18 diciembre, 2006

Un domingo cualquiera

Domingo, 17 de diciembre de 2006

Y no, no es que haya visto la película de Cameron Díaz ni nada por el estilo, simplemente que ha sido un domingo cualquiera. Aunque la sutil pero verdadera diferencia es que no me tocaba trabajar y eso le ha dado mucho juego y posibilidades.

Hemos estado comiendo en casa de mis padres para celebrar el (pasado) cumpleaños de mi padre. Los cinco como una familia de lo más natural, con Javi algo nervioso por estar con sus suegros y yo feliz de disfrutar con ellos de un buen rato. Y la conversación, también una conversación de un domingo cualquiera me ha dado para pensar en varias cosas y sacar conclusiones muy interesantes.

Debo agradecer algún día a mis padres el ímprobo esfuerzo que han hecho para aceptar sin demasiado drama ni tampoco desapasionamiento el hecho de que sea homosexual, tenga un novio y que lo introduzca en la vida familiar (¿cuántas veces he puesto ya esta palabra en tres párrafos?) como si de uno más se tratara. Desde luego siempre di los pasos contando con su consentimiento explícito o implícito, sin imponer nada más allá de lo que ellos estuvieran dispuestos a aceptar. Pero aún así me consta que han tenido que reestructurar su plan de vida y siempre con intención de que yo fuera feliz como objetivo primordial. Mi madre, que siempre se ha encargado de una forma más directa de la educación de sus hijos, no me ha criticado nada que haya dicho o hecho respecto a mi forma de vivir mi relación y las decisiones que he ido tomando. Lo hemos hablado de esa manera concisa y seca que tenemos de hablar las cosas, pero siempre de modo informativo, ella respetando con mejor o peor cara y yo dándole a entender que formaba parte de mi decisión, aunque sin muchas concesiones.

Sé que tengo mucha suerte porque otras familias han sufrido una terrible sacudida con este tipo de situaciones y las cosas no han vuelto a ser igual (de buenas, me refiero). Por eso me siento orgulloso de cómo están las cosas en mi casa, cómo lo llevamos todos y del apoyo recibido por diferentes frentes en los días "D". Pero no por ello me convertiré en adalid de la salida indiscriminada del armario de todo hijo de vecino. Cada cual conoce la situación en su casa y cómo afrontarla. Los amigos estamos para escuchar, apoyar y felicitarnos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como se nota, Robincito guapo, que estos días no tienes tiempo ni para respirar. Espero que estos días pasen pronto y puedas descansar, relajarte y volver a amenizarme con tu blog... Besotes bien distribuidos...