gustó mucho.

Claudio Monteagudo dijo...

Al empezar a leer, se intuye por donde van los tiros...Y justo cuando creemos que vas a escribir la moñada del siglo, le das una vuelta de timón increiblemente rotunda é ingeniosa. Mágica a la vez, porque todos los que nos encontramos en la misma situación alguna vez, sentimos el guiño de complicidad que nos expresa este relato. Nos demuestras paso a paso que los que creemos que hemos leido literartura gay, no hemos hecho mas que empezar. Sigue así!

Anónimo dijo...

Qué bien te entiendo!