10 julio, 2006

Banquete de bodas... sin boda

Domingo, 9 de julio de 2006

Que todo hay que explicarlo, para que no haya malentendidos. La boda se celebró en otoño, dos amigas y una de ellas embarazadísima casi de 7 meses. Claro, no estaban para banquetes ni para fiestas. Y lo que han hecho es celebrar este fin de semana tanto la boda como el nacimiento de la niña. De ahí que había celebración pero sin boda previa (al menos no inmediatamente antes).

El sitio era precioso, en Casalarreina, un pueblo cerca de Haro, al aire libre y estilo cocktail. El día acompañó y no era necesario ir de traje, sino elegantes pero informales. Y allí nos reunimos un montón de amigos y amigas homos y también las familias heteros de ambas. Dado que todo el mundo sabía lo que había y lo que no, fue un precioso cuadro de respeto y tolerancia, además de normalidad e integración. Me encantó, la primera boda a la que asisto con Javi y no hay problema en besarnos, abrazarnos o cogernos de la mano.

Pero lo realmente agradable de la velada fue la interacción social de este tipo de eventos, cosa con la que me siento como pez en el agua. No es que sea una arpía de Elíseo (tomando el término de cierto juego de rol), pero la gente es muy dada a compartir información que en otras situaciones no dejaría escapar. Y las noticias interesantes siempre son dignas de ser escuchadas. Por ejemplo alguien nos comentó que su relación estaba seriamente dañada y que al día siguiente posiblemente la haría terminar. Sorprendente pero cierto. Fue un interesante tema de conversación, más aún cuando era una pareja que daba una digna impresión de estabilidad a pesar de sus circunstancias personales. Y así podría seguir con cotilleos, confirmaciones, desmentidos... La sensación de poder ser receptor de datos esporádicos para luego juntar piezas de puzzle es como un juego de salón de alta sociedad, un entretenimiento que permite que las personas nos conozcamos un poco más de forma más indirecta y creyendo que no abrimos nuestros corazones más de lo que quisiéramos. Pero en el fondo estamos deseando compartirlo con los demás.


Otro interesante entretenimiento de estos actos es observar comportamientos. Si son de gente conocida es más interesante y entretenido aún. Y si los puedes compartir con alguien que disfrute tanto como tú, es un placer innegable. Para mí lo fue. Como animales sociales que somos, tendemos a relacionarnos con lo que creemos una fluidez natural, pero no es así. Todos actuamos de una manera u otra siendo conscientes o no de ello. Y la gente que es consciente creyendo que no se le nota, es la mejor candidata de ser observada. Por ejemplo, el típico marica ansioso de elogios que se siente la reina del baile y le encanta actuar como tal. Teníamos uno de esos en la celebración. Era delicioso verle fluir de grupo en grupo de gente cada cierto tiempo, con un vaso en la mano y gesto amanerado intentando demostrar sus amplios conocimientos en (pongase aquí el tema del que se estuviera hablando). Reía con los chistes, se impresionaba con las noticias impactantes, asentía con los comentarios interesantes... En realidad el perfecto invitado, llevando el glamur al mejor de sus ejemplos. Y sin embargo, cuando es una persona que conoces, puedes imaginarte que esa dignidad queda apartada cuando alguien se baja los calzoncillos a la altura de su cara o se pasa un par de copas de su límite etílico. Cuando has visto a esa persona ser la más arrastrada de una fiesta o hacer algún ridículo espantoso sin que sea consciente... Creedme, no la miras con los mismos ojos cuando está asegurando que su vida es maravillosa porque tiene todo lo que desea y un poquito más. Ay perra... Si yo contara...

Sólo os dejaré caer una pequeña perla para que no os quedéis con las ganas. Uno de los invitados era el Ararteko, el Defensor del Pueblo Vasco. Es un buen amigo, lo conocimos antes de que lo eligieran para el cargo. Y me da un morboooooooo. No he encontrado una foto que le haga justicia, pero es que no es sólo por su físico, es que es un encanto, divertido y seductor. O será la erótica del poder... ¡Vete a saber!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahora con la posibilidad de casarse, me temo que se acabarán aquellas fiestas casi clandestinas, organizadas en pequeños locales que sabían de qué iba el rollo y podía echar la persiana un rato, para que la parejita de turno que se iba a vivir juntos sacaran la tarta y nos la dieran a los amigos y familia: para celebrar su valentía. Es curioso lo que cambian las cosas... y echaré de menos aquellas fiestas, pero no puedo más que alegrarme: todos somos iguales ante la ley. Y a joderse los carcas.

Por cierto... tú dirás lo que quieras, pero tienes unas pintas de Toreador... ;-)

Robin Shilvadin dijo...

Glups! Tú eres tonto? Cómo descubras la Mascarada, hablaré personalmente con el Príncipe para que te someta a la Sexta Tradición! Aunque... tal vez deje que me debas un favor ;) Cuándo te dejas caer por aquí? :D

Anónimo dijo...

Uff... es que me pasé a los anti-tribus de los anarquistas. Me aburría tanta ley prieta... ;-)

Para dejarme caer por logroño... mmm, aún pasará un tiempo, aunque no sé cuanto. De momento sigo agobiado con los exámenes (ya sabes, en Julio todo cristo quiere sacarse el permiso de conducir y tráfico irse de vacaciones... un kaos). Me queda un último examen personal a mi nombre el viernes... con mucha suerte apruebo y entonces adiós, se terminó... hasta septiembre. Aunque tengo que seguir estudiando otras cosas para septiembre y diciembre, respectivamente y es probable que vuelva al trailer... pero esta vez a conducir, así que si me toca alguna ruta que pase por allí... ya tomaremos algo en un antro Sabbat la mar de majo que hay en... mmm, a ver que me acuerde... ¿Arnero? Junto a las pirámides.