24 enero, 2007

No pidamos más de lo que podemos ofrecer

Martes, 23 de enero de 2007

He tardado un poco en ponerme, pero aquí estoy de nuevo. La vagancia, que es una muy mala consejera... Y el sueño por quedarme jugando hasta tarde, que es peor aún para aguantar por las noches. Y no saber qué escribir, que tampoco es el mejor de los amigos. Y otro montón de excusas, pero son sólo eso: excusas.

Este fin de semana estuvo Charly Brown en la ciudad y como la vez anterior me tocó tener "uno de esos fines de semana". Vamos, que la cagué, como me suele pasar. Aunque no tan soberanamente como yo lo veo ni tan livianamente como lo ven otros. Pero el caso es que me dio un ataque de "noseloquemepasaperoquébienestaríasoloyrumiandomispropiastonterías" y tuve un sábado sabadete bastante gilipollas. No acabo de localizar la razón última de mi infantilismo reinante estos días y no tengo muy claro que pueda llegar a encontrarlo, pero me preocupa que tener visita haga que mis nervios estén a flor de piel y salga lo casi peor de mí. Tengo que seguir pensando qué es lo que pasa por mi cabeza en esas situaciones para evitarlo en el futuro.

Sin embargo, de algo sí que me di cuenta el sábado por la noche. Poco a poco y de forma casi imperceptible me estoy quedando sin amigos en Logroño. Que no cunda el pánico, que solo no estoy. Tengo a quien llamar si estoy mal (cosa que no suelo hacer en 99% de las veces) o con quien quedar para tomar un café y tengo a quien juntarme una noche que quiera salir de soltero. Pero esa gente con la que quedas todos los sábados, que haces varias cenas al mes en casa, que quedas más o menos habitualmente para ir al cine, que te llaman en el trabajo y lo dejas todo por contar el último chascarrillo... Y me puse a pensar en las razones de pérdida de mis últimas amistades.

Como siempre, el ser humano tiende a echar balones fuera y no asumir su propia culpa. Yo seguí esa línea al principio. Por ejemplo, que no tenía tiempo por mis terribles horarios laborales, que ahora viviendo en el extrarradio me entraba mucha pereza, que eran ellos quienes tampoco me llamaban tanto como antes, que... Vamos, que me di cuenta de que no podía ser así, que mi responsabilidad en estos asuntos también tenía su peso. Apenas me he esforzado últimamente en mis amistades más cercanas (geográficamente) y si algún día mi relación con Javi terminase, me encontraría un poco solo a la hora de realizar actividades sociales. Así que tendré que ponerme manos a la obra para solucionar el tema. Los sábados se convierten de nuevo en día oficial de marcha, aunque tenga que sacar a mi marido a rastras de casa. Muy cansados tenemos que estar para no tomarnos una copa. La política de ahorro continuará, no cabe duda, pero se puede cenar en casa y tomarse un par de copas en vez de cuatro. Tengo que dejarme caer de nuevo por los bares para ver a conocidos y menos conocidos. Al menos así lo voy retomando sin que me suponga mucho esfuerzo.

Y en cuanto a mis relaciones amistosas a distancia, ya me puedo poner las pilas también. Tendré que usar el móvil me guste o no porque lo de viajar sale más caro y suele tardarse más. Habrá que hacer un repaso cada cierto tiempo a la agenda y ver a quién no he llamado hace demasiado y usar los viajes en bus (urbano) para hacer breves resúmenes de nuestras vidas y escuchar de nuevo voces que dan ganas de abrazar.

Y conste que os hago partícipes de todo esto para que haya testigos y luego no lo deje de lado como tantos otros proyectos interesantes de mi vida...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tomo nota grrrr

Anónimo dijo...

Tendre que ponerme yo tambien las pilas... y repasar agenda de vez en cuando.
Un besote, donde te dejes