10 octubre, 2012

Tu cuello

Miércoles, 10 de octubre de 2012

Ah, inocente mortal, aquí estás de nuevo a sabiendas de lo que va a pasar y de lo que va a significar… Últimamente has venido a mí más a menudo que el resto, destacando entre los demás con tu acento extraño, tu mirada morbosa y tu sonrisa de galán de los años cincuenta. Los favoritos van y vienen con rapidez, pero tú has sabido aprovechar tu momento y ganarte el favor que sólo concedo a unos cuantos.

Sí, tienes madera para convertirte en un Condenado como yo, pero no lo haré, Sé que la imagen edulcorada y brillante de los de mi raza puede ser engañosa aunque seguramente no durarías ni media década antes de que cayeras en manos de la Inquisición, algún Sabbat envalentonado o rompiendo alguna vez la Mascarada. No, no estás preparado aún y no creo que lo estés nunca. Pero aquí estás, dispuesto para mí, ofreciéndote para que me alimente de tu preciosa y cálida sangre.

Jude Law

Te has desnudado prácticamente del todo, dejando que tu piel quede descubierta para que pueda acariciarte y notar cómo se te eriza el vello por la emoción del momento. Quieto, de pie en mitad de la habitación, permites que te examine como un comprador a su caballo de carreras: paso el dedo por tu espalda, amaso los músculos del hombro, pellizco tu muslo… Me satisface, ya lo sabes, por eso te he elegido a ti esta noche.

Levemente, pero de forma evidente, inclinas tu cabeza para dejar el arco de tu cuello completamente descubierto a mis más bajas pasiones. Por un momento siento que la Bestia está a punto de tomar el control y arrastrarme a un hambre asesina, pero uso toda mi voluntad para contenerla y hacer que me permita disfrutar del momento. El momento en el que me coloco detrás de ti y te abrazo con fuerza, no sé si para evitar que te muevas o para que sientas mi frío pecho sin latidos más pegado a ti. Tu pulso se acelera, parece que el corazón se saldrá de tu cuerpo como siga así. Ese bum-bum me grita que siga, que te ofreces, que eres mío. Como desees.

Neck

Pero primero me deleito, olfateo tu suave piel y descubro que has vuelto a ponerte la colonia que sabes que tanto me gusta, la que te deja ese aroma fresco pero masculino. Te rozo con la punta de la nariz, desde la oreja hasta el hombro, así alargo tu placer y el mío. Tu cabeza se inclina más y mis labios van dejando un rastro húmedo recorriendo el camino inverso que acabo de terminar. De tus labios entreabiertos se escapa un suave gemido de placer que incrementa mi pasión. Termino con suaves succiones en la zona elegida, donde ya ha empezado a acumularse tu circulación.

Despacio, sin importar el tiempo, abro mi boca y exhalo mi aliento caliente, por el mero placer de notar cómo tiemblas con un nuevo gemido. Sí, no puedo contenerme más, la necesidad comienza a ser abrumadora. Aún así, sin un ápice de prisa descubro mis colmillos y apoyo las puntas sobre la zona de tu aorta. Cuando crees que voy a quedarme parado lo que queda de noche, lanzo la cabeza hacia atrás en un gesto rápido y hundo mis dientes en tu delicada piel. La sangre mana hacia mi boca y el placer que os provoca a los mortales el Beso consigue que tus piernas flaqueen y acabemos ambos abrazados (yo a tu espalda, tú a mis brazos) en el suelo. Me parece oír a lo lejos que tú suspiras de placer, mientras que yo no puedo evitar mis rugidos victoriosos al tragar.

Male_neck

Te veo tendido en la cama, ya completamente desnudo. El sexo para mí siempre ha sido una desagradable consecuencia y un merecido premio para mis víctimas, pero aún así supongo que sigo dejándome llevar por la emoción del momento y por un pequeño sentimiento de culpa. Duermes y respiras con tranquilidad, has tenido suerte y mañana podrás seguir viviendo. Pero debes tener cuidado, pequeño mortal, no siempre puedo contenerme. Tal vez sea el momento de que dejes de ofrecer tu cuello con tanta confianza. O yo de aceptarlo.

2 comentarios:

Sufur dijo...

Ah, que ahora lo llaman cuello... :-)

Bienvenido de nuevo a la blogosfera. A ver si te prodigas más, rubito, que es un placer leerte

Anónimo dijo...

el primer relato que leo tuyo y me arrepiento de no haber coincidido antes contigo...muchas gracias!!!