27 septiembre, 2007

Momento íntimo

Miércoles, 26 de septiembre de 2007

Tengo estos días algo tontos. Y un herpes. De hecho tengo dos avisos de herpes feísimos en el labio que está consiguiendo que mi nariz esté siendo besada por mi novio más que en estos seis años de relación. El hecho de que yo tenga estos labios tan poco afortunados suele ser indicativo de dos cosas: o tengo una enfermedad algo cojonera a punto de hacer explosión en mi sistema inmunitario o bien estoy estresado. Descartamos la enfermedad porque un catarro no es como para que se me revolucionen tanto los lifocitos, con lo cual queda la opción del estrés.


Eso sí, cuando es un momentazo tensión, con algunos días de angustia colarteral, suelo ser más dado a las aftas en la boca. Qué queréis que os diga, uno tiene una salud de hierro pero a veces los achaques son los achaques. El herpes me preocupa. Debe ser que estoy megasuperestrsado y no tengo otra razón ahora mismo que el puto curro.


Sin embargo, dejando de lado el obvio hecho de que el trabajo que tengo no es a lo que debería dedicarme, ni el suelo permite pagar una hipoteca y tener para vivir en una clase media, es más bien una relación entre compañeros. Concretamente entre mi compañero y yo. Algunos lo conoceréis porque os he hablado de él como el "maricón de derechas". Porque lo es, que sólo me dedico a hacer una definición de su persona... He de reconocer que me mosqueé por algo en lo que al final no tenía culpa ninguna, pero creo que fue una reacción que necesitaba para demostrar mi energía negativa evidente. Ahora es simplemente que su mera presencia me crispa un poquito los nervios. Y lo que más me fastidia es no saber por qué me los crispa. Y eso me crispa un poco más.

Con lo poco que me gusta hablar, me siento un poco atado de boca a la hora de expresar este tema. Mi jefa de tienda tiene la cómoda costumbre de huir de este tipo de marrones porque no lleva bien las confrontaciones, esté implicada o no. Además, como el que se mosqueó fui yo, estoy en el bando "malo", mientras que mi compañero, en actitud más dulce y como si pasara del tema (que sabe perfectamente de qué voy, pero no me dice nada), está en el bando "bueno". A la responsable de zona, por muy amiguísima mía que sea, a nivel laboral no le puedo ir con esta niñería porque o se puede reír en mi cara, o me puede salir el tiro por la culata. Y al esto de compañeros y compañeras de otras tiendas, como que el tema no les toca de cerca y no me van a hacer caso. En resumen, es como estar solo con el marrón y no tener nada para pintarlo de otro color.

Por eso este momento íntimo lo necesito para regodearme en mí mismo y hacer como que me comprendo. No llego, pero me daría palmaditas en la espalda. Porque no necesito que nadie me diga que tal vez he hecho mal y que debería hablar con él para solucionar el tema y romper parte de la tensión subyacente en el ambiente, pero NO ME DA LA GANA. Eso ya lo sé. Quiero que alguien me diga que sí que se merece que no le hable y que es una maricona facha, falsa, reprimida, cuartoscurera, trepa y todo un sinfín de barbaridades que una mariquita cultivada como yo no puede dejar que se escapen de sus teclas...

Menos mal que no me está escuchando y que mañana libra y no le veo, porque a pesar de los buenos propósitos que hago antes de atravesar cada día la puerta de la tienda, es tenerlo cerca y se me van todos al carajo. Me estoy haciendo mayor, ¿no?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

http://www.vidadeunguarrogay.nireblog.com xo que coño ha pasado con tu compañero para estar así???? si quieres conozco unos amigos que se lo pueden... jeje

Anónimo dijo...

y si el es lector de este blog? .....

Robin Shilvadin dijo...

Anónimo 1: tranquilo, no mentes a tus amigos que la mafia es muy mala y siempre te sale más caro de lo que te dicen.

Anónimo 2: Pues mira, así tendrá oportunidad de echármelo en cara y poder quedarnos a gusto dándonos voces. La vida es riesgo qué le vamos a hacer y sólo faltaba que en mi blog no pueda poner lo que me salga de las mismísimas.

Y, coñe!, poneos nombre, aunque sea inventado, que lo de anónimo suena fatal... :)

Anónimo dijo...

Cuánta maldad, Robin... me encanta ;-)