09 septiembre, 2006

La joven del agua

Viernes, 8 de septiembre de 2006

Hoy parece que el blog se va a portar bien y me va a dejar poner las imágenes que quiera. Mejor, no me gusta tanto texto plano, acaba siendo aburrido. Y cuando me da por escribir, puede resultar muy muy aburrido, lo sé.

En fin, esta noche hemos ido al cine. Sorprendente, pero ya tocaba. Como podéis observar hemos ido a ver "La joven del agua". Preciosa (y no sólo la joven). Ciertamente es un cuento precioso para adultos, con todos los componentes: intriga, emoción, ternura... Si vas a ver la película abierto de mente, o tal vez mejor, con la mente de un niño, sales con una sensación especial, una paz interior un poco tonta, pero realmente gratificante. No se convertirá en una de mis películas de culto, pero ciertamente recomendable. No os cuento más porque merece la pena ir a verla.


Respecto al día... Estoy entre nervioso y emocionado. Ojalá el plan de ir a Pamplona salga adelante, porque me apetece muchísimo. Y a Javi. Posiblemente los dos queramos salir de la rutina de Logroño que abandonamos antes de las vacaciones y que ahora no nos apetece recuperar. Evidentemente influye lo que podemos encontrar allí, aunque eso es lo que no tenemos muy claro. Quiero/queremos encontrar a un soldadito valiente que nos haga de guía turístico por su colchón (frase de Andrés Lewin), pero que no importará si al final nos tenemos que dar un paseo los cuatro. Lo importante es compartir momentos, ser feliz y ver a la gente a tu alrededor feliz. Con las miradas cómplices que habrá será suficiente para quedarme satisfecho (más quisiera yo, pero tendré que conformarme).

Sin embargo el plan hace aguas por varios frentes y eso me pone un poco histérico. Cuando me he marcado un objetivo, no me gusta que cambie en el último momento. Sé que en casos como éste no depende únicamente de mí, pero aún así me crispa los nervios. Tengo todos los sentidos y las esperanzas puestos en lo que ocurra en menos de 24 horas, pero se puede truncar por circunstancias que me son imposibles de controlar. Y quedaría muy decepcionado... O tal vez no sea ésa la definición correcta, me quedaría más bien... apático, desapasionado. Las energías se han gastado inútilmente y no ha servido de nada. Y con esto no quiero culpar a nadie, porque como digo, no tengo control sobre todo ni todos, pero la sensación me cubriría como un manto liviano haciendo que lo único que me apeteciese es dejar que el tic-tac del metafórico reloj de la vida sonara hasta que diese la última campanada. Pero esto es sólo una posibilidad. Aún no sé lo que va a ocurrir de ninguna manera, pero veo las consecuencias de las posibilidades probables, simplemente. Una de ellas es que no haya viaje a Pamplona, la otra es que sí que lo haya. A partir de ahí hay más variantes dentro de cada línea principal, pero no voy a empezar ahora a dibujar un árbol con las ramas desplegadas y comentarlas una a una, creo que no tendría suficiente espacio en el blog...


Mañana es un día lleno de espectativas y esperanzas. Me apetece un abrazo largo y cálido y una sonrisa de las que derriten los casquetes polares. Me apetece charlar de cosas divertidas y poder dar un paseo por el maravilloso Parque de la Taconera (véase vista de pájaro sobre estas líneas) en un día lleno de sol con alguna nube ocasional. ¿Se cumplirá mi deseo esta vez?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y con este... cuantos de esos planes imposibles se han realizado ya? ME COMPLICARAS LA VIDA.