17 junio, 2006

La Ley de Murphy vuelve a la carga

Viernes, 16 de junio de 2006

Terrible sensación donde las haya. Tras sendas conversaciones con mi jefa y la jefa de mi jefa es evidente que o bien doy un giro a mi momento laboral o mejor lo dejo todo y me busco la vida donde sea. Como hoy por hoy mi sueldo sigue pagando las facturas, el gimnasio, mis caprichos y demás parafernalia consumista, creo que no me despediré por el momento por muy negativo y cansado que esté. Vamos, el ciclo de siempre.

La encargada de zona, durante nuestra conversación sugirió que va a crearse un puesto nuevo, Assitant de Seguros de División. ¿Qué es esto? Pues que toda la franja norte tendría un responsable del Departamento de Seguros para llevar los resultados, incentivar, controlar las ventas, proponer sugerencias... Sería un cambio de aires, desde Galicia hasta Barcelona. No lo sé, estoy aún planteándomelo porque el puesto no ha visto la luz (pero corren rumores de que va a ser este mes). Imprescindible buenos resultados de los candidatos en ventas de seguros. Así que como posibilidad de cambio y como forma de autoincentivarme, ayer me puse "agresivo" y ofrecí de todo a todo el mundo. Y la gente fue picando (tampoco fue maravilloso, pero no hice un mal día).

Pero como siempre, Murphy ataca de nuevo. Yo recién salido de mi apatía, yo figiendo enormes sonrisas con todos los clientes, yo atendiendo como si fuera el rey de la barraca, topé con la horma de mi zapato. El cliente al que voy a entregarle un teléfono de portabiliad (cambio de compañía para los legos) y estaba muy contento con el trato recibido. Todo perfecto: sonrisas, bromas, buen rollito... Me deja un teléfono viejo y yo con mi táctica habitual le ofrezco hacerle el descuento en el seguro, para que se lo lleve sin más tardanza. Ay de mí, qué cambio de actitud. El hombre por lo visto, se había empollado de Pe a Pa la revista y me dice que entonces es publicidad engañosa lo que ofrecemos del descuento por el terminal viejo. Yo, no quierendo dejar escapar un seguro tan claro, le explico que el descuento lo tiene, pero en el seguro, pero si no le interesa, pues que no deje el móvil viejo. Desde estafadores, engañosos, quejas... Me puso a parir, pero yo me mantuve firme con un intento de amabilidad y siendo claro. Incluso le indiqué el número de teléfono de atención al cliente, dejándole claro que lo que le dijeran allí, iría a misa (sabiendo que le prometerían el descuento en su teléfono recién comprado, no en el seguro). Se marchó asegurando que removería Roma con Santiago, pondría quejas en todos los sitios y vete a saber qué más historias.



Jarro de agua fría, pero aún así había que mantener el tipo. En menos de una hora, mail de mi jefa de zona reenviándome la versión del hombre en Atención al Cliente. Vamos, poco más que le puse una pistola en la sien para que cogiese el seguro... Además, después de mirarme tres veces la chapa con el nombre, les dijo que le había atendido un chico de ojos claros y que se apellidaba Herrero. Vamos, se había fijado bien el tipo. Di mi explicación de los hecho y mañana el hombre volverá a que le hagamos el descuento pertinente (cosa que me parece perfecta, pero ojalá el móvil le dure menos que unas bragas de caramelo en pleno agosto). Y ya veremos si la cosa no llega a mayores.


A ver, para qué cuento esto. Primero, para desahogarme, porque la situación es y va a ser incómoda y no sé qué consecuencias me traerá. Estoy tranquilo, no se me va a despedir, pero aún así sigue siendo incómodo. Segundo, para dejar claro que muchas veces la presión de las empresas del tipo de la mía hace que nos tengamos que inventar unas tácticas que distan mucho de ser éticas y menos aún legales para un cliente quiquilloso. La presión, en mi caso, para vender seguros, hace que casi tengamos que metérselo al cliente por los ojos, con el miedo de que a su terminal le pase algo, que si se lo roban, que es poco dinero... Y por fin mis más terribles temores se han cumplido, porque alguien nos ha pillado la trampa y ha montado jaleo. Todo por intentar complacer los objetivos de mi empresa cueste lo que cueste...

1 comentario:

Anónimo dijo...

[...] Es lo que suele pasar cuando se trata de vender y ganar dinero: el timo de la estampita, pero con pajarita y chaleco. No lo digo por ti, que al final eres un mandao, sino por las técnicas de venta a las que recurren las empresas: me dan asco, sinceramente. Por eso precisamente, aunque dicen que se me daría bien, evito cualquier trabajo relacionado: aún tengo principios y uno de ellos es la sinceridad, sería incapaz de torearme a nadie por cuatro duros. Por supuesto puedo mentir... pero por otra serie de cosas. En cualquier caso, ánimo chico, y pasa como de la mierda de todas las movidas: clientes estúpidos hay en todos los sitios, el problema es, básicamente, que tiene toda la razón... o al menos es la conclusión que saco de tu post. Seguro que te viene bien para el futuro: por cierto, que si se fijo tanto... a lo mejor lo que quiere es volver a verte, pero fuera de la tienda ;-)