17 julio, 2006

El ciclo de la vida...

Domingo, 16 de julio de 2006




Y pondría la banda sonora, pero ya me parece excesivo. Creo que captáis la idea. Reciclaje. Nacimiento. Jungla. Se me va la pinza. Empezáis a sospechar. Vamos, lo típico.

Bueno, centrándonos, este fin de semana conocí a una de las nuevas futuras reinitas de Logroño. Y ciertamente cumple con todas las características: joven, fashion, superficial, hipócrita, sexual... Me recuerda a mí cuando era más joven. Y puede que por eso despertara en mí tan malos sentimientos, sobre todo, envidia. Porque después de un rebuscado análisis de los míos del por qué de mis reacciones, he entendido que es lo que puedo sacar en claro de una persona que no soporto pero que no puede dejar de maravillarme. Es como ver un incendio, que sabes que no es bueno, pero no deja de tener cierto encanto.

Dejando aparte la muy manida reflexión de la juventud de hoy en día y su visión de la homosexualidad, además de su modo de vivirla, cada día florecen más rápidamente las "reinitas" en los ambientes. Son fáciles de detectar si te mueves con cierta regularidad por bares donde pueden llamar la atención. Si no la llaman, se van a otro sitio, la competencia siempre es importante saber llevarla. Estos niños actúan por puro instinto (generalmente sexual), olvidándose muchas veces de que tratan con personas. Buscan su propio placer, bien sea en la cama, en la seducción, en las drogas, en la humillación; pero siempre con una sonrisa de suficiencia en los labios como si añadieran el insulto a la bofetada. Se consideran los dueños del espacio que ocupan y con derecho a criticar a todo el mundo por la mera razón de no entrar en su estilo estético (habitualmente sacado de alguna tienda de última moda). Se les puede considerar odiosos o simplemente molestos. Se les puede ignorar o tratar con ellos casi como amigos... Hay hasta quien llega a enamorarse de ellos.

Yo antes era así. Posiblemente por eso la envidia me estuvo corroyendo parte de la noche. Apareció alguien nuevo y me resultó sencillo notar que había posado su mirada depredadora sobre él. Era una táctica sencilla pero ciertamente eficiente: "estoy bueno y te doy una oportunidad para follarme". Gravitó poco a poco hacia la presa, con un movimiento pendular de anteción, haciendo caso sólo a ratos y cuando no tenía a alguien más interesante con quien hablar en ese momento. Alabó sus virtudes y se sentó en sus rodillas, con una imagen de lo más paternal (tengo una foto del momento, pero tendréis que insistir mucho para que la publique). Según avanzó la velada, un par de buenos refrotes fueron el broche que indicaba que había clavado sus colmillos con fuerza en la testuz de la víctima, que sin darse cuenta había caído en la tela de araña que se había tejido a su alrededor. Y al día siguiente, sábado, más de lo mismo, pero mucho más evidente, puesto que ya era "vox populi" que era SU presa, de nadie más.

Yo era antes así y por eso pude reconocerme en cada paso, en cada movimiento perfectamente estudiado, en cada gesto de apariencia natural. Yo era ese depredador que se enroscaba alrededor de su presa para proporcionarle placeres infinitos mientras alimentaba mi propio ego diciéndome que era deseable, que era atractivo y que la gente me buscaba. Pero el ciclo de la vida continúa y yo crecí, perdí pelo, me enamoré y empecé a tener relaciones serias. Las viejas glorias deben dejar paso a las nuevas generaciones. Y este muchacho parece un buen referente en ese sentido. Aunque muchas veces he visto "aspirantes" a reina de la noche, este chico es el primero que ciertamente considero una futura promesa, alguien que conseguirá estar en boca de todos durante unos años, mientras su corona no tiemble sobre su engominado cabello. Y me sigo viendo reflejado. Y sigo sintiendo algo de envidia y nostalgia por lo que fui y viví.

No me vengáis ahora con los típicos comentarios para levantarme el ánimo, ya estoy mejor. Sé que sigo siendo interesante, que mantengo cierto atractivo y que sigo siendo un depredador que en su fuero interno nunca descansa. Sin embargo, enfrentarme a un pequeño reflejo de mí mismo hace años, también me hace reflexionar retrospectivamente sobre esa época de mi vida y lo mucho o poco que he cambiado en algunos aspectos. Las conclusiones no son vinculantes, son meras reflexiones, como he dicho. Me gusta vivir y disfrutar el momento y no arrepentirme demasiado de lo que ya no tiene arreglo.

Tenemos una nueva corona despuntando en la ciudad, chicos. Llevad preservativos encima por si acaso os asalta...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues en vez de envidia deberías sentir orgullo: enséñale lo que falta; lo que aún no ha visto. Ayúdale a ser reina por muchos años. ¿Qué mejor placer que encontrar tú mismo a quien vaya a quedar en tu lugar? Es cosa del legado...

Por cierto, ya que lo pides: «insisto mucho en que publiques la foto» XD

Anónimo dijo...

¡Yo también quiero ver la foto! Y, ya de paso, si hubiera un vídeo picantón sería mejor aún.

Y, respecto a tu síndrome del Príncipe destronado, piensa que cada edad tiene sus ventajas. Considera lo que dice euskanbria, que yo refrasearía así: tal vez sea el momento de que asciendas en la escala del glamour y pases de ser Reina a Reina Madre. Ahora podrás por fin ponerte esos sombreros de flores que tanto te gustan, vivir conservado en ginebra y ser adorado por las masas como esa figura venerable y querida que hace recordar lo bonita e inofensiva que es la monarquía del papel couché. Y no olvides las batallitas, tienes que contar muchas batallitas de cuando eras joven.

Anónimo dijo...

INISTIMOS EN VER LA FOTO xD

Bueno, quizas ya no sea la reina "oficial" pero muchas veces el verdadero poder no reside luminoso y visible sino q se encuentra en el lado oscuro, manejando los hilos desde la sombra. (uy q friki me salio eso del lado oscuro)

Y para esto se necesitan contactos los contactos los da la edad

Anónimo dijo...

Envidia de una reina? nostalgia por eso? en fins, q pena.

Salu2