10 agosto, 2006

El Shogun japonés

Miércoles, 9 de agosto de 2006

En la historia de Japón, un shōgun (将軍) era, en la práctica, el gobernador de Japón durante la mayor parte del tiempo entre el año 1192 y el principio de la Restauración Meiji en 1868.

Al menos eso es lo que dice la wikipedia, pero en realidad yo en mi mesa tengo un juego que se llama así y que está basado en una estrategia por turnos en los que vas creando ejércitos para ir controlando las distintas regiones de Japón. Es gracioso porque los ejércitos se representan con una especie de figuritas que se van moviendo por las regiones como si fueran piezas de ajedrez (por cierto, también tengo un juego de ajedrez, pero ese no me apetece de momento).


La vida a veces se puede asemejar un poco a este simple juego de estrategia. Podemos coger las piezas que tenemos a nuestro alcance, moverlas a nuestro antojo por el tablero de nuestra vida y ver cómo se desplazan y hacen sus movimientos. Podemos controlarlas o no, podemos creer que las controlamos o ser controlados nosotros mismos. Muchas veces nuestras tácticas fallan y debemos retirarnos en amarga derrota con nuestros ejércitos demoralizados. O bien alcanzar una gloriosa victoria que anotaremos por los siglos de los siglos en nuestros libros de historia personal (y que con un poco de mala suerte, nuestros amigos oirán cientos de veces). Somos generales de nuestra propia vida y, sin saberlo, podemos hacer cosas maravillosas. Si además nos concienciamos de nuestro propio potencial, superaremos las espectativas marcadas.

Y no creo que sea momento ni lugar para escandalizarse porque parezca que sugiero que usemos a los demás como meros peones, porque es bien sabido que todos lo hacemos de un modo más o menos directo (quién no ha pedido un favor en su vida...). Sólo debemos saber elegir la "pieza" (ajedrecísticamente hablando) adecuada y hacer el movimiento maestro, cuidando de que nuestro ejército esté correctamente mantenido y se sienta feliz y satisfecho. Si es así, no dudarán en entrar en liza por nosotros llegado el momento. De igual modo nos pueden exigir que demos la cara en las situaciones que lo requieran. Y así debe ser, tener poder implica responsabilidad... Cosa que por desgracia no todo el mundo sabe interpretar ni desde luego manejar. Responsabilidad que suele implicar preocuparse por, interesarse por, tener gestos con... Cuando damos, recibimos. En este caso es más cierto que nunca.


Está visto que estoy más inspirado a estas horas de la mañana, porque llevo un par de días con el primer párrafo y de un tirón me ha salido el resto. Y todo se lo debo a un soldadito valiente, que va a lanzarse a la batalla mañana mismo. Gracias precioso (tú ya sabes quién eres) :*

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