05 febrero, 2007

Sexo en... qué coño, nada de sexo

Domingo, 4 de enero de 2007

La semana pasada, mi responsable de tienda se compró en un kiosko una de esas maravillosas promociones de lanzamiento de dos libros a un precio ridículo. En concreto eran "El Diario de Bridget Jones" y "Sexo en Nueva York". El primero era el que realmente le intersaba, así que el segundo me lo dio para que me lo leyera si quería. Dado que lo poco que he visto de la versión televisiva era interesante y bastante divertida me animé a cogerlo en los ratos de vacío que abundan en las tardes de invierno.


Para empezar, el libro apenas tiene que ver con la serie. Son los nombres de los personajes y tal vez un poco el estilo, pero hasta ahí. Son conversaciones de la autora acerca de sexo y sus diversas variantes, casi dándote a entender que es lo único que hay en la vida. Sin embargo, a un servidor le gusta el sexo tanto como a los demás, o tal vez un poco más aún, pero no lo tengo todo el día en la boca, o al menos si lo estoy pensando no lo digo. Pero el libro acaba dando una sensación de interés completo y absoluto por el sexo, las experiencias personales y cómo ven los demás esas experiencias. Yo, desde luego, no estoy todo el día reflexionando sobre las implicaciones socio-emocionales de hacer un trío o de la virginidad feminina en los tiempos modernos. Y menos aún con la cantidad de paletos que aparecen a cada página. En la página 80 tan sólo me han parecido graciosas un par de líneas, poco más.


Porque dicen que masturbarse es divertido, pero follando conoces gente. Pero para eso se tiene que dar el caso de que tengas sexo con otras personas diferentes a ti mismo. Pero no voy a entrar a desgranar mis neuras personales en este tema, que son muchas y variadas e implican a una persona que no está al tanto de ellas (en su mayoría). Básicamente me refiero a que el interés por el sexo en la sociedad en la que vivimos es generalizado y bastante amplio, pero no me cabe duda de que se come más con los ojos de lo que se quiere. Sería un poco carca decir que no es interesante el destape que hay desde hace bastantes años en la ropa, bien ajustada, marcando lo marcable y enseñando lo enseñable. Pero en el fondo es una cuestión de seducción sin alcanzar la meta deseada. Es como decir "yo te enseño lo que podría ser tuyo, pero ni sueñes con echarle la mano encima". La ventaja es que se potencia la imaginación y la fantasía, aun cuando dicen que cada vez leemos menos.

Y en las conversaciones entre amigos, el sexo sale, como un tema más. Se bromea, se banaliza, se minimiza... Sin embargo en nuestro fuero interno desearíamos poder satisfacer todos nuestros deseos cuando, como y con quien quisiéramos. Porque el sexo, al igual que el comer, el beber, el dormir, es una pulsión necesaria en nuestra vida, algo que necesitamos de vez en cuando para sentirnos vivos. Se pueden contener durante un tiempo las ganas o la ansiedad, pero siempre habrá algún estímulo que nos hará someternos a los mal llamados "bajos instintos". Mal llamados porque están hacia la mitad del cuerpo, no en la parte baja...

Lo que no sé es qué hago hablando yo de estas cosas si esta entrada no iba de sexo exactamente...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que no te engañen, niño. Eso del "seso" es pecado...

pon dijo...

Si es que siempre tamos pensando en lo mismo, jejeje......