07 septiembre, 2006

De la cafeína y sus efectos

Jueves, 7 de septiembre de 2006

No sé si maldecir al conocido compuesto químico o alabar sus virtudes, porque me tiene un tanto descolocado. O colocado más bien. Bueno, ahora no, pero empieza a convertirse en una costumbre porque...

A ver, que me explico. Es algo conocido por casi todo el mundo que me han trasladado de tienda, una a pie de calle con el detestable horario partido (el comercial me refiero) y un aire acondicionado que funciona menos que las neuronas de los que han entrado hoy en Gran Hermano. Creo que llegamos sin esforzarnos a 40 grados en el interior, unido al ruido vibratorio de las obras del exterior y al inútil esfuerzo del ventilador que parece más bien un objeto decorativo. Así, mientras la jefa escupe veneno por teléfono a los encargados de mantenimiento de central, nos conformamos con dejarnos el sueldo en botellines de agua y coca-colas (las mías light, por supuesto). Y he ahí el problema, que la coca-cola tiene cafeína y a un servidor le afecta tal vez un poco excesivamente. O sin "un poco".

Si tengo el estómago más o menos vacío, subirme por las paredes sería bastante acertado. Es como si me hubiera metido una ralla pero siendo menos perjudicial para mi salud. Aunque todo tiene sus ventajas. El otro día tocaba cambio de cartelería por el cambio de mes, había que poner patas arriba la tienda, cambiar todo de sitio... Una hora y media extra nos costó (que nos pagarán, desde luego), pero yo parecía un huracán, de aquí para allá, poniendo los teléfonos nuevos, tirando los precios viejos... Mi compañera (de la que tendré que hablar otro día, porque merece un texto entero para ella sola) alucinada, porque estaba en estado de completa alteración y ni tan siquiera podía dejar de moverme cuando terminamos. De hecho me fui a casa andando, media horita que hice en algo menos de tiempo. Ayer algo parecido y hoy casi casi, pero he optado por el agua a última hora, fresquita y sanita. Y menos mal... Ciertamente mi metabolismo tendente al nerviosismo hace que el efecto excitante (no sexualmente) de la cafeína se multiplique...


¿Y a santo de qué viene esto? Buena pregunta. Posiblemente por rellenar, porque no ha ocurrido nada digno de mención o que quiera mencionar en mi vida. Estoy bien, quiero estar mejor. Ya va siendo hora de encarrilar mi vida. (Y hoy blogger no quiere dejarme subir una foto... Con lo mona que es la fórmula de la cafeíana...)

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