21 agosto, 2009

Je ne veux pas travailler

Viernes, 21 de agosto de 2009

Lamento terriblemente el retraso en la actualización, pero no está siendo un mes estupendo en cuanto a tiempo de sobra. Y no solamente eso, el cansancio, el estresillo del trabajo y las pocas ganas hacen que valore mucho más estar tirado frente al pc chateando con mis amigos o leyendo la colección de libros que me tiene tan enganchado. Eso sí, debo agradecer a ciertas personas que me han pedido que me ponga manos a la obra. A cualquier escritor de medio pelo de blogs anónimos como yo le hace ilusión que le animen a seguir al pie del cañón. Al menos a dos o tres personas les debe gustar las bobadas que pongo ;)

Tenía ganas desde hace tiempo de escribir algo acerca del trabajo. Nada descriptivo, nada lleno de lamentaciones. Me la suda completamente que haya algún compañero/a o jefe/a leyendo lo que escribo, porque este mes estoy acabando más que harto. Mucho más. Así que con vuestro permiso, me voy a dedicar unas cuantas líneas a despotricar. No voy a ser justo, no voy a pensar en lo que yo hago mal, no voy a ser racional. Voy a soltar toda la mala baba que me corroe y puede ser que de ese modo la presión que siento a veces al terminar la jornada sea más leve, sabiendo que ha quedado plasmada.


Porque estoy muy muy cansado. Estoy cansado de que desde arriba se dediquen a cambiar alegremente los objetivos, las condiciones salariales y todo lo que les salga del coño sin pararse a pensar en las consecuencias que tendrá en los pobres pringados que somos los que les damos de comer. Estoy cansado de que la supuesta dirección parezca que da bandazos porque no sabe ni cómo vadear una crisis nacional y prefiere probar chorradas que después no van a ninguna parte, en vez de escuchar propuestas y valorarlas seriamente.

Estoy cansado de estos horarios de mierda. Que por el hecho de ser madre, el resto tengamos que jodernos y comernos todas las tardes por tu cara bonita y la de tu hijito. Que por culpa de la excusa de la crisis, tengamos que estar solos en la tienda cubriendo justitos porque no os da la puñetera gana contratar a más personal. Y así, cuando hay alguien de baja o de vacaciones, los mmalabarismos los hacemos NOSOTROS para que no haya que cerrar vuestras preciosas tiendas ni media hora.


Estoy cansado de que me pidas que atienda bien a los clientes cuando tengo que estar trabajando seis días a la semana. Sí, menos horas, pero seis putos días, uno detrás del otro. Así va a atender bien, Rita la cantaora. Si me presionas menos y no haces que yo tenga que convencer a un cliente de que se compre setecientas cosas, tal vez podría ser más amable porque no se me notaría tanto que quiero venderle esto o aquello.

Estoy cansado de que los horarios sean algo tan farragoso que haya que hacer casi una instancia al Rey para cambiarlos, justificarlos o tener que ir al baño. Tengo una vida fuera de esta mierda de tienda, vale? El problema es que es complicado vivirla cuando sales a las 10 de la noche de currar casi todos los días de la semana y eso con suerte si no son todos. A esa hora ni mis amigos pueden quedar (ellos madrugan, como todo hijo de vecino), ni las tiendas están abiertas, ni mi gimnasio da clase del arte marcial que practico hace más de 20 años y aún hay compañeros que ni lo saben.


Estoy más que cansado de hacer favores, de echar horas de más, de cambiar mis horarios en casos de bajas o ajustes y que luego sólo te devuelvan las horas. Dos horas extra un día cualquiera no me valen igual que otro día cualquiera, porque tal vez ese día podría haber hecho cosas más importantes. Y tampoco me vale que me des una palmadita en la espalda y me lo agradezcas porque con eso ya sí que no me callas la boca. Creo que esta empresa me debe más favores que yo a ellos, con lo que si nos ponemos a hacer cuentas, no hay horas suficiente para devolverme el tiempo que he perdido cambiando los carteles al cierre de la tienda o antendiendo a ese último cliente que llega apurando el cierre.

Estoy cansado este año de que la mieda de organización y reducción de personal haya hecho que las vacaciones sean algo que les está pasando a otros. Que yo hasta finales de septiembre no vea un día de descanso como está mandado, porque no podemos coincidir más de dos personas a la vez. Y así, cuando me diga la gente lo bien que le ha venido irse unos días a descansar y relajarse, a mí se me puede hinchar la vena y decirle que se vaya a tomar por culo porque yo creo que descansar, descansar no estoy seguro de que sepa lo que es hasta dentro de un mes más o menos. Y eso si no hay alguien de baja y me tengo que comer los mocos y cancelar las vacaciones en el último momento.


Estoy muy cansado de muchas cosas, de verdad. Y aún así mucha gente me pregunta que entonces por qué sigo aquí. Pues sí. Por qué. Pues porque ahora mismo casi es un regalo divino tener un trabajo, porque el sueldo me paga las facturas, porque me da miedo lanzarme al vacío sin colchón, porque hay veces que me divierto, porque he conocido a gente estupenda en esta empresa, porque a veces merece la pena los agradecimientos de algunos clientes... Y a veces, por pura inercia.

Yo quiero hacer como Edith Piaf. Yo no quiero trabajar...


3 comentarios:

Anónimo dijo...

me quedo con el final...

Deric dijo...

Qué bien va desahogarse! Al menos para esto también te sierve el blog, para gritar a los 4 vientos toda esta mierda.
Yo, como el anónimo de antes, me quedo con el último párrafo.
Ya sabes que para mi tampoc está siendo un buen mes, pero sobreviviremos, no? Tenemos que hacerlo.

Cru dijo...

Jijiji evil Robin!!!