21 julio, 2006

Sorpresas que te da la vida

Jueves, 20 de julio de 2006

Antes que nada, ya estoy mejor. Lo de ayer pasó como un mala tormenta de verano y desde luego puede volver a repetirse, pero no esta noche. Gracias a quienes se preocuparon y a quienes estuvieron ahí con mi chaparrón echándome un cable con un paraguas virtual. Se agradece y se devolverá el favor.

Voy a retomar el tema que dejé pendiente ayer... O el día anterior... O el otro, no sé. La verdad es que tengo la cabeza un poco perdida estos días en los que sólo me levanto y voy a trabajar, sin diferenciación entre unos y otros. Qué asco de verano, de verdad. Sin embargo el otro día, cual comentario desinteresado, cayó en mis manos una información sumamente interesante y que me abrió los ojos acerca de cierto tema. Como dije, dado que son personas que puede que conozcáis (o no, pero es lo mismo), mantendré todo en el más absoluto anonimato.

Básicamente venía a cuento la relación de una persona con otras dos, que me daba pistas de por qué la persona A había tenido cierto tipo de relación conmigo (no necesariamente sexual, claro). Digamos que comprendí un poco más algunas circunstancias que hicieron que me sintiera un poco utilizado y desde luego algo ninguneado. Y como a cualquier ser humano con dos dedos de frente y un poco de autoestima (un nivel mínimo, tampoco exagerando), eso de que te hagan de menos, que te sientas segundo plato en la mesa o que te consideren un mero entretenimiento... "Va a ser que no, oiga".

Un servidor se tiene por medianamente íntegro con su propia autoestima (crisis mediante) y saberse merecedor de las migajas de otros no es lo que quita el hambre. Sirva como descargo de la persona A que me pareció relativamente convincente lo que dijo acerca de mí y lo que yo le... interesaba, gustaba, admiraba? A saber lo que era en realidad. El caso es que permitió un acercamiento, que era lo que yo deseaba, porque esa persona realmente me había encandilado sin una razón aparente. Yo estaba prendado de algo que me resultaba inalcanzable y ansiaba algo que era en absoluto inadecuado. Sin embargo hubo "química", conversaciones tirando a interesantes y confidencias en voz baja. Yo era consciente del poco control que tenía de la situación, que todo me era dado con generosidad vaticana y que no debía esperar nada, pero aún así seguía con la mano tendida, como el mendigo a la salida de misa. Y fíjate tú que parece ser que la persona A hacía lo mismo pero con las otras personas que he comentado anteriormente... Eso debe ser que hay justicia divina o una divina en la justicia o algo por el estilo. Lo que yo os diga.

Las relaciones interpersonales son complejas y no hay nadie que lo niegue. Sólo entre dos personas hay más hilos enredados que en un jersey de ganchillo. Las intenciones de cada cual, sus deseos, su pasado, sus actuales circunstancias, su actitud ante la vida... Todo influye para que la cosa vaya bien o mal, o muy bien o terriblemente mal. Sin embargo muchas veces sólo somos conscientes de nuestro entorno personal, sin saber ni querer conocer qué espera o desea la otra persona. Pensamos que podemos ser tan evidentemente inteligentes o deslumbrantemente interesantes que la persona A acabará cayendo en nuestros brazos sin poder evitarlo. Y resulta que no. Chasco, decepción, mal rollo, putada... Llámalo X, pero en el fondo nos lo hemos buscado. Hemos puesto una meta a una situación en la que tenemos poco control y desde luego sólo la mitad de la capacidad decisoria. Por mucho que digamos que el corazón mandaba sobre la cabeza o que no nos paramos a pensarlo antes. Se siente, la vida es un juego en el que no puedes cargar la partida justo antes de la hecatombe. Eso se aprende caída a caída. Y a pesar de todo, volvemos a caer si se nos presta la ocasión. "Estos humanos...", que diría un muchachito que conozco yo.

Creo que esta noche he ido derivando de tema a tema sin concierto aparente. Posiblemente sea debido a que no tenía muy claro lo que quería decir. He dejado que los pensamientos fluyeran como un torrente primaveral sin poner dique, como tal vez debería haber hecho. En fin, uno que es así, aunque ahora que lo pienso... creo que me he dejado un par de cosas en el tintero que quería haber comentado... Bah, es tarde, para otro día.

¿La imagen de hoy? Pues mira, os dejo con la torre de la Colegiata de Alfaro (un pueblo de La Rioja) a la que le cayó un rayo encima y por lo visto le dio por incendiarse. Han sido captadas imágenes tan espectaculares como ésta.

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