19 junio, 2008

Barcelona II

Jueves, 19 de junio de 2008

Bueno, he tardado una semana pero no como lo prometido es deuda, creo que lo suyo es hacer una reflexión acerca de lo que me parecieron los chicos barceloneses. Que nadie se ofenda, que tampoco es un estudio psicosocial y, desde luego, es una completa generalización. Punto.


En fin, nos quedó clarísimo que ser gay en Barcelona es un continuo DESFILE DE MODELOS.

Llegamos el sábado por la tarde-noche y, dado que el par de personas con quienes íbamos a quedar nos dejaron un poco "tirados" (por cuestiones familiares, pobres), nos decidimos a entrar en una discoteca que nos recomendaron: DBoy. Exclusiva es un rato, porque a pesar de tener "gorila" en la puerta y las pintas de turistas que llevábamos, nos dejaron entrar pagando los 18 euros (por persona!!!) de la entrada. Con una consumición, eso sí. En fin, novatada.

Nos dispusimos en un lugar estratégico cerca de la puerta y así pudimos ver a la gente que entraba. Y me sentí completamente invisible como desde hace mucho tiempo. Pero del todo. No eran sólo los cuerpazos, era la cantidad de pasta gastada en ropa, complementos y horas de gimnasio. Y no digo nada de la depilación, el bronceado, el estudiado gesto y la rigidez del cuello. Madre mía, allí había más reinas que en la boda de Don Felipe y la chica ésa que nos ayudaba con el cambio del euro.

Sin embargo me surgió una gran duda: si dos reinas se molan y quieren pasar una noche desenfrenada... ¿Cuál de las dos se baja primero del trono para acercarse a la otra? Porque justo a nuestro lado, cuando aún no había mucha gente, estaba un muchacho de aspecto tímido, gafitas y algo más discreto que la media. Sonreía enseñando los dientes de una forma bastante artificial e inadecuada (casi daban ganas de decirle si estaba conteniéndose un gas), pero finalmente fijó su objetivo en un hombre algo más maduro (pero interesante) al otro lado de la discoteca. Empezó a bailar un poco, lo justito, mientras le seguía mirando y sonriendo. Yo me fijaba en el otro y, en la distancia y con la oscuridad, puede que sí que estuviera mirando hacia el de las gafas, pero tampoco es seguro. Bueno, así estuvieron una hora o más. Y digo yo, vale, si fuera mi caso, que soy un poco zorra y no tengo vergüenza, en mucho menos tiempo me hubiera acercado para poner en práctica mis técnicas de corta distancia y punto. Pero no, aquellas dos reinitas no podían moverse del pedestal para dar el primer paso. ¿Timidez? Puede, pero me temo que ninguno de los dos folló aquella noche, fíjate.

Podréis decirme que, claro, entrando en una discoteca tan exclusiva y pija no me podía esperar encontrar otra cosa. Es verdad, no lo niego. Pero pasear por las ramblas es más de lo mismo. Si eliminamos a todos los extranjeros heteros, matrimonios pasados de edad y niños, el desfile era de moda de verano, sin duda. Camisetas bien ajustadas, pezones duros y notables, piratas para que se vieran parte de las piernas... Una pena que mi cámara sea tan grande y llamativa para hacer fotos sin que se note, porque nos quedamos con unas ganas... Al menos paseando no se notaba tanto el halo de dignidad que algunos tenían o bien no tenían en absoluto. Esos son los peores, que encima de estar buenorros, parece que son buena gente y no puedes odiarles por ello. Aún así cogí un par de instantáneas de mozos que mostraban sus encantos al respetable. Juzgad vosotros mismos.


Es evidente que en una ciudad tan cosmopolita como Barcelona habrá gente de todo tipo y condición y posiblemente no nos acercamos a zonas más alternativas o, desde luego, menos pijas. Incluso he de reconocer que un buen cuerpo alegra la vista allí donde vayas. Pero sigo siendo de los que creen que los cuerpazos sólo cuestan algo de dinero para el gimnasio y un poco de fuerza de voluntad para no dejarlo a las dos semanas (Gwathadan, a ti lo que pasa es que te encanta comer, sé sincero). Con lo cual, alguien más normalito, pero con una gran sonrisa o una mirada interesante, me llama más la atención. Y posiblemente no se lo tenga tan creído, con lo que es un manjar más apetecible aún... ¿O no?

6 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Benvingut al mundo de la invisibilidad! Menudo estudio chulo-sociológico. Y por cierto, reina, ¿me estás llamando foca? Eso no me lo dices en la calle...

Robin Shilvadin dijo...

Ves? Ya te lo estás tomando a la tremenda... Anda, no seas tonto, mi gord... emmm... mi amigodetallanoexcesivamentedesmesurada....

Un barítono cualquiera dijo...

hola wapetoncio!!!

la de tiempo que hacía que no me pasaba yo por aquí... déjame pensar... DOS AÑOS!!!
me ha gustado mucho tu descrición de Bacelona en su encanto más... cómo llamarlo... mundo de las reinas
la verdad es que ya me habían comentado cómo era Barna... pero después de leer esto me ha quedado mucho más claro... es verdad todo eso de los pezones y las camisetas ajustadas, todo muy bien explicado, y mejor desde tu punto de vista, que me encanta

un besito desde Burgos ;)

Robin Shilvadin dijo...

JAVIERCITO!!!! Hace demasiado tiempo que no sabía de ti y eso sí que no te lo perdono. Ya estás enviándome un mail o abriéndome ventana en el messenger que tenemos que ponernos al día pero que YA. Y además tenemos un par de cosas pendientes, ya te contaré... ;)

Anónimo dijo...

Un placer haberte tenido por las calles de mi ciudad, espero que a pesar de los inconvenientes de una ciudad tan cosmopolita como la mía, lo hayas pasado bien. Si nos hubieramos encontrado en el japonés donde casualmente suelo cenar habitualmente, te hubiera llevado a sitios un poco menos fashion, más asequibles y autenticos de barcelona. No me conoces, pero sólo quería decirte que tu blog, que encontré de forma casual, me ha hecho pasar buenos momentos. Muchas gracias.

Robin Shilvadin dijo...

Pues muchas gracias, don Anónimo por la invitación. Se tendrá en cuenta en cuanto se pueda, no lo dudes. Pero si saber quién eres, puede que sí que nos hayamos cruzado... A ver, dónde puedo ver una foto tuya en alguna revista del corazón o algo :D

Gracias por dejar constancia de que pasas por aquí, no como otrossssssssss :p