10 marzo, 2010

Princesa

Martes, 9 de marzo de 2010


Tú ni siquiera sabes quién soy. Posiblemente ni seas consciente de que existo salvo como un puntito más en la multitud que crees que te aclama en los desfiles oficiales. Desde tu alta torre, princesa, deben verse muy pequeños y diminutos los habitantes de este vasto reino y no creo que pienses en gente como yo. Porque yo soy esa furcia que se folla a tus soldados cuando vienen cansados de la guerra, mientras tú eres cortejada por nobles y señores. Yo tengo que darme ungüentos en las heridas mientras tú, princesa, eres bañada por tus criadas por aceites aromáticos y jabones exóticos. Yo tengo la cara cubierta de mugre mientras tú te pones el maquillaje adecuado para la ocasión perfecta.

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Las putas no existimos en la imaginación de una princesa de palacio, sólo somos mendigos que hacemos bulto cuando se tiran las sobras de palacio, peleando por unas migajas. Nuestro día a día resulta tan desagradable, tan poco elegante, que no se puede pensar en ello sin conseguir una mueca de disgusto. Mientras a ti, princesa, se vuelven todos los rostros cuando paseas por tus tapizados salones, a mí me vuelven la cara para fingir que no me conocen o se me señala para marcarme como a una apestada. Porque ser una fulana no es lo que nadie desea ser en esta vida, pero es lo que yo soy.

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Y sin embargo, mientras todas te admiran por tu fama, tu belleza y tu suerte en la vida, hay quien desea tener mis conocimientos, mis artes y mis técnicas. Pero a mí me pagan para que sólo satisfaga, mientras que hay bufones que cobran diez veces más que yo para contar un mal chiste y hacer una cabriola. Así arrancan de ti una fingida sonrisa, cuando de mí quieren arrancar fingidos gemidos de placer. Las putas somos placer de pago, las princesas sois un placer que no se puede pagar.

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Mientras tú miras al cielo azul, pensando en tu gentil caballero subido en un caballo blanco, yo estoy arrodillada oyendo que soy una perra mientras me dan cachetes. Cuando tú, princesa, conoces el perfume de todas las flores de tu jardín privado, yo, la puta, sólo huelo a estiércol y semen. Los hombres que se acercan a ti no dudan en arrodillarse y agachar la cabeza, los que se acercan a mí hacen que sea yo quien se arrodille frente a ellos.

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Mientras tú saltas y ríes como la chiquilla adolescente que eres después de recibir un mensaje de amor, yo me dedico a sacar brillo a los retazos rotos de mi curtido corazón. Cuando tu blanca sonrisa de princesa ilumina las estancias, mi torva mirada de furcia congela las habitaciones.

Tú, la princesa. Yo, la meretriz.

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Pertenecemos a mundos diferentes, princesa. Y aunque no puedo negar que tu vida de oropel no sea atractiva, no la quiero para mí. No quiero más cuentos de hadas, ni más armaduras relucientes, ni cabezas de dragones colgando sobre la chimenea. Me quedo con la mugre, los aromas desagradables y las miradas suspicaces. Me quedo conmigo misma, sin nadie que me susurre dulzuras al oído. Me quedo con mi soledad, mejor que con una corte llena de mentirosos. Porque yo, princesa, también tuve una vez esa corte a mis pies.

2 comentarios:

Sufur dijo...

Ya lo decía Sabina:

Ahora es demasiado tarde, princesa
búscate otro perro que te ladre, princesa...

Ricard dijo...

Princesa o "cortesana"? Antiguamente diferencias .... creo que no muchas, ya que quien era princesa no podía elegir que un principe de más años, feo o viejo se casara con ella pq así lo dictaba el rey, su padre. Así que de princesa pasaba a ser la puta de un viejo verde, por mucha corona que llevara esa princesa.
Y la que es puta, ni corona ni flores, ni perfumes. Siempre serà esa mujer de la vida que serà utilizada (si, suena mal pero asi es) por reyes, por caballeros y por mendigos que tengan unas monedas.
Princesa o cortesana??? mejor ni una cosa ni la otra.