08 marzo, 2008

Lo que cuesta cerrar una puerta

Sábado, 8 de marzo de 2008

A veces, nos resulta imposible cerrar del todo una puerta, porque queremos que haya una pequeña rendija por la que entre algo de luz. Tal vez sepamos que finalmente la puerta se cerrará por sí misma, negándonos la posibilidad de ver qué hay al otro lado, pero cierto es que debe ser así para que podamos avanzar a la siguiente habitación y ver qué sucede. Pero aún así... Cuesta tanto cerrar una puerta!!!



Repasando el Cuaderno de Bitácora, he encontrado algo que... Bueno, me gustó cuando lo escribí y vuelve a venir un tanto al pelo. Aquí lo tenéis.

Por cierto, ¿he dicho lo preciosos que están los almendros en esta época? Me encantan...

3 comentarios:

Milady_de_Winter dijo...

Mi querido Robin ¿cuántas veces me repetías que cuando una puerta se cierra hay otra que se abre?Sospecho donde te encuentras, sólo te diré dos cosas, que hay camino de vuelta y que tienes mi mano tendida, como yo siempre tuve la tuya.
Siempre vuestra.

Robin Shilvadin dijo...

Gracias, s.r. pero con tus iniciales no acabo de saber quién eres.

Eso sí, a veces, siento decir que NO hay camino de vuelta, que lo borramos con los pasos que damos y al volvernos sólo queda un sendero que no se puede recorrer de nuevo. A eso se le llama vivir y nadie dijo que fuera fácil ni divertido. Pero gracias por la idea, al menos permite guardar algo de esperanza.

Trystan dijo...

Ya sabes que, para lo que quieras, aquí estoy. A ver si te veo por el msn algún día de estos.