08 noviembre, 2006

Convivencia en Soto en Cameros

Lunes, 6 de noviembre de 2006

Anoche no pude escribir nada porque estaba más que muerto. Y es que dormir cosa de 4 horas el viernes por la noche y algo menos de tres el sábado aún me está pasando factura, porque uno ya no tiene edad para hacer ciertas locuras, pero sientan estupendamente de vez en cuando.


El fin de semana comenzaba un poco desganado. Sin embargo pronto entramos en la dinámica de cada convivencia, con gente nueva, caras conocidas y buenas expectativas. El que se convirtió en el "mister" del fin de semana llegó de la mano de los amigos de Palencia, que siempre traen a alguno que barre a la competencia. No era un chico especialmente guapo, pero tenía un toque de ternura, una sonrisa atractiva y unos ojos muy expresivos. Interesante, pero la competencia era dura y yo no tenía necesidad de ponerme las garras de tungsteno para sacarle los ojos a nadie. Además tengo la extraña sensación de que se emborrachó un poco con la atención de las multitudes y se dejó caer por aquí y por ahí charlando con la gente y dejándose querer un poco. O eso, o no era consciente de la atención que levantaba y simplemente fue conociendo un poco a todo el mundo que se le acercaba.

Los talleres de la tarde se desarrollaron como se esperaba. El archiconocido y nunca bien ponderado Taller de Caricias tuvo su público, sus reacciones de admiración y reconocimiento... y mis ganas de vomitar escuchándolo al otro lado de la puerta. La excusa de que trabajaba fue ideal para poder saltármelo sin necesidad de levantar más ampollas. Mi taller, de comunicación, no consiguió los objetivos que yo buscaba, influído por la carga emocional que tenía la gente tras las caricias y los toqueteos de dos horas de duración y que el grupo era grande y variopinto. Pero lo importante es que la gente estuvo entretenida y que fue llevadero, tanto para ellos como para mí. Y es que comunicar bien es muy complicado...

La fiesta de la noche fue lo que se convirtió en algo "raro". Ante las expectativas de la gente acerca de la "orgía" que se iba a preparar y los cotilleos del día siguiente, parece que la edad empieza a hacerse notar y en ese sentido la noche fue más bien... sosa. Evidentemente hubo algún momento "buitre" bastante destacable, pero la estrella invitada no pareció darse cuenta (me refiero al "mister" no oficial). O si lo hizo, lo llevó con bastante tranquilidad. Pero el punto más extraño de la noche fue la separación de gurpos que hubo, con el punto común de las edades. En el vestíbulo, fuera de la sala donde se desarrollaba la fiesta, estaban los más jóvenes (en general) consumiendo sus canutillos y hablando de sus cosas. Dentro, intentando bailar y en un plan algo más fiestero los "mayores". La fiesta quedó un poco desangelada porque no había mucha gente ni dentro ni fuera, aunque en conjunto sí éramos unos cuantos. Además hubo un grupo de gente que llegó el sábado por la noche, con lo cual no se integró (ni quiso) con el resto de la gente que llevábamos más tiempo y rompió un poco el espíritu de lo que es una convivencia. Espero que en la siguiente reunión, cuando hagamos la valoración de la actividad, tengamos esto en cuenta para próximas ocasiones.

El domingo, con el paseo por el monte y la lectura de mensajes fue más relajado. Las despedidas se alargaron más de lo necesario en estos casos, pero claro, todo el mundo quiere despedirse de todo el mundo, disimulando para poder llegar a quien de verdad quieren despedirse y decirle algo en privado, pero sin que se note demasiado... Que anda que no se acaba de notar... Por suerte, son esas cosas graciosas que ves desde otra perspectiva cuando estás en casa y te permites una sonrisa de picardía.


Para mí el fin de semana estuvo bien en conjunto. Puedo destacar que volví a confirmar mi idea de que a pesar de una primera mala impresión alguien siempre puede sorprenderte. Fue el caso del "chófer" del grupo de Madrid, que al llegar nos dejó a todos bastante preocupados por su mala leche. Eso sí, a mí me ganó cuando hizo un comentario acerca del "subidón de azúcar" de cierto momento hipertierno de cierta persona que al día siguiente preparaba cierto taller de caricias. Pero fue al día siguiente cuando este madrileño de aspecto alternativo y mirada seria me demostró que te puedes preocupar seriamente por alguien a quien apenas conoces, porque intuyó (aunque era evidente) cierto disgusto acerca de los talleres de la tarde y tuvimos una interesante y refrescante charla acerca de ése y muchos otros temas. Y durante la fiesta, más bien al final, seguimos hablando de más cosas, cosas interesantes que además me hicieron sentir bien, que me hacían ver que nunca se puede pasar desapercibido en un acto social. Para mí fue un fin de fiesta agradable, relajante y satsifactorio, aunque me resulta complicado expresar toda la amalgama de sensaciones. Una convivencia extraña, pero no por ello menos interesante. Han quedado muchas cosas pendientes, asuntos que tal vez se resuelvan en el futuro o tal vez no, pero que dan lugar a nuevas historias. Y como dice uno de los grandes libros de la literatura fantástica: "Esto es una historia que debe ser contada en otra ocasión...". Al menos espero haber ganado otro lector más para mi Cuarderno de Bitácora, que aunque lentamente, sigue llenando sus páginas virtuales con retazos de mí.


Pd.- ¿Demasiado subidón de azúcar tal vez?
Pd2.- Siento el culebrón y la falta de fotos propias, pero el cable de mi camara se ha ido de vacaciones y no lo encontramos por casa. Espero poder actualizarlo en breve.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Garras de TUNGSTENO????

WOLFRAMIO, en la lengua de cervantes se dice WOLFRAMIO elemento numero 74 de la tabla periódica de los elementos descubierto por los hermanos Elhuyar doctores de la universidad de Bergara

Te voy a dar.......

Anónimo dijo...

Garras de TUNGSTENO????

Vaya birria. Las mías son de praseodimio. También son mejores que las de wolframi, que conste...

A ver, que me entere. Fuiste de convivencia y al volver no cuentas nada de lo que comisteis? Para mí que estás perdiendo el Norte...