25 mayo, 2007

Un libro que te engancha

Jueves, 24 de mayo de 2007

Es curioso que un libro que crees que no te va a gustar y que probablemente acabes despreciando. Y resulta que te enganchas tanto que, como es mi caso, me lo acabo llevando en el autobús de ida y vuelta del trabajo, leo cuando tengo medio segundo libre en la tienda, leo antes de acostarme como hace tiempo que no hacía...

El libro en cuestión es, aunque parezca mentira, "El Diablo viste de Prada", cuya película fui a ver este verano. Y he decir que es como si fueran dos cosas diferentes. La película es, evidentemente, una adaptación más o menos libre, pero ha estado bien comparar y volver a apreciar una buena lectura pese a tener los personajes grabados en la cabeza. Y no voy a entrar en la típica comparación de que si el libro es mejor que la película, pero la película tiene más ritmo y te cansa menos... Son diferentes y recomiendo ambos por igual porque, como digo, parecen versiones diferentes de la misma historia.

En el libro Miranda es más mandona (más aún), con un carácter más voluble y menos entendible desde un punto de vista racional. A pesar de mantener su glamour, pierde parte de la vistosidad de la imagen en pantalla grande, pero me enganchó saber cuál sería su siguiente capricho y cómo pondría en ridículo a su pobre y desesperada ayudante. Tan integrado estaba en la narración, que me daban ganas de contestar al teléfono diciendo "Despacho de Miranda Priestly". Seguro que los clientes se habrían quedado sin habla al menos un par de segundos...


En ciertos momentos hacía semejanzas entre mi vida profesional y la de la pobre Andy, pero por suerte no se parecen en lo más mínimo. Yo no soy vapuleado por una jefa despiadada (últimamente estamos en un momento dulce, esperemos que siga así), sino por unos clientes que cada día detesto más. De hecho, leerlo me ha hecho sentir una cierta empatía por la pobre muchacha harta pero sin poder salir del círculo vicioso en el que se ha metido y una cierta envidia por el glamour, las fiestas y esas tonterías de niño bien que me dan de vez en cuando. Porque uno es de pueblo y un poco paleto, pero oiga, que soñar, soñamos todos...

1 comentario:

Anónimo dijo...

No compares, hombre: tú estás mucho más bueno que la sosainas de la Andy...