08 enero, 2007

Se terminó. Que le den.

Domingo, 7 de enero de 2007

Primera entrada del año. ¡Y llevaba una semana sin escribir nada! Creo que trabajo demasiado. Pero se terminó la campaña de Navidad de este año, que se pudra en el infierno de las campañas pasadas porque a pesar de no haber sido tan dramática como me temía por lo carnavalesco de los horarios, me ha robado el 90% de mi vida social y personal. Pero no voy a darle muchas vueltas más al tema del trabajo porque bastante tengo y bastante voy a tener, además de que no adelanto nada. Buena "jartá" de poner a parir a nuestras empresas me he pegado en el autobús de vuelta con el chico ONO de Valencia.

El caso es que por fin tendré un horario más decente (aunque sea de nueve horas al día), con un descanso digo par ir a comer. Y podré volver a decirles a mis amigos que mi día libre lo puedo usar para quedar y no para dar vueltas como un tonto sin encontrar nada para los regalos de Reyes. Porque es lo típico que se comenta en estas fechas. O al menos lo era en mi infancia, de la cual no hace tanto. Tú ibas todo feliz al cole el día 8 (más o menos) con tu loquefuera nuevo y recién estrenado y te sentías el amo del mundo porque ningún niño o niña tenía el mismo loquefuera traído por sus Majestades los Reyes Magos de Oriente. Ibas como quien no quería la cosa enseñándolo con descarado disimulo esperando que alguien se diese cuenta de que loquefuera estaba en tu mano. Claro, que el ritual establecía que cuando alguien fingiera franca sorpresa hacia tu loquefuera, tú debías hacer lo mismo hacia su regalo birrioso que en el fondo te parecía algo deseable de que también te hubiera caído en otro paquete con tu nombre. En resumen, desde pequeños llevamos a cabo rituales de hipocresía para satisfacer a los demás y que ellos nos satisfagan a nosotros. Como echar un polvo pero si sexo, vamos.

Lo que no me apetece ni creo conveniente con la edad que tenemos (algunos más que otros) es empezar a describir lo que me han regalado este año, lo que he regalado yo, lo que le han regalado a Javi, lo que me falta por regalar, lo que podría haber regalado... Deja, deja que me puedo enrollar mucho. Simplemente y para no volver a los largos testamentos que escribía antaño, diré que estoy muy satisfecho con los regalos y parece que la gente con los que he hecho también. La cara de felicidad de mi prima pequeña cuando, medio dormida en el sofá, oyó la palabra "Reyes Magos" y "regalos" no se me va a olvidar.

Volveré en breve a continuar con mis anotaciones en el Cuaderno e intentaré que no se alarguen tanto en el tiempo.

Pd.- qué coño pasa últimamente que no puedo poner ninguna foto???

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Bienvenido de nuevo al blog!

Respecto a lo de las fotos, es posible que tenga algo que ver con el navegador que estés usando. A mí me solía dar muchos problemas el Explorer, así que desde hace un par de meses edito mis entradas del blog con Morzilla y oye, mano de santo.

Pablo dijo...

Hola Robin:

Gracias por ponernos un enlace al blog... :)

Yo te leo fielmente siempre que escribes...

un besote!