05 octubre, 2006

Lo nuestro no es química, es física nuclear

Jueves, 5 de octubre de 2006


Hoy he leído esa frase en un periódico, creo que era de un anuncio. Y rápidamente se me ha venido a la cabeza mi amigo Diego, que es físico, aunque no nuclear. Y la segunda persona en quien he pensado para relacionarla con la frase es con la persona que pasé la tarde del miércoles.

Porque sí, señoras y señores, el miércoles pasé la tarde entera en Pamplona, disfrutando de una agradable compañía y una conversación retrasada y por ello más esperada aún. Y ciertamente lo nuestro no es química, es física nuclear. Las chispas saltaban al menor contacto, posiblemente por la retención de ganas y tanto tiempo controlando los gestos, las palabras, las complicidades... Y cuando por fin sucedió todo, cuando el sueño se hizo realidad, vivirlo fue una experiencia de las que no se olvidan nunca, porque la memoria se dedicará a revivirlas una y otra vez. Los detalles se irán borrando poco a poco, pero las sensaciones vividas, los impulsos desatados, seguirán conmigo para siempre. Cuántos abrazos, cuánto cariño, cuántas frases que había por decir.

Confieso que tenía miedo, mucho miedo, además de muchas ganas. Tenía miedo porque no sabía lo que iba a encontrarme ni lo que me podía llevar de vuelta. Estaba aterrado por haberme creado una fantasía a mi alrededor, alrededor de un recuerdo, y encontrarme con la dura realidad, mirándome de frente y riéndose en mi cara. Y sólo vi mi reflejo en unos ojos verdes que parecían tan asustados como yo de lo que pudiera pasar y de lo que pasaría después. Y encontré a un ser sensible, cálido, cercano, que se dejaba abrazar en cada momento y que me otorgaba el calor de sus besos. Sentimos, como tantas otras veces, que la conexión era profunda, que nos entendíamos en cada acción.

Son esas situaciones y personas en las que te das cuenta de que no te conoces de casi nada, pero que comprendes cada uno de los procesos mentales de la otra persona. No somos clones, pero funcionamos de un modo muy parecido. Como todo en esta vida, tiene su parte buena y su parte mala y ambas saltan a la vista a poco que se piense. No puedo ni me creo capaz de resumir en unas cuantas líneas toda la amalgama de emociones que recorrieron mi cuerpo, las buenas y las malas, las positivas y las negativas. Tampoco quiero, ponerlo en palabras no serviría para nada y posiblemente lo desvirtuaría al no expresarme como quisiera. Es una pena que las "primeras veces" sólo ocurran una vez en la vida y que la siguiente ya tendrá un precedente y no será igual. O quién sabe, puede que sea mejor... Me complicarás la vida. Ya me la has complicado.


Hoy he estado un poco ausente, posiblemente asumiendo lo que viví ayer y de lo que aún me cuesta recuperarme. Mañana tengo que retomar el ritmo normal de vida, ponerme la máscara y seguir adelante. No ha sido un punto de inflexión, simplemente ha sido un punto en el camino. Lo que yo sienta, lo que yo viva, queda para mí, no voy a compartirlo con nadie. El despertador sonará, habrá una canción en la radio y abriré los ojos. Y a vivir.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, aquí el físico. Ya os estoy imaginando a los dos, con los núcleos en estado excitado, acoplando spines, manteniendo el momentum angular mientras giráis el uno alrdedor del otro, y luego en plana mezcla de estados... estoy seguro de que vuestra función de onda entró en interferencia constructiva hasta que la resonancia os llevó a la emisión de partículas alfa de alta energía y, finalmente, al colapso... Siempre me encantó la nuclear. :-P

Robin Shilvadin dijo...

Hala! Pensé que lo de los spines era un secreto y veo que se ha extendido por toda la comunidad científica... La verdad es que nunca he tenido queja de mi spin Jejeje

Anónimo dijo...

En fin, ya veo que te lo has pasado muy bien por ahí.
Enhorabuena.