12 marzo, 2008

Deja que fluya

Miércoles, 12 de marzo de 2008

Así que es esto a lo que se refieren siempre con esa maldita frase... "Deja que fluya", dicen.

Y yo me imagino un desierto inmenso, hasta donde abarca la vista. Y el viento arrastra la arena, que va depositándose sobre las palabras, sobre los recuerdos, sobre las ideas... Poco a poco todo se desdibuja y queda cubierto por la duna que no habíamos visto que llegaba. Todo se iguala, todo vuelve a la misma inmensidad desértica, donde lo único que alcanzas a ver son más y más dunas. Y el viento vuelve a arrastrar la arena para cubrir un poco más lo que antes veías tan claramente, lo que parecía tan evidente. Lo iguala y lo unifica. Lo entierra. Lo hunde.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Be water, my friend.

En todas las religiones importantes, al final de una travesía por el desierto surge una gran revelación. Claro que ya sabes lo que opino yo de las religiones...

Besos

Anónimo dijo...

el desierto también está lleno de vida

Robin Shilvadin dijo...

Gracias Aran, pero el desierto que veo delante de mí es árido y estéril. Tal vez no he llegado al oasis que me permita disfrutar del frescor y la tranquilidad, tal vez. Pero así es lo que tengo ahora ante mí.

Por cierto, me ha encantado tu blog. Además de recomendarlo, creo que me voy a volver un tanto adicto a él...