15 febrero, 2011

Como en los viejos tiempos

Lunes, 14 de febrero de 2011

Adoro ponerme a Ismael Serrano cuando tengo el día tonto. Me ayuda a estar más tonto aún y hasta por fin consigue sacarme alguna lágrima con sus canciones que hace que mi nivel de tristeza se rebaje un poco al sacarlo de dentro.

Y me he acordado de ti, cuando a estas horas aún estábamos hablando y decidiendo que ya era hora de acostarse. Pero aún nos robábamos una hora más de sueño con cualquier tontería o excusa.

nulidad-del-testamento

Y he decidido escribir un pequeño memorando (los testamentos son cosa tuya) porque si me pongo a escribir algo para el blog me sonará tan artificial que lo borraré sin que haya servido para nada. Porque sé que puedo escribirte libremente y sin tapujos y que si me respondes, lo harás sin tratarme con algodones, pero tampoco con brusquedad innecesaria.

¿Sabes? Te admiro, no puedo evitarlo. Hoy me doy cuenta de que eres admirable en tu fortaleza y la envidio. Sobrellevas el apoyo a tu madre (por cierto, ¿cómo está?) casi en solitario y además haciendo las funciones de experto en medicina dentro de la familia. Has estado con ella día y noche e incluso cuando no estabas con ella. Bregas con tu trabajo al mismo tiempo, sacando tiempo de donde no hay. Poco a poco, sin pausa, muy profesional sacas adelante lo que te corresponde, decidiendo hacerlo de la mejor forma posible porque no quieres hacerlo de otro modo. Y además aún dejas tiempo para que yo te pregunte por tu vida personal, por ese chico que te cuenta que te quiere, para que me abras tu corazón que está a cal y canto bajo una llave de oro.

goldkey

Así que cómo no voy a sentirme estúpido porque yo creo que no voy a poder sobrellevar una semana a mis pobres clientes, cuando debería estar sonriéndoles y agradecido de que vengan a gastar dinero en tiempos de crisis para que yo pueda darme algún que otro capricho. Que me quejo por quejarme cuando al mundo no le interesan mis gemidos para llamar una atención que tal vez no merezca cuando hay cosas más importantes a las que estar atento. O que le doy vueltas al hecho de que mi novio me quiere menos de lo que creo cuando sé que me adora con toda su alma y se esfuerza más de lo que debiera por complacerme.

Pues te admiro, y además tenía ganas de que lo supieras. Porque tal vez tú creas que lo haces como obligación de hijo, de currito, de amigo. Pero eso no le quita un ápice de mérito y, por si alguien no te lo había dicho, eres impresionante. Me descubro y hago reverencia.

reverencia-japonesa-feminina

Gracias porque, al acordarme de ti, me he dado cuenta de que puedo hacerlo un poco mejor y dejar de mirarme el ombligo. Sigue estando en su sitio, como siempre. Gracias porque no eres consciente de que los que te queremos y apreciamos hemos aprendido de ti más de lo que imaginas. Gracias porque sigues estando ahí a pesar del tiempo, las borrascas y el maldito frío.

Gracias, gracias y gracias.
Con inmensísimo cariño, el que aún se considera tu amigo si se lo permites.

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