10 abril, 2008

Enganchados al amor

Domingo, 13 de abril de 2008

Mi "nueva" perspectiva de la vida me está permitiendo reflexionar sobre temas que hace tiempo me tocaban , me rozaban, pero no llegaban a calar. O bien no dejaba que lo hicieran. La ignorancia es la virtud más cómoda que hay. Cuando uno de esos pensamientos azarosos te llegan y da la impresión de que vas a tener una pequeña jaqueca y un terrible cambio de humor, haces un quiebro por la derecha y esquivas. Solucionado.

Por la gente cercana que hay a mi alrededor me doy cuenta de lo enganchados que estamos al amor. Todos (y todas, por extensión). Y por mucho que lo neguemos, su exceso o su ausencia nos hacen seres desarmados ante el día a día de la vida y podemos permitir que nos arrolle la riada de sentimientos que nos corroen los intestinos. Quién no conoce casos similares. Quién no es un caso similar.

Un amigo, rondando peligrosamente la cuarentena pero que se conserva mejor que yo. Está pasando una mala época porque se siente mayor y no hay nadie a su lado. No es que no sea feliz como soltero, ya que tiene sus amantes esporádicos, sus amistades de fin de semana, su absorbente trabajo... Pero no le satisface. Se pasea por la ciudad dándole vueltas a la cabeza a la idea de que necesita a alguien para sentirse completo, lleno y con una previsión de vida de futuro. Y se desespera cuando ve a otras parejas (aparentemente) felices y evita situaciones en las que el romanticismo impregne el ambiente porque le genera sentimientos encontrados de pena y envidia. Hace unos días quedé con él para poneros al día de nuestras miserias habituales y le sentí tan desamparado que decidí regalarle una flor. Por sorpresa le metí en una floristería y elegí un bonito clavel rojo (una rosa tenía demasiado significado). Se emocionó tanto que me contagió y parecíamos dos bobos con lagrimones en los ojos. Por un momento pude hacerle un poco más feliz, porque en ese momento necesitaba sentirse querido. Al menos un poco más que en otros momentos.

Otro conocido más cercano (pasamos muchas horas juntos) mantiene la idea de que sin pareja no puede ser feliz. Sin alguien a su lado que le mime, le cuide, le de cariño y amor... Le ha resultado imposible disfrutar de su soltería porque lo que anhelaba con toda su alma era un novio para lo que suelen hacer las parejas. Su vida ha girado en torno a que alguien estuviera encima de él para recordarle que era estupendo, guapo, interesante o todas sus virtudes, porque por sí mismo no acaba de ver el conjunto de forma adecuada. Es una especie de codependencia de la idea del amor en sí mismo, pese a que todos sabemos que el concepto de "amor" suele acabar pareciéndose muy poco después a la vida real. Pero a muchos nos gusta autoengañarnos. A mí el primero. Bueno, finalmente este amigo mío ha conseguido lo que quería. Ha encontrado a ese alguien... Pero está a tres horas en coche de aquí. Veremos cómo evoluciona.


Y yo... No voy a desgranar aquí todos mis devaneos amorosos (algunos ya fueron comentados en sus momento) y a describir mis ideas viciadas sobre el amor y las relaciones. Anoche mismo a las tanta de la mañana tuve una pequeña discusión sobre este mismo tema que ha acabado provocando una gran bronca en mi relación. La teoría del caos, supongo. Algunos conocéis mi vida al dedillo y otros sólo lo que unas cuantas letras puestas juntas os muestran. Aún así no os fiéis porque siempre hay sorpresas en el interior que nunca se dejan salir a la luz porque nos avergüenzan o nos asusta lo que podrían parecer a la vista de todos. En lo más recóndito de nuestra alma, de nuestro corazón o de lo que cada uno tenga, anidan ideas que preferimos guardar para nosotros, que tejemos en nuestros momentos de soledad y recogimiento. Y que escondemos debajo del colchón de nuestros sueños cuando aparece una presencia que nos interrumpe, como una madre que llega casi a punto de pillarte con tus revistas porno.

Cupido no está muerto. No es que Cupido pase de largo a nuestro lado. Es lo que es: un niño caprichoso con un carcaj lleno de flechas y una puñetera venda en los ojos. ¿Qué esperábamos?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hombre, ya puestos, estaría bien que Cupido fuera así...

Robin Shilvadin dijo...

Para darle de hostias hasta en el carnet de identidad, la verdad es que me la sopla un poco... Porque el hijoputa se las merece todas. PERO QUE TODAS!!!!

He dicho.

Anónimo dijo...

Ahí te va una canción anti-amor de la petarda de la Barbra Streisand...

sevilolo dijo...

Que viva el amor!!!!!!!!!!!!!!!