03 julio, 2006

Fin de semana en Madrid (Orgullo 2006)

Domingo, 2 de julio de 2006

Vuelvo en parte triste y apesadumbrado. Siempre me pasa cuando retorno del Orgullo, debería estar acostumbrado. Volver de unos días de vacaciones siempre es un asco, porque el trabajo no va a ser ni la mitad de divertido que el finde del Orgullo en Chueca, vamos, ni la millonésima parte. Ni la millonésima parte de la millonésima parte... Bueno, creo que más o menos os hacéis a la idea...



Este año ha sido tan diferente como todos los años. Para empezar bajamos con el vitoriano de turno que se apunta a un bombardeo y fue un acierto. Además quedamos con gente por allí abajo tanto el viernes como el sábado y así se refrescan las amistades (al menos con las que quedas, claro) y conoces gente nueva. Hasta ahí como si hubiera sido un viaje del IMSERSO a Benidorm, vamos. Cambia el hecho de que este fin de semana la población homosexual en Madrid se multiplica como las moscas en verano y eso hace un paseo por Chueca más interesante. De hecho hace que una de mis mayores pasiones se sienta complacida: el coqueteo. Lo hablábamos este fin de semana en uno de esos momentos de terraza de zumos que hemos tenido. Un fin de semana normal, en Chueca, como en cualquier ciudad del mundo, la gente sale con la sana intención de pasarlo bien y, si hay suerte, pillar un buen polvazo. Sin embargo, el fin de semana del Orgullo, es más habitual buscar ese polvazo de una manera más divertida, sin tanta ansiedad. Pude intercambiar muchas miradas de complicidad, sonrisas fugaces de gente que no vas a volver a ver, pero que te dicen que les pareces atractivo o al menos resultón y que les has llamado la atención. Hubo tres casos concretos en los que la cosa fue un poco más allá, con varias miradas cruzadas, más sonrisas más que cómplices e incluso el último hubiera dado un paso más de no ver que, evidentemente, abrazaba y besaba a mi novio, que para algo estaba el pobre.



Sigo echando de menos aquellos tiempos en los que podía coquetear sin tapujos. En realidad creo que es una forma de satisfacer algún complejo de inferioridad o de fealdad que tengo. Al coquetear y sentir que me devuelven el coqueteo, me siento guapo, me siento gustado y correspondido, me siento atractivo al menos para esa persona. Los complejos desaparecen, camino seguro en un terreno inestable y la emoción de la "caza", del juego, me sube la adrenalina. Es como una droga pero sin consecuencias a corto plazo, sin demasiados daños colaterales. El sexo es la única consecuencia complementaria que, desde luego, no me resulta nada perjudicial. El hecho de tener pareja estable y no necesariamente abierta evidentemente corta bastante con la dinámica, pero una de las cosas que le dejé claras a Javi al empezar a salir fue que necesitaba el coqueteo en mi vida, que no podía quitármelo, porque no significaba que me fuese a acostar con nadie. Me lo permite con ciertas limitaciones que acepto a regañadientes pero como parte del pacto que tenemos. Una relación a veces implica sacrificar cosas, pero en este caso es un sacrificio voluntario.



Sin embargo creo que es una idea muy mía que la gente no comparte. El juego de la seducción, las miradas, a veces parece que a la gente le resulta una pérdida de tiempo, un paso innecesario porque lo que importa es lo de fuera y saber si hay tema o no rápidamente. Sí puede darse el caso de que los primeros momentos crucen miradas para asegurarse de que sabes que están interesados en ti, pero poco más. Lo siguiente es acercarse y toscamente asegurarse de que hay posibilidades de echar un polvo. Si no, para qué perder el tiempo. Y eso, dando por hecho que les intereses físicamente... En cuanto hay un cruce de comentarios con doble sentido, jugueteos con los pies o con las manos, se sorprenden de tal manera que no saben muchas veces cómo reaccionar, aunque en general les excita tanto que te desnudarían donde estés y te lo harían allí mismo. Así somos los tíos. Lo raro es encontrar uno que sepa seguir el juego, que capte y envíe señales. Si hay alguien así, conmigo ha ganado la mitad de la partida, porque podrá haber o no sexo, podrá haber o no cita, pero la complicidad ya está ganada. Y si hay complicidad, puede haber muchas más cosas.


Y, bueno, creo que va siendo hora de terminar con la reflexión de hoy, porque con este tema podría tirarme horas y horas... Sólo quería comentar algo de este fin de semana que sí que es más digno de mención que cualquier otra cosa. El sábado por la noche, después de la Mani y la fiesta posterior, en la cama, antes de dormir, Javi me preguntó si quería que viviéramos juntos. Me entró la risa nerviosa. Por fin. Comienza la cuenta atrás. Os mantendré informados.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como ya te dije por teléfono... enhorabuena.
Quiero estar invitado al bodorrio, cuando se celebre.
Será uno de los pocos a los que pueda asistir... y fijo que me lo pasaría de vicio.

Y nada más... cuídate mucho, si no hablamos en una temporada, ahora que yo comienzo unas merecidas (creo) vacaciones.

Anónimo dijo...

Yo a ti te mato!!!!!!

Osea q el domingo no hubo un solo momentin para decirme q te ha propuesto Javi q vivais juntos????
Mira q tener q enterarme por aqui......
En fin mi mas sincera enhorawena y me apunto al sigueinte bombardeo

:D