28 agosto, 2007

Fin del viaje y casi casi de vacaciones...

Logroño, 28 de agosto de 2007

Y llegamos sin retrasos! Válgame Dios, que la ida tuvo la mala suerte de ser una especie de broma macabra de lo que siempre le pasa a otra gente. Primero porque en Pamplona, a la salida, nos dijeron que el vuelo de Madrid tenia "overbooking" (mi primer overbooking, wow!) y estábamos en lista de espera. Después resultó que yo pasé el corte pero Javi no, pero al final debimos caerle bien a la señorita del mostrador porque cupimos los dos en clase "business". Pero el vuelo se retrasó un par de horas por una pieza en mal estado... Pobre Osqui, esperándonos en Valencia dos horas dando vueltas y más vueltas. En fin, llegamos de una pieza, que es lo importante, y además sufriendo mi primer "overbooking"! (espero estar escribiéndolo bien, o vaya terrible ridículo que estoy haciendo).

En fin, una semana en Valencia da para mucho, no hay que ponerlo en duda, y no creo que nadie tenga estómago para aguantar todo lo que puedo escribir y describir acerca de mi estancia allí. Hacer un par de apuntes tampoco le haría el honor adecuado. Así que unos cuantos puntos comentados serán lo más adecuado:

  • Nunca digo no. No apto para menores. Un sex-bar. A pesar de que puede que mucha gente no se lo va a creer, era la primera vez que entraba en un cuarto oscuro. En serio, la primera. A pesar de lo que uno aparenta, he vivido menos de lo que quisiera y este tipo de experiencias dicen que enriquecen... Bueno, esta no es que sea lo más educativo del mundo, ni se la recomendaría a ningún niño de secundaria, pero oye, ahí está. Su laberinto, su sling... Muy organizadito todo para que sea llegar, ligar y follar. Punto. Una pena eso de perder los juegos de miradas y los coqueteos de salón que tanto me gustan...
  • La playa. Fuimos a un par de ellas distintas, ambas de ambiente y ambas nudistas. El mal tiempo no dio para mucho más. Me di cuenta de que en Valencia estoy fuera de mercado. Madre mía qué cantidad de músculos tiene el cuerpo humano! Entre eso y estar divina de la muerte, pude poner el culete al sol sin pudor porque sabía que nadie me miraba. Vamos, ni aunque me hubiera puesto unas tetas postizas. Emmm, claro, entonces me hubieran mirado menos aún.
  • La fábrica. Un complejo de fábricas al lado de una de las playas. Zona de cruising estilo "underground". Curioso cuando menos, porque mientras paseabas podías admirar los maravillosos restos de arte urbano que bien podrían merecer una exposición en el centro de la ciudad. Sentados observando al personal nos pareció estar mirando una sesión de Second Life, ese juego de vida virtual, en el que hay un montón de gente moviéndose casi mecánicamente, sin hablarse, sin tocarse, sólo mirándose y valorándose. Un espectáculo digno de una conversación filosófica y trascendental acerca del género humano.
  • La gente que conoces. Bueno, ha sido una semana un poco frustrante en este sentido también. Tengo la desagradable sensación de que he vuelto a propasarme con mis confianzas y eso ha hecho que mi imagen en Valencia y alrededores haya quedado un poco empañada. Posiblemente de forma irremediable, pero es lo que hay, soy así de mala pécora. Sin embargo ellos han sido agradables, con buena conversación, amables y simpáticos. Ahora bien, si un par de personas prometieron escribirme algún mail por aquello de mantener el contacto, ¿cuántos días hay que dar de plazo para considerar que no van a escribirte en la vida? Ahí queda.

Bueno, bueno, que tampoco hay que emocionarse, que si no al final no tendré nada que contaros a quienes me llaméis por teléfono para preguntarme por las vacaciones y los detalles morbosos más concretamente. Las versiones extendidas, con los comentarios del director, tardarán un poco, pero llegarán a vuestros kioskos, sin duda alguna.

Ahora un par de días más antes de volver a la eterna rutina del trabajo, los agobios de siempre y los nuevos que están por venir. Pero lo siento, sigo enganchado al Wow y tengo asuntos pendientes en los mundos que no existen.

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