30 julio, 2009

Un poco preocupado

Jueves, 30 de julio de 2009

Estoy un poco preocupado por un amigo. No hago nada preocupándome, lo sé, pero aún así me provoca un regusto amargo su situación personal y no puedo evitar acordarme de él de vez en cuando al cabo del día.

Es un tío de humor inteligente, no muy hablador, conversador agradable y nos conocemos desde hace suficiente tiempo como para que las confidencias hayan fluido sin necesidad de exigirlas. Por desgracia para nuestra curiosa relación, hay kilómetros y kilómetros de distancia que evitan que me acerque un día a su casa por sorpresa para darle un abrazo si lo necesita o auto-invitarme a un café para charlar de lo humano y lo divino. Malditas distancias!


No voy a detallar qué circunstancias le rodean porque hay quien consideraría que son muy habituales en el día a día como para preocuparse y hay quien diría que son muy personales como para airearlas. Pero son circunstancias que a él le tienen en el filo de una navaja y a mí me dejan un poco preocupado. La amistad, en todos sus sentidos, tiene este tipo de cosas.


Mi vida siempre ha estado plagada de amigos, amiguitos y amiguetes. No tengo gran capacidad para mantener las amistades largo tiempo porque, dentro de mi egoísmo infantiloide, me canso, me aburro hasta de las personas y van quedando atrás en el camino sin que la pérdida suponga un desastre. Simplemente, dejan de estar en mi vida. Hubo una época en la que me machaqué mucho con este tema, diciéndome a mí mismo que si no tenía "viejos amigos" era porque no sabía mantener una relación, del tipo que fuera. Y de ahí extrapolaba a mis relaciones. Y de ahí se me iba la pinza o me ponía tan triste que tenía que dejar de darle vueltas.

Sin embargo alguien me dijo que no fuera injusto conmigo mismo ni, sobre todo, con los que me rodeaban. Repasé mi listado de números del móvil (un poco friki, lo sé) y empecé a encontrar nombres que asociaba a recuerdos que me hacían sonreír. Y me di cuenta de que sí que tengo "viejos amigos" y también viejos buenos amigos, viejos muy buenos amigos, buenos amigos viejos y amigos viejos.

Pensé en la curiosa forma en la que Sufur y yo nos conocimos, en un juego online hace como mil años o más, con su personaje con nombre de actor porno gay y mi compañero de cuarto que se prendó de él en dos días. Y cómo el paso del tiempo hizo que lo que perdurase fuesen nuestros puntos en común y nuestras rarezas de rol y juegos de estrategia.

Recordé a Osky, que pertenecía al grupo de mi prima en Soria cuando íbamos allí de vacaciones en verano o en navidades. Su faceta de psicólogo que tanto me ayudó cuando decidí salir del armario con aquel grupo de gente que tanto apreciaba. Su traslado a Madrid, nuestras charlas eternas, sus consejos, visitas, Tony... Me sigue leyendo como un libro abierto, para mi sorpresa.

Myriam fue mi vecina desde que tuve uso de razón. Dos pisos más arriba con las terrazas enfrentadas, con lo que podíamos salir a hablar sin usar el teléfono. Que me invitara a su boda fue un honor porque me hizo sentirme parte de su vida. Siempre está pendiente de mí y se encarga de ser la que me llama para quedar y montar las citas.

De la universidad Alber sigue al pie del cañón aunque está a más kilómetros aún que mi otro amigo. Dinamarca debe ser preciosa, aunque imagino que los daneses más. Bueno, los que no tienen sangre de horchata, tal vez. Pasó también por manos de mi compañero de habitación (madre mía, Dani, es que te has zumbado a casi todos mis amigos o qué? Qué les dabas?) y tal vez eso nos acercó un poco más. Supongo que otras razones menos castas también. Adoro su humor y el año pasado el Orgullo con él ganó puntos increíblemente. Te echo en falta en Madrid para cuando bajo de visita. Copenaghe tendrá que esperar.

Cova, César y el resto del "grupo friki". Dispares y unidos por lazos tan absurdos como los juegos de mesa y rol que seguimos destripando. Unos niños grandes que, además de pasar buenos ratos tirando dados y montando tableros, intentamos cuidarnos los unos de los otros. Nos enorgullecemos de ser frikis y cualquier excusa es buena para cenar, echar unas partidas y contarnos qué hemos hecho ese mes.


Podría seguir con más gente, más viejos o más amigos, pero me guardo alguna carta en la manga para el día que (Javi mediante) me case y pueda soltar un discurso muy de "Castro" (de unas dos horas o más) sin que nadie pueda hacer mención de interrumpirme. Sólo faltaba!

Así pues sí que tengo amigos. Grandes amigos. Y viejos amigos. Cuando creo que necesito un abrazo, aunque sea virtual, sé a quién llamar. Cuando me apetece reírme un rato, sé a quién enviar un sms para quedar. Cuando les necesito, sé que están ahí.

Son mis amigos y por eso ahora estoy preocupado porque uno lo está pasando mal. Es una época complicada de su vida y no puedo ayudarle tanto como quisiera. Al menos un abrazo, un beso en la frente, cuatro palabras mal elegidas. Por eso estoy preocupado por él, porque le aprecio.


7 comentarios:

Deric dijo...

un escrito precioso!
Supongo que tu amigo estará contento de tenerte como amigo!
;)

Covadonga dijo...

Preocupado por un amigo: MENTIROSO!!!!!!!!
Estás preocupado por más de un amigo, que ese corazoncillo da para más de uno.
Un besote.

Sufur dijo...

Te quiero un montón, Robinzuco...

Robin Shilvadin dijo...

Pero qué grades sois, coño! Yo os quiero a todos, aunque muchas veces no sepa demostrarlo o lo haga fatal :)

Anónimo dijo...

Creo que el culebrón continúa

Milady_de_Winter dijo...

Lástima, ya no salgo en tu lista...

Robin Shilvadin dijo...

Milady, tal vez si nos conociéramos... O tal vez nos conocemos y no lo sé ;)